Un estudio elaborado por investigadores de la Universidad Autónoma de Chile, la Universidad de Santiago de Chile y la Universidad Austral, mostró que el 92% de las personas tiene mucha-bastante confianza en la información sobre las vacunas aportada por científicos.

Dentro de las fuentes expertas, un 80% cree en el Colegio Médico, un 76% en el ISP y un 73% cree en la Organización Mundial de la Salud. Dicha confianza disminuye en el caso del Ministerio de Salud (47%), políticos (14%) y líderes religiosos (10%).

Según destaca Loreto Fuenzalida, viróloga de la U. Autónoma y líder el estudio, este “se ha focalizado en comprender el rol que cumple la confianza sobre quién entrega la información respecto de la vacunación, por ejemplo, científicos o políticos, e identifica las vías desde las cuales se recibe información. Se ha abordado también la percepción sobre el riesgo de contagio del Covid”.

La encuesta fue aplicada a 827 personas. El 59% perteneciente a la Región Metropolitana y un 41% de otras regiones del país. Entre los factores analizados están el socioeconómico, conocimiento sobre la vacuna, percepción de riesgos y vías de información, entre otros.

Del grupo encuestado, el 84% está vacunado, un 3% declara que no se vacunará y un 4% aún no sabe si lo hará. Además, la encuesta también recogió como dato que el 88% afirma que no se ha enfermado por Covid-19 y un 61% cree poco o nada probable enfermarse.

Otro aspecto para destacar de los resultados es que las medidas como lavado de manos, uso de mascarilla, distancia física y cuarentenas, entre otros, son percibidas como medidas efectivas para evitar el contagio.

Según explica Daniela Toro, académica de la U. Autónoma y parte del equipo de investigación, el estudio “no nos permite afirmar que hoy existe un aumento del número de personas que cree en las vacunas, sino más bien, decir que la vacuna ha sido percibida por la población, junto con el uso de la mascarilla, como una de las medidas más efectivas de protección contra Covid-19?.

Por su parte, Nicolás Cifuentes de la U. Austral, establece “que aún haya gente reticente a vacunarse puede deberse a un desajuste entre las percepciones humanas y la evidencia científica, pues los beneficios que se obtienen de la vacuna son infinitamente superiores a los posibles efectos secundarios por recibirla. Los datos obtenidos de nuestro estudio de hecho sugieren que un porcentaje importante de personas deciden vacunarse a pesar de su preocupación por los posibles efectos secundarios”.

Desde esta perspectiva, los investigadores afirman que es indispensable una mayor asertividad en la comunicación dada por la autoridad, junto con decisiones basadas en evidencia. “Asimismo, se requiere un manejo de la incerteza, por ejemplo, frente a nuevas variantes y sobre los efectos secundarios de las vacunas, junto con relevar los beneficios a mediano y largo plazo de las vacunas. Aquí es clave una aproximación adaptativa, es decir, las decisiones deben tomarse con la mejor evidencia disponible, mientras el seguimiento del fenómeno permite su mayor comprensión, y con ello una mejor toma de decisiones para la adaptación a contextos altamente complejos”, señala Francisco Zorondo, académico Usach y parte del equipo de investigación.

En la encuesta también se consultó sobre la confianza hacia las vacunas que se están suministrando en el país. La mayoría de las personas declaran tener más información sobre las vacunas de los laboratorios Sinovac y Pfizer-BioNTech, en comparación con las otras vacunas aplicadas en Chile. En esa misma línea, tienen una mayor confianza hacia aquellas que poseen más información, existiendo una correlación entre ambos ámbitos.

Fuenzalida afirma que con los resultados del estudio se busca “ofrecer recomendaciones para enfrentar procesos de vacunación actuales y futuros de la mejor manera, puesto que se requiere considerar ‘la confianza’ en la vacuna y los procesos relativos de manera de fortalecer las estrategias de vacunación y el incremento en la confianza de la población en éstas”.