Los niños de entre 12 y 16 años con un índice de masa corporal (IMC) más alto tienen un mayor riesgo de desarrollar síntomas de depresión, según un estudio publicado recientemente en Medicina Psicológica por investigadores de la Facultad de Ciencias de la Vida y Medicina y el Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King’s College de Londres.
Los investigadores analizaron datos de más de 10.000 gemelos en el Estudio de Desarrollo Temprano de Gemelos (TEDS) y el Registro de Gemelos Adultos del Reino Unido (TwinsUK).
En el TEDS, los síntomas depresivos como mal humor, soledad y agotamiento, fueron autoinformados en gemelos nacidos entre 1994 y 1996. Los investigadores observaron la relación entre el IMC y la depresión a las edades de 12, 16 y 21 años.
Descubrieron que los niños de entre 12 y 16 años con un IMC más alto tenían un mayor riesgo de desarrollar depresión que entre los 16 y 21 años.
Los investigadores también encontraron que había una asociación más fuerte entre los niños con un IMC más alto a una edad temprana para desarrollar depresión a una edad más avanzada, que los niños con depresión primero tienen un IMC más alto más adelante en la niñez.
“Comprender la relación entre la mala salud mental y el peso en la adolescencia es vital para brindar apoyo oportuno cuando sea necesario. Este estudio muestra una asociación más fuerte entre tener un IMC más alto a los 12 años y síntomas de depresión posteriores a los 16 años que lo contrario”, destacó la primera autora, la Dra. Ellen Thompson.
Factores ambientales
Utilizando datos de TEDS, el estudio también muestra que la covariación entre el IMC y la depresión dentro de cada edad se explica principalmente por factores ambientales.
La Dra. Thompson añadió que “esto indica que esta relación está mediada por el medio ambiente y podría deberse a varios factores que los adolescentes pueden experimentar. Nuestro estudio no hizo preguntas sobre las razones por las que se observó este efecto, pero investigaciones anteriores han sugerido la insatisfacción corporal y el peso”.
“El estigma relacionado de fuentes externas podría ser un factor. Este estudio identifica un punto crucial donde la intervención podría ser beneficiosa”, agregó.
Punto crítico
Investigaciones anteriores encontraron que la pobreza puede ser un factor de riesgo; sin embargo, este estudio ajustó el nivel socioeconómico y encontró que la relación entre los síntomas de depresión y el peso no se ve afectada.
Esto significa que las edades de 12 a 16 años son una etapa delicada y potencialmente perjudicial para los niños pequeños y que sería beneficioso adoptar medidas preventivas.
“Nuestros hallazgos sugieren que la experiencia de tener un IMC más alto se asocia con una depresión posterior. Este estudio muestra que la adolescencia temprana es un punto crítico para el desarrollo de síntomas depresivos asociados con el aumento de peso. La mala salud mental y la obesidad son preocupaciones crecientes para los jóvenes británicos y este estudio muestra cómo ambos están entrelazados”, resaltó la coautora principal, la profesora Thalia Eley.
“Trabajar con adolescentes jóvenes para ayudarlos a tener una imagen corporal positiva utilizando estrategias como centrarse en la salud y el bienestar en lugar del peso puede ser útil para prevenir la depresión posterior”, sentenció.