En un informe pionero, el Consejo de la OMS sobre los Aspectos Económicos de la Salud para Todos propone un ambicioso cambio de rumbo que permita poner la economía al servicio de lo más importante: la salud de las personas.
Este Consejo, que preside la catedrática Mariana Mazzucato y está conformado por mujeres, fue establecido en noviembre de 2020 por el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), como respuesta a la pandemia de Covid-19.
El grupo ha dedicado los dos últimos años a replantear la economía desde la perspectiva sanitarios y a impulsar el principio de que la salud de las personas y del planeta debe ser el aspecto más importante a la hora de estructurar los sistemas y políticas.
El Consejo articuló un discurso ambicioso fundamentado en una nueva concepción de la economía, de forma que se reoriente para proteger la salud de todas las personas en torno a cuatro ejes interrelacionados:
• Valor: hay que valorar y medir lo que importa utilizando nuevos parámetros económicos.
• Financiación: cómo financiar la salud para todos concebida como una inversión a largo plazo, en vez de como un costo a corto plazo.
• Innovación: cómo potenciar la innovación en la esfera de la salud para el bien común.
• Capacidad: cómo reforzar la capacidad dinámica del sector público para ofrecer salud para todos.
“Hace dos años, pedí a un equipo de economistas y expertas en salud pública de renombre mundial -todas ellas mujeres- que revolucionaran nuestra idea de la economía. Ahora disponemos de una hoja de ruta que, en vez de considerar que la salud para todos es un elemento al servicio del crecimiento económico, nos permite estructurar la actividad económica para que todas las personas puedan utilizar los servicios de salud esenciales más rápidamente y con mejores resultados”, resaltó el director general de la OMS.
La catedrática Mariana Mazzucato destacó que “en los dos últimos años el Consejo ha estado formulando un nuevo enfoque económico para que la financiación de la salud deje de considerarse un gasto y se vea como una inversión. Hemos estudiado los cambios que cabía introducir -por ejemplo, en la estructura de las patentes, las colaboraciones público-privadas y los presupuestos- con el fin de idear una economía que ofrezca salud para todos”.
“En nuestro informe final, pedimos que la nueva política económica deje de centrarse en corregir los fallos del mercado para configurarlo de forma dinámica y colaborativa a fin de priorizar la salud humana y la del planeta”, agregó la presidenta del Consejo.
La presentación del nuevo informe coincide con la 76ª Asamblea Mundial de la Salud, con el título Health for All: Transforming economies to deliver what matters. A partir de la labor desarrollada por el Consejo, se establece un nuevo marco basado en los cuatro ejes mencionados y se formulan recomendaciones específicas para cada uno de ellos.
Estas son las principales recomendaciones:
• Valorar y medir lo que realmente importa, es decir, la prosperidad de las personas y del planeta, y no la búsqueda del crecimiento económico y el aumento del PIB sin tener en cuenta sus consecuencias.
• La salud para todos no se podrá lograr si los gobiernos no se replantean los aspectos que cabe valorar y no reconfiguran y reorientan la economía hacia el bienestar de las personas y el planeta, utilizando nuevos parámetros.
• Hay que reestructurar de arriba abajo los sistemas nacionales e internacionales de financiación de la sanidad para que el gasto en atención de salud se considere una inversión a largo plazo. A fin de ofrecer salud para todos no solo hará falta aumentar las cifras invertidas, sino también mejorar la calidad de la financiación.
• Hay que confiar en la inteligencia colectiva, porque las innovaciones nunca son fruto de una sola empresa u organismo público. La innovación debe regirse por el principio del bien común para que beneficie a todas las personas. En el nuevo ecosistema integral de innovación sanitaria, la prioridad es el bien común.
• Como se ha comprobado durante la pandemia de Covid-19, la calidad y la capacidad de la administración pública son importantes. La eficacia de los servicios públicos no depende de su envergadura, sino de que tengan una estructura adecuada y dispongan de los recursos necesarios, tanto económicos como humanos e infraestructurales. Para que todas las personas tengan acceso a la atención de salud es fundamental invertir en la capacidad de las administraciones públicas.