La salud visual en Chile en el sistema público ha tenido un importante desarrollo desde la implementación del Plan Auge el cual ha permitido aumentar el número de casos y patologías resueltas. El doctor Patricio Meza, oftalmólogo y directivo de la Sociedad Chilena de Oftalmología explica en entrevista con Ciencia y Salud cuáles son los avances en esta área y los desafíos pendientes.
Doctor, ¿cómo está actualmente el estado de la salud visual en Chile?
El tema de la salud visual en Chile tiene dos aspectos fundamentales. El primero es la percepción de la comunidad con respecto a la salud visual, que pese a que han existido logros importantes, éstos aún no son percibidos por la población en general.
¿Cuáles son estos logros a los que usted alude?
En términos prácticos, la salud visual en Chile ha mejorado de una forma increíblemente potente en los últimos años. Un hito en esto lo marcó la implementación del Plan Auge, fecha en la cual se incorporaron hasta siete patologías que actualmente están en este sistema y han significado una mejoría ostensible en la cantidad de pacientes que se están incorporando a la atención oftalmológica y también, por sobre todo, en la oportunidad de tratamiento.
¿Cómo se traduce esto en términos concretos?
Por ejemplo hace algunos años para un paciente de una zona rural operarse de cataratas era una cosa de años, mientras que ahora si tienen que esperar cinco meses lo encuentran mucho. Esto habla también de las expectativas que tiene la población. Siguiendo con el ejemplo de las cataratas, en el 2005 se operaban alrededor de 5000 pacientes en el sistema público mientras que en el año 2009 se operaron 38561 pacientes en el mismo sistema. Este aumento en la cobertura y la oportunidad de tratamiento no se ha traspasado completamente a la comunidad.
¿A qué se puede atribuir esta situación?
Creo que es porque existen muchos prejuicios frente a la especialidad. Con la cantidad de recursos que invierte nuestro país en salud y oftalmología tenemos logros similares a países desarrollados. Si uno puede compararse en cirugía de catarata o en el diagnóstico y tratamiento de retinopatía del prematuro, o retinopatía diabética estamos casi al mismo nivel de un país desarrollado.
En qué ha influido por ejemplo el tema de la oportunidad de tratamiento
Cuando empezamos el plan Auge se hacían muy pocos tratamientos de fotocoagulación para la retinopatía diabética, pero desde que se implementó este plan se dispararon las fotocoagulaciones y también lo hicieron las cirugías para retinopatía diabética. Con el pasar del tiempo, nos dimos cuenta que el láser siguió aumentando y las cirugías disminuyeron, esto significó que estábamos tratando antes a los pacientes y no era necesario que llegaran a la cirugía.
¿Cómo cree que va ir cambiando la percepción de los usuarios?
A las personas que han accedido a estos tratamientos en el sistema público les ha cambiado la percepción, pero ahora lo que nos falta por mejorar es en las coberturas por los vicios de refracción. En este sentido, con la entrada en vigencia de la ley de optometría que permite a los tecnólogos médicos de oftalmología recetar lentes, el tema de la refracción será solucionado.
¿Qué se puede hacer para “aterrizar” las expectativas de la comunidad?
Paralelamente las expectativas de la comunidad han ido aumentando. Por ejemplo en algunos hospitales grandes de Santiago la espera para una cirugía o procedimiento es de dos o tres meses y los pacientes lo consideran un escándalo, pero en términos de salud pública esto no es así.
¿Qué pasos o iniciativas están impulsando a futuro como Sociedad?
A raíz de la implementación del Auge y con el compromiso de la Sociedad Chilena de Oftalmología y el Ministerio de Salud hemos logrado implementar en todas las regiones del país unidades de atención oftalmológicas cada vez más autovalentes y con mayores prestaciones. Esto ha permitido que la cantidad de pacientes que se deriven sean cada vez menor. Claramente ha mejorado la cobertura y la cantidad de oftalmólogos que trabajan. El Auge además ha permitido garantizar calidad, con protocolos muy estrictos y muy buenos resultados.
¿Qué tareas están pendientes?
Dentro de las cosas que están pendientes de implementación, pero en las que ya estamos trabajando, una es llevar nuestra especialidad más cerca de donde viven nuestros pacientes, a la atención primaria. Nuestra gran apuesta es descentralizar la especialidad, llevar nuestra atención a los centros de salud familiares y atender a nuestros pacientes sin necesidad de que tengan que ir al hospital.
¿Cuál es el proceso o las medidas para lograr esta meta?
En este sentido, hemos desarrollado un programa que incluye las denominadas Unidades de Atención Primaria de Oftalmología que están ubicadas en todas las regiones del país y en donde la atención se hace a este nivel. Esto ha sido tan potente que incluso tenemos dos que son móviles, para trasladarse a distintas localidades para acercarnos a la gente.