La pandemia por Covid-19 ha resaltado la importancia de la buena salud renal y las graves consecuencias que conllevan las patologías del riñón. Por un lado, los enfermos renales crónicos representan un grupo extremadamente vulnerable al virus: 1 de cada 7 pacientes en hemodiálisis se ha infectado con una tasa de letalidad cercana al 20%, según los datos de la Sociedad Chilena de Nefrología. Además, los análisis de la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva concluyen que el 18% de las personas que egresa de la unidad de paciente crítico, lo hace con una insuficiencia renal aguda.
En este contexto, el este 11 de marzo se conmemora el Día Mundial del Riñón y la Fundación Pro-Salud Renal, junto a AstraZeneca, unieron fuerzas en un acuerdo de colaboración para sensibilizar y educar a la población sobre la importancia de la prevención, cuidado, desafíos y riesgos que conlleva ser diagnosticado con Enfermedad Renal Crónica, tanto para el paciente como para las personas que lo rodean, sobre todo, durante la pandemia.
El Ministerio de Salud de Chile define las Enfermedades Renales Crónicas como una alteración de la función y/o estructura renal producida por un grupo heterogéneo de enfermedades o condiciones que afectan distintas estructuras del riñón, durante al menos tres meses. Las cifras mundiales estiman que entre el 11% y el 13% de la población padece Enfermedades Renales Crónicas, mientras que en Chile bordea el 12%, según Global Burden of Disease Collab The Lancet 2018.
Este año, el Comité Directivo del Día Mundial del Riñón ha declarado el 2021 como el año de “Vivir bien con la enfermedad renal”, pues el diagnóstico y tratamiento, especialmente en las etapas avanzadas de la patología, impacta gravemente las vidas de los pacientes al reducir su capacidad, y la del entorno, para participar en actividades cotidianas.
Con esto se busca un cambio de paradigma en el enfoque de la atención de las Enfermedades Renales Crónicas, centrado en los aspectos que pueden inspirar confianza y esperanza en los pacientes que pueden vivir bien con la enfermedad, combinado con un manejo de síntomas más allá de las terapias renales tradicionales, para que puedan ayudar de forma efectiva los problemas que afectan profundamente la calidad de vida de los pacientes, como trastornos del sueño, dolor, estrés y depresión.
“Es sumamente necesario empoderar a los pacientes a través de la educación y sensibilización de la enfermedad, sobre todo en tiempos de pandemia, para que ellos tomen un rol activo en su tratamiento y fijen objetivos que sean importantes para sus vidas. Por eso, estamos muy contentos de unir esfuerzos con AstraZeneca para generar instancias educativas en beneficio de los pacientes”, expresó el doctor Eduardo Lorca, presidente de la Fundación Pro-Salud Renal.
El acuerdo entre ambas instituciones comenzó a materializarse, en 2020, con la campaña Más Que Glucosa que ambas organizaciones impulsaron en el país para generar conciencia sobre las enfermedades cardiovasculares, renales y de diabetes que están estrechamente ligadas.
De hecho, entre las principales causas de la enfermedad renal crónica en adultos están la diabetes mellitus –463 millones de personas viven con esta condición a nivel global–, la hipertensión arterial, obesidad, enfermedades autoinmunes y glomerulopatías. Estas enfermedades de base convierten a los pacientes renales en un grupo de alto riesgo frente a la infección por Covid-19 y conecta los esfuerzos de prevención en evitar estas enfermedades.
“Las enfermedades cardiovasculares, renales y diabetes están estrechamente ligadas unas a otras y representan la causa de mayor mortalidad en el mundo. En Chile, alrededor del 12% de la población padece una enfermedad renal crónica, por lo que urge generar alianzas a distintos niveles del país, que mejoren la concientización sobre estas enfermedades y la calidad de vida de las personas, el cual es uno de los grandes objetivos de AstraZeneca”, afirmó la directora médica cono sur de AstraZeneca, Agustina Elizalde.