El aumento en la prevalencia del hígado graso ha ocurrido en forma paralela al aumento de la obesidad y de la diabetes.
El Dr. Gabriel Mezzano Puentes, presidente de la Asociación Chilena de Hepatología (Achhep), hace referencia a los datos entregados en la Encuesta Nacional de Salud realizada el año 2016 y 2017, que revelaron que un 74% de los chilenos presentaban sobrepeso y un 12% de los adultos mayores tenía diabetes mellitus.
Para el especialista, el principal problema sobre esta enfermedad es que su tratamiento requiere de un cambio significativo y sostenido del estilo de vida, lo que significa mayor conciencia y compromiso de parte de los pacientes.
Según estudios a nivel mundial y en Chile, se estima que entre un 25 y 30% de la población tendría hígado graso, cifra que se eleva incluso hasta un 75%, entre en las personas con obesidad y/o diabetes.
Estos datos son muy similares a los expuestos por países como Estados Unidos, en los que esta enfermedad ha desplazado a otras causas, siendo actualmente la principal determinante de trasplante hepático.
Esta enfermedad se asocia a componentes genéticos que son más frecuentes en población latinoamericana, que afecta tanto a niños como adultos y hasta un 10% de personas sin otras enfermedades y de peso normal.
Otras enfermedades
Múltiples estudios internacionales han mostrado que la presencia de esta enfermedad se asocia a importantes gastos y recursos del sistema de salud a diferencia de otras enfermedades hepáticas. Sin embrago, los cuidados necesarios en su gran mayoría pueden ser realizados en atención primaria de salud con un equipo multidisciplinario reforzando las medidas de alimentación y la realización de ejercicio físico.
El Dr. Francisco Barrera, hepatólogo y vicepresidente de la Achhep, explica que “el gran problema es que alrededor de un 20-30% de las personas que tienen hígado graso desarrollará a través de los años una forma de enfermedad hepática más avanzada denominada esteatohepatitis no alcohólica y que tiene el riesgo de progresar a cirrosis, cáncer hepático e incluso causar la muerte”.
Si se extrapolan estos datos a la población chilena, se trata de un numero importante de pacientes que requerirán controles.
Estilo de vida
El Dr. Juan Pablo Arab, director de la Achhep, comenta que el hígado graso en general no da síntomas evidentes en las fases tempranas de la enfermedad y el diagnóstico se realiza habitualmente por un hallazgo incidental en una ecografía abdominal o en los exámenes de sangre.
“Actualmente no existen medicamentos efectivos aprobados específicamente para esta enfermedad, sin embargo, existen múltiples en vías de desarrollo con resultados preliminares alentadores”, señala.
“No obstante, es posible detener su progresión a daño hepático grave mediante un cambio en el estilo de vida, centrado en la actividad física y una correcta alimentación baja en hidratos de carbono (azúcares)”, puntualiza Arab.
Los especialistas sugieren que toda persona en sus controles médicos debe consultar por la presencia de hígado graso, especialmente si presenta sobrepeso, obesidad, diabetes, hipertensión arterial, resistencia a la insulina, colesterol o triglicéridos elevados.