Diversos estudios han abordado el vínculo que existente entre la salud intestinal de las personas y el COVID-19. Algunos de ellos han advertido que la mala salud intestinal puede conducir a que la infección por SARS-CoV-2 se agrave.
Por ejemplo, en la revista Gut de la Sociedad Británica de Gastroenterología, un estudio reveló que la microbiota intestinal (variedad y volumen de bacterias que habitan el intestino) influye en cómo el organismo responde al Covid-19 y, por tanto, en la evolución de la enfermedad.
En la misma línea, una publicación de la revista mBio de la Asociación Americana de Microbiología, indicó que una microbiota poco diversificada junto con la ingesta elevada de alimentos procesados, están vinculadas con cuadros graves de COVID-19 en los países occidentales.
Día a día se va sumando nueva evidencia científica y guías clínicas para tratar a los pacientes que sufren de enfermedades intestinales y que se han contagiado con COVID-19. Respecto a la salud intestinal y este nuevo virus, la nutricionista diplomada en nutrición clínica adultos y nutrición deportiva, Marisol Martínez, plantea que “este conjunto de microorganismos que viven en el intestino humano tiene una función de defensa vinculada al desarrollo del sistema inmunológico. Por ende, juega un rol importante en la protección ante cualquier enfermedad”.
Es por ello que la salud de nuestro intestino esté vinculada a cómo nuestro organismo responderá ante la infección. La experta indica que lo fundamental es preocuparse de cuidar la microbiota y mantener su diversidad de manera permanente. La alimentación influye fuertemente en la salud de nuestra microbiota.
“Debemos respetar los horarios, hidratarnos adecuadamente, consumir alimentos ricos en fibra y preferir aquellos que contienen probióticos, que son microorganismos vivos presentes en algunos alimentos cuya ingesta en cantidades adecuadas y en forma sostenida en el tiempo resulta beneficiosa para la salud de las personas”, asegura Martínez.
Los probióticos se pueden encontrar en alimentos fermentados como el yogurth kéfir, el chucrut y la kombucha, un brebaje milenario hecho a base de una infusión de té o hierbas y azúcar de caña, que es fermentada por un cultivo de bacterias y levaduras.
“Dado los ingredientes con que es elaborada, la kombucha genera un equilibrio en la microbiota intestinal y eso nos permite estar más fuertes desde la perspectiva inmunológico”, agregó.
Durante el 2020 investigadores chilenos desarrollaron una serie de recomendaciones sobre cómo tratar a los pacientes de enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) y que fueron contagiados con COVID-19. En el artículo publicado en la revista Gastroenterología Latinoamericana de la Sociedad Chilena de Gastroenterología, creó esta guía clínica a partir de la evidencia científica que existía hasta la fecha, la cual puede sufrir modificaciones a partir de la literatura científica que se genere.