Una actualización sobre el manejo de la rosácea en la Atención Primaria de Salud (APS) fue publicada por la residente de Medicina Familiar de la Universidad Católica, Dra. M. Macarena Santidrián, en colaboración con la docente, Dra. Isabel Mora.
En el artículo, la especialista explica que esta es una enfermedad inflamatoria cutánea frecuente, crónica y recurrente, que puede afectar significativamente el bienestar de las personas. Se estima que la epidemiología mundial es de un 5.5%.
La rosácea es una patología inflamatoria crónica de la piel que se presenta con eritema centrofacial en mejillas, nariz, mentón y parte central de la frente. Además, presenta una serie de manifestaciones cutáneas en episodios recurrentes las que incluyen telangectasias (vasos sanguíneos pequeños y dilatados en la piel), pápulas, pústulas, cambios fimatosos y síntomas oculares.
Impacto psicosocial
La Dra. Santidrián señala que la edad de comienzo de esta enfermedad es entre los 30 y 50 años, pero puede ocurrir en cualquier etapa de la vida. “Se observa predominantemente en mujeres y tiene una asociación familiar, con historia de antecedentes familiares en un 20 % de los pacientes”, detalla.
Sobre sus causas, indica que es multifactorial y aún está en desarrollo, “pero anomalía de la inmunidad, desregulación neurovascular y crecimiento de organismos comensales son los principales involucrados”.
En relación con la calidad de vida de quienes padecen rosácea, la médico asegura que “esta enfermedad tiene un alto impacto psicosocial y se asocia significativamente con trastornos de ansiedad y depresión”.
“Numerosos estudios reportan la asociación entre la rosácea con enfermedades sistémicas. Esta coexistencia entre patologías podría hablar de que la inflamación crónica presente en la rosácea pueda ser también sistémica”, expone el artículo.
Comorbilidad emocional
Para descartar diagnósticos diferenciales, la especialista sostiene que es importante realizar una correcta anamnesis y examen físico. “El diagnóstico de rosácea es clínico, guardándose la biopsia solo para descartar otros diagnósticos, ya que las características histopatológicas de la rosácea generalmente no son específicas”, dice el apartado.
Como tema prioritario, se asegura que en la evaluación del paciente se debe identificar la comorbilidad emocional y aspectos relacionados con el impacto de la rosácea en la vida social y laboral de cada persona.
“Los objetivos del tratamiento incluyen lograr una piel sin lesiones, minimizar el impacto en la calidad de vida, maximizar el tiempo hasta la recaída de la enfermedad? y lograr la satisfacción del paciente con el tratamiento”, considera la publicación.
Principales desencadenantes
No existe cura para la rosácea, por lo que, “el manejo comienza con la educación de los pacientes sobre la condición crónica y recidivante de la enfermedad”, destaca la Dra. Santidrián.
“Es importante estar atentos a los desencadenantes y agravantes que pueden ser independientes en cada persona. Mantener un diario es un medio útil para identificar los estímulos y desencadenantes que puedan exacerbar la rosácea de manera individual”, postula el artículo.
Los desencadenantes más frecuentes reportados por los pacientes con rosácea en una encuesta realizada por National Rosacea Society son:
• Exposición al sol 81%
• Estrés emocional 79%
• Clima caliente 75%
• Viento 57%
• Ejercicio pesado 56%
• Consumo de alcohol 52%
• Baños calientes 51%
• Clima frío 46%
• Comida picante 45%
• Humedad 44%
• Ciertos productos para el cuidado de la piel 41%
• Bebidas calientes 36%
• Medicamentos 15%
• Otros factores 24%
Manejo farmacológico
Sobre los tratamientos específicos, se advierte que deben estar dirigidos a las características clínicas de cada persona. En caso de presentar múltiples características, se debe considerar el tratamiento combinado.
Dentro de los medicamentos actualmente aprobados por la FDA se encuentran la Brimonidina 0.33%, Oximetazolina 1%, Metronidazol 0.75%-1%, Ácido Azelaico 15%, Ivermectrina 1 % y Doxiciclina 40 mg de liberación modificada.
Respecto del seguimiento, el texto hace hincapié en que “se debe mantener un diálogo permanente entre médico y paciente?, monitoreando la adherencia y la satisfacción de este, evaluando además la tolerabilidad, costo y eficacia del tratamiento”.
Enlace para revisar el trabajo completo.