Sin lugar a dudas la pandemia y los confinamientos dieron un gran impulso al desarrollo de la telemedicina, una práctica que, si bien no es nueva, a raíz del contexto del Covid-19 ha experimentado un desarrollo exponencial.
Para analizar el impacto de la telemedicina en Chile y los desafíos futuros, Ciencia y Salud conversó con Viviana Torres, líder de Informática Clínica del Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud (CENS), entidad que desde el inicio de la pandemia ha estado preocupada de monitorear los alcances que este formato de atención tiene.
“La telemedicina en el último año ha visto un desarrollo exponencial a nivel mundial”, sostiene Torres agregando que Chile no es la excepción.
Entre los ejemplos, destaca el desarrollo del Hospital Digital, iniciativa del Ministerio de Salud de Chile y las atenciones por teleconsultas habilitadas en las distintas instituciones de salud, lo cual fue posible gracias a la liberación momentánea que Fonasa realizó a los códigos de atención clínica en Modalidad Libre Elección para decenas de especialidades.
“Este desarrollo si bien fue un desafío importante para varias instituciones y para el Gobierno en general, queda aún mucho camino por recorrer para establecerla formalmente dentro del modelo de nuestra red de atención de salud”, apunta Torres.
En representación del CENS, la experta comenta que a inicios de la pandemia existía aún mucha incertidumbre respecto a cómo desarrollar la telemedicina. Por esto, recuerda, “el 14 de abril de 2020 y junto a la colaboración de varias entidades expertas en la materia, tal como el Hospital Clínico de la Universidad de Chile, la Red de Salud UC Christus, el Colegio Médico, ACHISA, entre otros, creamos la Guía de Buenas Prácticas y Recomendaciones para Telemedicina en Chile, la cual orienta a los profesionales clínicos respecto a cómo ejercer una teleconsulta. Por ejemplo, un tema relevante era resguardar la confidencialidad de la consulta y con ello las herramientas tecnológicas aceptadas para atender al paciente”.
En este mismo sentido, añade, junto a la Universidad Mayor, desarrollaron un manual con consejos para pacientes, los cuales les permiten preparar y aprovechar de mejor manera una teleconsulta.
“Esta información no estaba a disposición de la comunidad y creíamos que existía mucha incertidumbre, tanto por parte de los pacientes, como también así por cientos de profesionales clínicos que no habían tenido la oportunidad de atender pacientes mediante las herramientas que nos permite la telemedicina”, enfatiza.
Tras casi un año viviendo en pandemia, la telemedicina y particularmente las teleconsultas, se han afianzado y ya existe mayor conocimiento del soporte, tanto a nivel de pacientes como de instituciones.
“Hoy existe un porcentaje no menor de emprendimientos y empresas que están innovando en torno a la salud digital, creando herramientas muy útiles que permiten potenciar la telemedicina. Por ejemplo, algunas de las herramientas son Snabb, quienes trabajan con el agendamiento de horas médicas, o Alumbra Toraxia, quienes promueven el análisis de radiografías mediante la inteligencia artificial”, destaca la experta.
Sobre estos formatos, Torres resalta que también es importante que estas soluciones cumplan con criterios de seguridad y calidad de software, entre otros parámetros. “Desde el área de Calidad de CENS, también poseemos dos sellos, uno de ellos es el Sello de telemedicina el cual buscar tres distintos objetivos, estos son; diagnosticar la calidad técnica de los sistemas de información, plataformas tecnológicas, y procesos clínicos y operativos de herramientas de telemedicina disponibles en Chile; el segundo es revisar y proponer criterios estandarizados para el uso, desarrollo e implementación de soluciones informáticas para telemedicina, aumentando la competitividad del sector en nuestro país, y el tercer objetivo busca disminuir las brechas de conocimiento y capacitación técnica de la telemedicina entre prestadores y proveedores, evaluando criterios y estándares de calidad en sus soluciones”.
Desafíos: Capacitación y acceso equitativo
En su calidad de experta, Viviana Torres afirma que la pandemia ha funcionado como un catalizador para impulsar las tecnologías de información y comunicación en salud, específicamente la telemedicina.
“En época de confinamiento total, esta herramienta en salud permitió acercar la atención a las personas que lo requerían, resguardando la seguridad clínica tanto del paciente como del profesional que atiende. Sin embargo, este avance se realizó en forma abrupta, sin considerar ciertas implicancias tecnológicas y de seguridad asociadas, que, si bien en contexto de pandemia lo ameritaba, en un escenario post pandemia deben establecerse en forma permanente y con exigencias debidas”.
Del mismo modo, la emergencia sanitaria también ha servido para avanzar en otras iniciativas como la receta electrónica que se está trabajando desde el Ministerio de Salud, junto al apoyo de distintas entidades y profesionales.
“La Receta Electrónica nos permitirá disminuir los errores de medicación y una mayor trazabilidad, ya que hoy se estima el total de recetas emitidas a nivel nacional, sin conocer un total real”, apunta Torres.
En términos de desafíos, la experta plantea que se debe avanzar en la capacitación al personal médico y a los usuarios en cuanto a estas tecnologías para mejorar su uso. “Además, se debe profundizar en los principios éticos que los clínicos deben considerar y aplicar al momento de la atención por vía remota, aspectos legales regulatorios que resguarden la atención telemédica, aspectos de seguridad de la información, aspectos técnicos de plataformas que sean seguras y de calidad para utilizar en este tipo de modalidad de atención”, destaca.
Al respecto, a través del área de capital humano de CENS se desarrolló un Modelo Referencial de Competencias Laborales para la Salud Digital, en el cual las instituciones académicas, prestadores de la salud, y los mismos profesionales, se pueden basar para ir desarrollando sus conocimientos y habilidades según lo que el ecosistema requiere.
Por parte de los pacientes, los desafíos a futuro guardan relación con explorar y abrirse más a este tipo de tecnologías que constituyen una alternativa de atención. “Para ello el Estado también tiene muchísimo que apoyar, pues existen importantes barreras de acceso al uso de las tecnologías por parte de los estratos sociales más bajos y la telemedicina debe ser un recurso que nos ayude a todos por igual, sin distinciones económicas”, afirma la especialista.
En este mismo contexto, Viviana Torres añade que el uso de las tecnologías, especialmente en pacientes adultos mayores también debe ser abordado para entregar mayor acceso a este tipo de herramientas. Situación similar ocurre con las zonas extremas donde muchas veces la conectividad es una brecha que debe ser cubierta para lograr un acceso equitativo de la población a este formato.
Tras el exitoso lanzamiento de las guías de buenas prácticas, actualmente CENS se encuentra trabajando en una segunda versión del documento.
“La Guía de Buenas Prácticas y Recomendaciones para Telemedicina en Chile, en su primera versión publicada en abril de 2020, entregó una guía rápida para la implementación de sistemas basados en Telemedicina en contexto de emergencia sanitaria por la pandemia COVID-19. Esta abordó aspectos organizacionales, técnicos, clínicos y legales para una exitosa y rápida implementación. Su aporte fue guiar a las distintas instituciones en la implementación de estas tecnologías, que hasta ese entonces no habían tenido acercamiento alguno”, explica Torres.
En la segunda versión, adelanta, la guía se enfocará en un contexto post pandemia o de transición hacia la superación de la pandemia, “como una herramienta establecida dentro de los centros de atención en salud, abordando aspectos clínicos, técnicos, legales en mayor profundidad y por supuesto la experiencia recogida durante la crisis sanitaria, con el propósito de consolidar la implementación y el avance realizado en época de pandemia, con el objetivo de seguir mejorando la atención en salud de nuestros pacientes”.