Resultados de una investigación publicada en la prestigiosa revista British Medical Journal confirman que la glucosamina y la condroitina, dos de los suplementos más populares que se toman para combatir el dolor articular que produce la artrosis, no tienen ningún efecto concreto.
La osteoartritis es una de las formas más comunes de artritis y constituye una de las principales causas de discapacidad crónica a nivel mundial. Es una enfermedad crónica que frecuentemente se trata con analgésicos y antiinflamatorios como la aspirina y el ibuprofeno, sin embargo algunos de estos fármacos pueden causar problemas estomacales o cardíacos, especialmente si se utilizan por períodos prolongados de tiempo.
Es quizás por este motivo que en la última década los suplementos como la glucosamina y la condroitina, dos sustancias que se producen de forma natural en el cuerpo y que juegan un papel importante en la formación y la reparación de cartílagos, se han hecho ampliamente populares, pese a que diversos estudios han confirmado su nulo impacto en el tratamiento de la artrosis.
Tomando en cuenta este escenario, un grupo de científicos de la Universidad de Berna, en Suiza, publicaron en la prestigiosa revista British Medical Journal los resultados de un amplio trabajo que confirmó que tanto la glucosamina como la condroitina, dos de los suplementos más populares que se toman para combatir el dolor articular que produce la artrosis, no tienen ningún efecto concreto en su tratamiento.
Realizando un metaanálisis sobre diez estudios previos sobre los efectos de la glucosamina y la condroitina en la artrosis de cadera o de rodilla, el grupo abordó ensayos que incluyeron a 3,803 pacientes. Tras evaluar los resultados, los científicos concluyeron que no existía un «efecto clínico relevante» en el dolor articular percibido tras el consumo de condroitina, glucosamina o ambos fármacos combinados.
El trabajo del equipo liderado por Peter Jüni, de la Universidad de Berna, analizó los resultados de diez ensayos clínicos aleatorizados con pacientes que sufrían de osteoartritis de rodilla o de cadera. Los ensayos, que compararon a las personas que tomaban los complementos con un grupo de control que no los estaba tomando, se enfocaron en cualquier cambio en los niveles de dolor luego de que los pacientes tomaron glucosamina, condroitina o ambos, y los compararon entre sí o con un placebo.
Tras analizar los datos, el equipo concluyó que no podían identificarse efectos clínicos relevantes de la condroitina, la glucosamina o ambos para el dolor de las articulaciones, o para estrechar el espacio dentro de las articulaciones adoloridas. “Comparado con el placebo, la glucosamina, la condroitina y la combinación de ambas no reducen el dolor de articulaciones ni tienen un impacto en el desgaste de la articulación», comentó el profesor Jüni sobre los hallazgos del estudio.
Un importante negocio pese a la evidencia
Durante la última década, el desarrollo y la prescripción de productos en base a glucosamina y condroitina han crecido en forma considerable. En la actualidad en el mercado abundan este tipo de productos y cada vez se han vuelto más populares entre médicos y reumatólogos, quienes los recetan a sus pacientes como una forma de combatir la artrosis. Esto, sin considerar que además los compuestos pueden comprarse en todo el mundo sin receta médica, de hecho, los autores del estudio señalan que pese a su cuestionada eficacia, las ventas globales de suplementos de glucosamina en 2008 sumaron casi $2,000 millones de dólares, un aumento de 60% desde 2003.
Según describe el trabajo publicado en British Medical Journal, pese a la evidencia científica y estos nuevos hallazgos, algunos pacientes siguen convencidos de que estos suplementos funcionan. Según los autores, esto puede deberse a la naturaleza fluctuante de la osteoartritis o al llamado efecto placebo, algo que puede ser particularmente importante cuando se trata de dolor, pero en ningún caso esta mejoría puede atribuirse al consumo de este tipo de compuestos.
Además de indicar que no existe beneficio directo en el tratamiento de la artrosis con el uso de glucosamina y condroitina, el estudio plantea regular de mejor forma la promesa que hacen las empresas respecto a la efectividad de este tipo de productos.
En un comentario del artículo, el Dr. Andrew Sherman, profesor asociado y vicepresidente del departamento de medicina de rehabilitación de la Facultad de medicina Leonard M. Miller de la Universidad de Miami, señaló que “las afirmaciones que hacen las empresas que preparan los complementos deben ser revaluadas, escudriñadas y criticadas hasta que un estudio de gran tamaño muestre que el medicamento funciona, por ahora, no existe ningún estudio de este tipo», explicó.
Según Sherman, «necesitamos examinar más estrechamente estos medicamentos de venta sin receta que aducen ser la panacea y podrían no estar valiendo la pena», conclusión similar a la que llegó el grupo de científicos de la Universidad de Berna, quienes tras demostrar el nulo efecto de estos compuestos en el tratamiento de la artrosis, enfatizan la necesidad de que las autoridades de salud y las aseguradoras no cubran los gastos de este tipo de productos, señalando además que no es aconsejable que los médicos receten este tipo de compuestos a pacientes que nunca han recibido un tratamiento de este tipo.
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