La pandemia y su impacto económico negativo en América Latina

En un 8,1% ha caído el PIB en América Latina durante la pandemia por Covid-19. Antes de la emergencia sanitaria, la economía de la región ya experimentaba importantes debilidades. Ángeles Sánchez y José Manuel García, ambos académicos de la Universidad Autónoma de Madrid, sostienen que la pandemia ha recrudecido los problemas productivos y sociales del continente.

Cerca de 2,7 millones de empresas en Latinoamérica han cerrado, lo que equivale al 19% del total de compañías en la región. Aun así, las medidas sanitarias han impactado de forma desigual las actividades económicas.

Los académicos sostienen que el turismo, la cultura, el comercio, el transporte y la moda han sido los más afectados, los que suponen el 24,6% del PIB y el 34,2% del empleo. En contraste, la agricultura, la ganadería y la pesca, la producción de alimentos, los productos médicos y las telecomunicaciones se han visto menos afectadas, traduciéndose en un 14,1% del PIB y el 18,2% del empleo dentro de la región.

Otra forma en que ha impactado la crisis sanitaria en términos económicos es que se pronostica que más de 2,6 millones de microempresas cerrarán. De hecho, según Sánchez y García, desaparecerá el 20,7% de las microempresas y solo el 0,6% de las grandes empresas.

Impacto en los trabajos y exportaciones

La actual pandemia impacta en los modos de trabajar, puesto por las normas sanitarias que buscan limitar la movilidad para evitar la propagación del virus. Así, el teletrabajo de ha instaurado, lo que ha permitido, en parte, mantener las fuentes laborales. Sin embargo, “el teletrabajo no es posible para todas las empresas, ni para todos los empleados. Las pequeñas empresas y los trabajadores poco cualificados tienen mayores dificultades y, por lo tanto, también se han visto más perjudicados por las restricciones de la pandemia”.

Este tiene un impacto en género y rango etario, puesto que las mujeres y los grupos jóvenes están entre los “colectivos más dañados”. “Las primeras tienen una fuerte presencia en el turismo y restauración y los segundos tienen trabajos más precarios. Además, las mujeres han tenido que redoblar el tiempo de trabajo en el cuidado del hogar y de la familia, con nuevas obligaciones durante el confinamiento domiciliario”, apuntan.

No hay que dejar atrás que la región presenta una alta tasa de empleos informales. Por ejemplo, “el 92,1% de los trabajadores y trabajadoras no agrarias en Ecuador son informales, así como el 73,2% en Bolivia y el 68,5% en El Salvador. Son personas que se ganan la vida día a día, sin contratos ni derechos laborales; por esto, han estado, además, más expuestas al coronavirus”.

Por otro lado, la deuda pública y el déficit público se han elevado en este contexto, pues se han visto afectados los ingresos y gastos del sector público. Los distintos gobiernos tomaron como medida crear instrumentos de ayuda directo a las familias, como es el caso de Chile con la implementación del Ingreso Familiar de Emergencia en Chile y Argentina, el Ingreso Solidario de Colombia, el Bono Proteger en Costa Rica o el Bono de Emergencia en Brasil.

Estas ayudas, necesarias para enfrentar el problema económico, ha significado una “disminución de los ingresos públicos y el incremento de los gastos ha sido un incremento del déficit público y de la deuda pública. Brasil y Argentina son los países con mayor nivel de deuda (en torno al 100% del PIB) y de déficit público (superando el 10% del PIB) en 2020”, según detallan los académicos.

El comercio internacional ha caído de forma severa en América Latina, respecto a otros continentes. En su artículo de opinión publicado en The Conversation, indican que “las exportaciones cayeron un 10,1% y las importaciones un 13,4%”. Aun así, hay países como Guatemala y Honduras que se han visto beneficiados con las exportaciones de productos médicos y los productos agrícolas.

Por otro lado, la inversión extranjera también se ha reducido, “aproximadamente un 50% según la UNCTAD y la CEPAL, situándose en 82 000 millones en 2020, particularmente en Perú, Argentina, Chile y Colombia. Además, las perspectivas de recuperación no son buenas: las empresas están registrando importantes pérdidas mientras bajan los precios de las materias primas. Europa sigue siendo el principal inversor en la región”, apuntan.

Aumento de la desigualdad y la pobreza

“El cierre de actividades económicas, la destrucción de empleo y la reducción del comercio, la inversión y las remesas, tienen su reflejo en el incremento de la desigualdad y la pobreza. En los años previos a la pandemia América Latina había conseguido reducir estos índices. La pobreza había pasado de afectar al 45,2% de la población en 2001, al 30,3% en 2019”, afirman Sánchez y García.

Sin embargo, con el Covid-19, se estima que el “número de pobres aumentará en 28,7 millones de personas, hasta alcanzar la cifra de 214,4 millones de pobres en la región. A su vez, la pobreza extrema afectará a 15,9 millones más, sumando en total 83,4 millones de personas”.

El índice de Gini había bajado de 0,53 a 0,46 entre 2001 y 2019, sin embargo, la pandemia ha ocasionados enormes costes sociales muy desigualmente distribuidos. “Este incremento de la desigualdad ha reavivado las protestas sociales en la región, generalizando las ya manifestadas durante la segunda mitad de 2019 en Chile, Ecuador y Colombia”, evidencian los autores.

En definitiva, “la pandemia está teniendo un fuerte impacto económico y social en América Latina. Se ha incrementado el desempleo y se han cerrado empresas, se han deteriorado las cuentas públicas y han aumentado la pobreza y la desigualdad. La recuperación dependerá de la evolución de la economía mundial y del dinamismo de los flujos internacionales en comercio y finanzas hacia la región”, concluyen Sánchez y García.

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