Ley de etiquetado de alimentos: compras de alimentos saludables bajaron desde su implementación

Desde 2016, en Chile se comenzó a etiquetar los alimentos según sus niveles de calorías, sodio, azúcar y grasas saturadas. El sello “ALTO EN”, respondió a una política de salud pública que pretendió simplificar la información nutricional de alimentos relacionados con la obesidad y otras enfermedades no transmisibles principalmente.

La iniciativa tuvo impacto mundial, repitiéndose en países como México, Perú e Israel, mientras que, en Argentina, Brasil, Uruguay, Canadá e India, aún se encuentran en el proceso legislativo para implementarlo.

Desde su aplicación, se han establecido reformulaciones limitando el porcentaje de nutrientes con el fin de mejorar la oferta que existe en el mercado, favoreciendo el acceso a productos sanos que en el tiempo mejoren los índices de nutrición alimentaria.

En el seguimiento de esta ley, investigadores han abordado si es que las personas están tomando una mayor consciencia a la hora de comprar determinados alimentos. En esa línea, la Universidad de Chile llevó a cabo una investigación en 2018 cuyos resultados arrojaron que la compra de bebidas azucaradas y cereales había disminuido en un 25% y 9% respectivamente. También se redujo la cantidad de sodio y azúcares “en importantes alimentos envasados”, según describe un comunicado de la institución.

“Es importante recalcar que las mejorías en las prevalencias de sobrepeso y obesidad no se pueden esperar en un periodo tan breve de implementación y que los cambios observados deberán ser sostenidos en el tiempo para poder impactar en estos indicadores en el largo plazo”, explicó en ese entonces la investigadora Camila Corvalán.

Recientemente se publicó la segunda parte del estudio en la revista especializada The Lancet, el cual estudió la compra de alimentos y bebidas de 2381 hogares chilenos desde el 1 de enero de 2015 hasta el 31 de diciembre de 2017.

Entre los principales resultados, antes de entrar en vigencia la ley de etiquetado y publicidad de alimentos, ya existía una “una ligera tendencia a la baja en las compras de alimentos y bebidas generales, altas y no altas”.

Por ejemplo, las compras de alimentos ricos en calorías descendieron un 24% (49 kcal) diariamente por persona, las compras de azúcar bajaron en un 27% (21 kcal) por persona al día, las de grasas saturadas descendieron un 16% (6 kcal) por persona al día y las de sodio descendieron un 37% (97 mg) por persona al día.

“Aunque la proporción de hogares que compraron cualquier producto con alto contenido o que compraron alimentos con alto contenido se mantuvo en casi el 100% después de la introducción de la ley, la proporción de hogares que compraron bebidas con alto contenido se redujo en 12 puntos porcentuales”, indica el estudio.

En total, esta segunda parte de la investigación arrojó que la compra de bebidas azucaras había disminuido en un 23,7%, lo que significa para los investigadores que estos productos, muchas veces dañinos para el cuerpo, han sido reemplazados por otros mucho más saludables.

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