Con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que se conmemora entre el 1 y el 7 de agosto, el Dr. Gerardo Weisstaub, Profesor Titular de la Unidad de Nutrición Pública del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, comparte el siguiente artículo en que destaca el aporte de esta práctica vital.
El tiempo es capaz de corroer, desde las raíces, todos los fundamentos que intentan sostener la inalterabilidad de las certezas. Solo hace falta analizar cómo entendíamos algunas cosas hace siglos. Para el médico Galeno el “espíritu natura” estaba en el hígado. Alguna vez la humanidad creyó que la tierra era plana y estaba en el centro del sistema solar, o que las mujeres tenían una costilla menos que los hombres. En cada área de la ciencia podemos encontrar ejemplos en las que las verdades “absolutas” se trasmutan en la arena con la que seguimos construyendo nuevo conocimiento.
Una excepción a esta regla es la leche materna. Cuanto más tiempo pasa tenemos más motivos que justifican la recomendación que hace el Ministerio de Salud de “mantener la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida e iniciar la alimentación complementaria, adecuada y segura, a partir de esa edad, manteniendo la lactancia materna hasta los dos años o más”.
Para cumplir lo anteriormente dicho debemos considerar que se requiere amamantar al niño o niña, idealmente antes de la primera hora de vida, tanto de día como de noche, cada vez que lo desee (“libre demanda”). Alcanzar la meta propuesta requiere el apoyo del sistema de salud, de la familia, de los lugares de trabajo y de la creación de políticas públicas.
La leche materna es un alimento saludable, barato, limpio, que tiene la temperatura ideal, está siempre listo y es amigable con el medio ambiente.
Beneficios para la madre y el bebé
Entre los muchos beneficios conocidos, alimentar a los bebes con leche materna disminuye la mortalidad infantil y la probabilidad de que sufran infecciones (intestinales y respiratorias), diabetes, obesidad, leucemia, muerte súbita.
Además, la mujer que amamanta tiene menor riesgo de padecer diabetes mellitus tipo 2, cáncer (de mama y ovario) y depresión postparto. El riesgo de padecer cualquiera de las condiciones mencionadas tiende a disminuir a mayor duración de la lactancia.
Como si todo lo anterior fuese poco, ocupar las fórmulas lácteas contribuye al cambio climático. Algunos estudios estiman que en el año 2012, considerando solo el consumo de 6 países asiáticos, su uso generó la tercera parte de gases de efecto invernadero que genera Chile en un mes (casi 3 millones de toneladas de CO2 equivalente). Por otro lado, según ha reportado hace algunos la revista Lancet (una de las revistas de medicina más importantes del mundo), no amamantar está asociado a pérdidas económicas de alrededor de $302 mil millones de dólares anuales.
La lactancia para muchas mujeres es una actividad maravillosa, pero a veces es compleja y en esos momentos es importante solicitar apoyo (ej: consejera en lactancia, grupos de lactancia) antes de tomar la decisión de suspenderla. La meta de nuestra sociedad debería ser apoyar a las mujeres que quieren amamantar a sus hijos(as), respetando de manera absoluta a aquellas que luego de recibir información al respecto, por la razón que sea, deciden no amamantar.
Lactancia materna versus fórmulas lácteas
A pesar de todo lo dicho y de la creciente evidencia científica sobre la importancia de la lactancia materna, menos del 50% de los niños y niñas menores de 3 años del mundo son amamantados, según las recomendaciones mencionadas.
En Chile, según el último informe sobre la lactancia materna disponible en la web del Minsal (Enalma 2013), el 56% de los y las lactantes se alimentan con leche materna de manera exclusiva hasta el sexto mes, porcentaje que es levemente inferior en las mujeres que tenían trabajo remunerado.
En Chile no hay muchos datos sobre la prevalencia de lactancia materna en las mujeres trabajadoras, dentro y fuera del hogar. Un estudio realizado hace casi dos décadas mostraba que, en esa época, solo el 14% de las madres que trabajaban fuera del hogar lograban dar lactancia materna de modo exclusivo al sexto mes. El informe ya mencionado describe que 10% las mujeres encuestadas tuvieron que interrumpir lactancia materna exclusiva por el inicio de actividades laborales o estudiantiles, siendo la tercera causa de abandono de la lactancia materna al sexto mes.
Es en este punto en que es indispensable decir las cosas claramente: no existe ninguna fórmula láctea artificial que tenga los beneficios de la leche humana y si estas siguen siendo consumidas de manera masiva es porque existen factores condicionantes que las instancias gubernamentales no están considerando suficientemente.
