Investigadores alemanes concluyeron que la producción de carne orgánica produce la misma cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que la producción de carne regular.
El estudio publicado en la revista Nature, establece que la carne de res orgánica y regular son igualmente perjudiciales para el medio ambiente, mientras que el pollo orgánico en realidad genera un poco más de emisiones de GEI en general.
Para llegar a estos resultados los científicos calcularon las emisiones producidas durante la fabricación de carne regular y orgánica, es decir, que no ha sido tratada por ningún proceso de la industria cárnica como el uso de hormonas, antibióticos y anabólicos, así como alimentos de origen vegetal.
Los productos analizados se clasificaron en tres categorías: la producción de carne convencional, la producción de carne orgánica y la producción de alimentos de origen vegetal.
Los investigadores calcularon los costos climáticos externos, específicamente en lo que respecta a las emisiones de efecto invernadero, de varios productos alimenticios. Luego tomaron en cuenta las emisiones producidas durante las etapas de cada proceso de producción, incluidas las liberadas durante el cultivo y el procesamiento de alimentos y fertilizantes, por ejemplo, y el metano emitido por los animales y el estiércol.
Si bien la carne orgánica registró reducciones de emisiones en algunas áreas, como al no usar fertilizantes para cultivar el alimento necesario para los animales, estos ahorros generalmente se compensaban con el aumento de las emisiones de metano de los propios animales.
Esto se debe a que las tasas de crecimiento son más lentas en los animales de crianza orgánica y que tienden a producir menos carne por individuo, lo que significa que las granjas orgánicas deben criar más animales para satisfacer el mismo nivel de demanda. “Estas elevadas emisiones provienen de la producción de carne con uso intensivo de recursos, debido a una conversión ineficiente de piensos en productos de origen animal”, explicaron en el artículo publicado.
El equipo descubrió que la carne de res orgánica y la regular dan como resultado el mismo nivel neto de emisiones. Por otro lado, el pollo cultivado orgánicamente produce más emisiones que cuando la carne se cría de manera convencional. Por el contrario, se encontró que la carne de cerdo orgánica genera menos emisiones que las producidas por la fabricación de carne de cerdo normal.
Los investigadores destacaron en su artículo que “la producción de productos de origen animal, especialmente de carne, causa las emisiones más altas”, y aseguran que los hallazgos son consistentes con los de varios estudios previos.
“Las regulaciones orgánicas prescriben [e] una cierta cantidad de tierra por animal, que es más alta en comparación con la producción convencional promedio, así como una edad de vida más alta y una menor productividad de los alimentos y animales criados producidos orgánicamente”, recomendaron. Esto contrarrestaría o incluso revertiría los aspectos positivos descritos de la cría de animales ecológica.
Con relación a las emisiones, el equipo investigativo propone la creación de medidas políticas (como impuestos a la carne) para cerrar la brecha entre los precios actuales del mercado y los verdaderos costos de los alimentos. “Este tipo de impuestos, requeriría un aumento del 40 por ciento en el costo de la carne regular, pero solo un aumento del 25 por ciento para la carne orgánica, que ya es más cara”, aseguran.