Un desafío social, que no es excluyente de la salud, es la inequidad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a las inequidades sanitarias como aquellas “desigualdades evitables en materia de salud entre grupos de población de un mismo país, o entre países”. El organismo asegura que estas tienen un costo social y económico tanto para las sociedades como para los individuos.
Las condiciones sociales y económicas de un país determinan que la población más vulnerable tenga un mayor riesgo de enfermar. Por ello, es deber de los Estados adoptar soluciones para evitar que la población enferme o bien, entregarles tratamientos oportunos antes que estos se complejicen.
Garantizar y mejorar la salud “exige un esfuerzo colectivo, interdisciplinario y transversal. Y en este desafío estructural, las tecnologías de información y comunicación están jugando un rol importante… y lo seguirán haciendo en un escenario post pandemia”, sostiene Eduardo Vera, presidente del Directorio del Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud (CENS).
Ante la actual pandemia y entendiendo que la salud también es preventiva, el también director de Relaciones Internacionales de la Universidad de Chile plantea que es urgente fortalecer la atención primaria en este enfoque. Para ello, propone a la tecnología como una herramienta clave para mejorar los sistemas de monitoreo y, también, empoderar a los pacientes sobre su salud.
Sin embargo, para incorporar la tecnología en la industria de la salud, es imprescindible adoptar un cambio cultural sobre cómo se ve esta. “Una de las grandes brechas es que seguimos abordando los problemas desde silos aislados, que no conversan”, asegura Vera.
En Latinoamérica se gestó el Movimiento Salud 2030, el cual reúne a 30 actores de la región para potenciar la transferencia de innovación en los sistemas sanitarios desde la interoperabilidad, capital humano avanzado y plataformas tecnológicas.
Esta alianza va en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, donde se busca llegar a las comunidades donde, generalmente, no se producen estas transformaciones. “Creemos que actuar de manera conjunta puede ser el camino para impulsar cambios significativos”, argumenta.
Por ello, para superar las inequidades existentes en el sistema de salud, también se debe romper con las barreras de acceso a la información, pues, en palabras de Vera, “todo lo que rompa esa asimetría contribuirá a mejorar la calidad y el acceso a prestaciones médicas”.
Por ello hay que aprovechar herramientas tecnológicas como la Inteligencia Artificial o de automatización que permitan agilizar la comunicación entre pacientes y médicos, evitando la saturación en los sistemas hospitalarios. “La salud no puede seguir esperando y la pandemia abrió una ventana de oportunidad para acelerar los cambios que todos anhelamos. Las TICS están disponibles para contribuir en este proceso”, concluye el presidente del Directorio de CENS.