El Instituto de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello publicó la Encuesta Nacional de Salud 2022, donde se destaca que el 74% afirma que su gasto de bolsillo en salud, incluyendo medicamentos, ha aumentado en el último año.

El sondeo, que se realiza de manera anual desde 2010, además advirtió que esta cifra es el porcentaje más alto de los últimos 12 años. En 2020 éste llegaba a 47%, y en 2021, al 57%.

La indagación se realizó en conjunto con la empresa de investigación IPSOS, y se efectuó un trabajo de campo entre el 13 de junio y el 20 de julio del 2022 en las regiones de Valparaíso, Biobío y Metropolitana a cerca de 1.200 personas.

¿Por qué aumentó?

El director del Instituto de Salud Pública de la UNAB, Héctor Sánchez, explicó que “durante dos años los pacientes crónicos estuvieron subatendidos, lo que generó un agravamiento de la situación de salud y en muchos casos han tenido que recurrir a medicamentos más agresivos, muchos se han tenido que hospitalizar, por lo tanto, la gente ha demandado más tratamientos”.

“El otro elemento es que por la pandemia han aumentado los problemas de salud mental, que requieren tratamientos que, en muchos casos, no están cubiertos por el sistema de salud privado y público”, agregó.

Nota roja al sistema

La evaluación del sistema de salud, según la encuesta, tuvo una leve alza de una décima, llegando a un 3,9 de nota tanto en pacientes de Fonasa como de las isapres. En 2021 alcanzó el 3,8; en 2020 el 3,7, y en 2019 un 3,8, siendo los peores años el 2015 y el 2016, con nota 3,5 desde que se realiza el estudio.

En detalle, Fonasa subió en el último año de nota 3,7 a un 4, mientras que las isapres bajaron de un 4 a un 3,9.

En el índice de experiencia de calidad también se registró una leve mejoría durante este año, llegando a un 45% de valoración.  Sin embargo, el director del Instituto de Salud Pública de la UNAB, Héctor Sánchez, indicó que aún es bajo, ya que debería ser superior a 60%.

Enfermedad catastrófica

El sondeo también evaluó el nivel de preocupación de sufrir una enfermedad catastrófica que no esté contemplada en el Plan Auge y de no contar con el financiamiento para cubrirla.

Un 62% de los encuestados expresaron tener este sentimiento, siendo el porcentaje más alto desde 2013, cuando llegó a un 63%.