En este contexto, una publicación de la revista Lancet de este año analiza el poder de la industria de fórmulas lácteas comerciales para influir en la política pública nacional e internacional que regula la venta de este tipo de alimento.
Además, los autores examinan cómo la lactancia materna se ve menoscabada por la falta de consideración del “trabajo de cuidados” que realizan mayoritariamente las mujeres, incluida la lactancia materna, y por la insuficiente protección de los derechos de la maternidad en todo el mundo, especialmente para las mujeres más pobres.
Por último, hacen referencia que los sistemas de salud a menudo no brindan protección, promoción y apoyo adecuados a la lactancia materna que considere una atención centrada en la mujer y culturalmente apropiada a sus necesidades.
Avances en Chile
A pesar de todas las dificultades, son varios los avances que han ocurrido en Chile destinados a proteger y promover la lactancia materna en los últimos 20 años. Veamos algunos de los principales:
En 2007, la ley N° 20.166 pone énfasis sobre lo que dice el código del trabajo sobre “el derecho de las madres trabajadoras a amamantar a sus hijos aun cuando no exista sala cuna”, que permite que la madre disponga de una hora, en cualquier momento de la jornada laboral, para alimentar a su hijo(a) menor de dos años.
En el año 2009, se crea el sistema integral a la infancia «Chile Crece Contigo» (Ley N° 20.379).
Dos años más tarde se promulga la ley que extiende el postnatal parental de 12 a 24 semanas (Ley Nº 20.545)[9]. En el año 2015, la ley que regula la publicidad de alimentos (Ley Nº 20.869) prohíbe expresamente “toda publicidad de alimentos sucedáneos de la leche materna” (de inicio y de continuación).
En el año 2019, se establecen medidas de protección de la lactancia materna (Ley Nº 21.155) que “reconoce el derecho al amamantamiento libre. Toda madre tiene el derecho a amamantar a sus hijos libremente en toda clase de lugares o recintos en que se encuentren o por el que transiten legítimamente, conforme sea el interés superior del lactante, con el apoyo y colaboración del padre cuando fuere posible, sin que pueda imponérseles condiciones o requisitos que exijan ocultar el amamantamiento o restringirlo. En ningún caso los recintos podrán imponer cobros a las mujeres que deseen ejercer libremente el derecho a amamantar”. Esta misma ley, enfatiza “el empleador deberá otorgar las facilidades a la madre para que extraiga y almacene su leche.”
Lo que falta por hacer
Más allá de todo lo realizado, analicemos algunas de las cosas que nos faltan por hacer. Aunque existen estudios que mencionan que la prolongación del posnatal ha mejorado la prevalencia de lactancia materna, otros estudios que evaluaron el impacto de la licencia por maternidad sobre la prevalencia de lactancia materna exclusiva pone en duda su impacto.
Navarro D y colaboradores, muestran que la prolongación del postnatal no ha generado un incremento significativo de la misma en el sistema público de salud; lo que podría explicarse por el bajo acceso a la licencia por maternidad de las personas que concurren al sistema público de salud y por una duración insuficiente de la misma (cinco meses y medio).
Aunque varias evaluaciones muestran que la prevalencia de lactancia materna ha aumentado en el país, el incentivo económico asociado a la “meta” de mantener la alta prevalencia en los centros de atención primaria puede tener un efecto no deseado.
Necesitamos más “Espacios Amigos de la Lactancia Materna” , como los que existen en diferentes facultades de la Universidad de Chile (ej: Ciencias Físicas y Matemáticas, Veterinaria, Gobierno, Medicina).
A pesar del gran impacto que tiene la alimentación con leche materna en la sobrevida de los recién nacidos prematuros, solo tenemos un banco de leche materna en todo el país en el Hospital Sótero del Río, inaugurado hace casi 8 años.
Un estudio publicado el año pasado, en el que se tomó una muestra aleatoria de 10 grandes comercios, detectó que el 37% de las cadenas de supermercados y el 62% de las cadenas farmacias evaluados violan el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna.
Superar las barreras que todavía dificultan la protección y promoción de la lactancia hace necesario reformas estructurales del sistema económico regulado por el libre mercado, que sigue considerando el derecho a la salud como una mercancía. Estas reformas, necesariamente, requieren de la participación social y política activa de la comunidad, si realmente se pretende poner los derechos de las mujeres y los niños como prioridad.
Fuente: INTA.