Expertos advierten sobre la enfermedad hepática silenciosa que crece entre hispanos y niños

La cirrosis a menudo es consecuencia del consumo de alcohol crónico a largo plazo. Sin embargo, algunas personas que beben poco o nada pueden padecerla. Muchos, sin saberlo, viven con una afección llamada enfermedad no alcohólica del hígado graso (NAFLD), que puede derivar en algo más grave llamado esteatohepatitis no alcohólica (NASH).

En pacientes con NASH, el hígado se inflama, y esto puede progresar hasta convertirse en una cicatrización avanzada (cirrosis) e insuficiencia hepática.

La enfermedad no alcohólica del hígado graso es la patología hepática crónica más común, con una prevalencia global del 30%, y está aumentando en todo el mundo.

En Estados Unidos, entre 75 y 100 millones de personas tienen NAFLD, y las cifras continúan subiendo. La población latina está entre los más afectados, según afirman los expertos.

“Sabemos que los hispanos tienen una predisposición genética a presentar la enfermedad del hígado graso, en particular, los mexicanos, en comparación con otros países de América Latina”, expresa la Dra. Blanca Lizaola-Mayo, directora médica del Centro de Trasplantes Hepáticos de Mayo Clinic en Arizona.

“Un informe establece que el 48% de la población hispana en los Estados Unidos tiene enfermedad del hígado graso, es decir que casi la mitad de los hispanos que viven en ese país tienen síndrome metabólico y enfermedad del hígado graso, y muchos ni siquiera lo saben”, agrega la Dra. Lizaola-Mayo.

La NAFLD es conocida como “la enfermedad silenciosa” porque, por lo general, no presenta síntomas. Sin embargo, a medida que avanza, puede causar sensación de debilidad, pérdida del apetito y náuseas.

Aumento en niños

La NAFLD también está aumentando en los niños. Actualmente, es la enfermedad hepática más frecuente en los menores en Estados Unidos, y afecta a aproximadamente a 8 millones de niños y adolescentes. Los factores de riesgo incluyen obesidad, colesterol alto, resistencia a la insulina y niveles altos de glucosa en la sangre.

“Creemos que está relacionada con la falta de ejercicio y actividad física”, sostiene la Dra. Lizaola-Mayo, para remarcar que “vemos más niños mirando televisión y jugando videojuegos en lugar de estar jugando al aire libre. Y su alimentación también es muy importante”.

Para evitar la enfermedad no alcohólica del hígado graso, los expertos recomiendan mantener un peso saludable, tener una buena alimentación y hacer ejercicio regularmente.

Los factores de riesgo incluyen obesidad, colesterol alto, diabetes y presión arterial alta.

Los expertos aseguran que, si se la detecta a tiempo, solamente los cambios en el estilo de vida pueden controlar o incluso revertir la acumulación de grasa en el hígado.

Un análisis de sangre en el que se midan los niveles de enzimas hepáticas puede ayudar a determinar su nivel de riesgo. Puede ser necesario realizar más pruebas para determinar su diagnóstico.

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