El déficit atencional es un trastorno de alta prevalencia que en caso de no ser tratado oportuna y correctamente puede significar un importante menoscabo en la calidad de vida de los niños y adolescentes que lo padecen. En entrevista con Ciencia y Salud la doctora Esperanza Habinger explica cuáles son los aspectos más relevantes de esta enfermedad y a qué señales deben estar atentos los padres.
Doctora, ¿cuál es la prevalencia del déficit atencional?
Es importante establecer que la frecuencia es bastante alta, entre un 5 a un 10 por ciento y esto es algo que se produce en todos los países y en todas las culturas. En algún momento se ha cuestionado que la prevalencia sea alta porque en ciertos lugares existe una tendencia a un sobrediagnóstico, por ejemplo en sistemas escolares tremendamente exigentes donde la expectativa es que todos los niños sean muy concentrados y atentos, pero esto es algo que no se compatibiliza con las variables normales.
¿En este sentido, cuáles serían las variables normales?
Hay niños que van a ser tranquilos, concentrados y con muy buen rendimiento, pero hay otros que dentro de la curva de normalidad son más inquietos e impulsivos, pero eso no necesariamente va a constituir un trastorno.
Cuándo se habla entonces de un niño con trastorno
Hablamos que un niño tiene un trastorno cuando tiene un problema a propósito de que su nivel de inquietud, su impulsividad o distracción le genera un problema a él, no se siente adaptado al sistema educacional y por ejemplo pueden ser expulsados. En el sistema familiar el niño también siente que tiene una dificultad porque si no puede hacerse cargo de su actividad escolar, pelea con sus hermanos, no hace caso o se olvida de pedir los materiales.
¿Qué ocurre con este niño a nivel personal?
Esto genera en el niño una percepción de si mismo deteriorada, se siente poco eficaz. Cuando un niño tiene estas dificultades pensamos en el diagnóstico de déficit atencional que es clínico, a través de la observación, de la información que entregan los padres y profesores. Además hay que considerar la historia, porque los síntomas se inician en general tempranamente
¿Cuáles son las edades más frecuente de pesquisa?
Depende del subtipo de déficit atencional. De acuerdo a la clasificación internacional, se llama trastorno por déficit atencional con hiperactividad, pero hay tres subtipos: uno donde lo más notorio en el niño es la hiperactividad y la impulsividad, otro donde lo más notorio es la distracción y finalmente aquel que se denomina trastorno por déficit atencional por hiperactividad de tipo combinado donde todos estos elementos tienen igual intensidad y constituyen igual problema. La edad de diagnóstico va a depender del subtipo.
¿Cómo es esto en lo práctico?
Por ejemplo, si tenemos un niño que es tremendamente hiperactivo e impulsivo, la consulta va a ser muy temprana en la época preescolar. Si tenemos un niño combinado, hiperactivo, distraído e impulsivo, la consulta puede ser a nivel preescolar o escolar temprano, sin embargo si hay un niño que tiene un predominio distráctil, que no es inquieto ni impulsivo no molesta, entonces puede pasar desapercibido en la sala de clases y es un niño que llegará más tarde al especialista.
Qué ocurre en este caso y cómo evoluciona
Este niño puede funcionar y rendir, pero a medida que crezca y avance en la edad escolar, aumenta la necesidad de organización del niño y esto puede empezar a evidenciar su problema, por ejemplo en quinto y sexto y básico que son dos cursos que tienen altas exigencias para los niños. El niño era distraído, pero podía manejar la exigencia ambiental.
Dónde se establece esta línea para no incurrir en el sobrediagnóstico
Es muy importante constatar que el nivel de dificultades que presenta el niño sea notorio, intenso y que produzca un problema significativo. La evaluación de estos niños debe ser efectuada por un psiquiatra porque la gran mayoría tiene otro diagnóstico clínico asociado, como por ejemplo una de las más comunes es el trastorno específico del aprendizaje que es una condición donde el niño aprende menos de lo que debería para su capacidad, escolaridad y edad.
Qué otros diagnósticos se pueden encontrar asociados
Otro diagnóstico asociado muy frecuentemente es el diagnóstico oposicionista desafiante, que es el niño que tiene problemas para relacionarse con las figuras de autoridad y es desobediente, poco respetuoso y desafiante tanto en la casa como en el colegio. Es muy importante manejar a estos niños tanto en el ámbito farmacológico como en la psicoterapia porque ellos tienen un riesgo no menor de transitar en una escalada progresiva a ser un niño transgresor de normas, abusador de sustancias o que incluso realice actividades delictuales.
Existe a nivel de muchas personas una resistencia a dar fármacos de este tipo a menores de edad
Claro, pero es justamente al revés, la adicción se va a producir con mayor frecuencia en aquellos niños que tienen estas patologías conductuales y que no han recibido un tratamiento temprano adecuado.
Cómo debe ser la evaluación para un niño en que se sospecha este diagnóstico
La evaluación tiene que ser integral, obtener información del entorno familiar y escolar e incluso a veces se solicitan evaluación complementarias como un informe psicopedagógico para determinar si es que el niño tiene un trastorno específico del aprendizaje. La intervención tiene que ser multimodal donde se requieren acciones integradas.
Qué ocurre con la indicación farmacológica
Cuando el déficit atencional es moderado a severo, hay una indicación farmacológica y muchas veces se requiere una intervención de psicoeducación para que también los papás entiendan el proceso a largo plazo. A los papás les cuesta asumir que su hijo requiera una intervención farmacológica de largo aliento, pero esto tiene que ver con que el diagnóstico no se quita con la edad, no remite. Las intervenciones son a largo plazo, pero todos los años se evalúa la necesidad de mantener la indicación farmacológica, dejando periodos libres de indicación para ver cómo anda el niño.