La encuesta Casen de 2017 reveló que en Chile el 12,6% de las personas mayores de 60 años sufre de algún grado de dependencia funcional, mientras que, según informa el Servicio Nacional de Discapacidad (Senadis) el 40% de las personas con discapacidad se encuentran en esta misma situación.
En la mayoría de los casos, el cuidado lo cumple un familiar, desarrollándose el “cuidado informal” que, según experto, puede traer consecuencias tanto para quién es cuidado como para quien ejerce el rol de cuidador.
A fines de 2020, el Instituto para la Investigación del Cuidado (MICARE), recibió fondos de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) para generar conocimiento científico sobre el cuidado y acompañamiento formal e informal de personas mayores y con discapacidad. Según explica la Dra. Alejandra Araya, investigadora asociada de MICARE y académica del claustro del Doctorado en Ciencia de Enfermería de la Universidad Andrés Bello, el objetivo del instituto es “generar conocimiento científico acerca del cuidado informal y formal de personas mayores dependientes y de personas en situación de discapacidad, a través de la caracterización del cuidado desde una perspectiva integral y mediante el desarrollo de intervenciones idóneas basadas en evidencia”.”.
Un estudio elaborado por las investigadoras María Beatriz Fernández y María Soledad Herrera (2020), describió que el perfil de los cuidadores, donde el 66,8% de las cuidadoras informales eran mujeres de 56 años en promedio. Además, el 43,4% tenía educación básica o menos y, generalmente el parentesco del cuidador con la persona mayor dependiente era de pareja (33,6%) e hijo/a (44,5%).
¿Qué nos dice esto? Que hay muchos cuidadores de más 50 años, que son mujeres y que cuidan a personas mayores. La especialista apunta a que este grupo de estudio es una “población frágil”, puesto que “es una población que en general está bastante sola cuidando a sus mayores y a las personas con discapacidad”. Por ello, es urgente estudiar y caracterizar a esta población para así influir en la generación de políticas públicas, con evidencia nacional, efectivas que acompañen tanto a la persona dependiente como a quien cumple el rol de cuidador.
MICARE se ha propuesto cuatro líneas de estudio para entender cómo se desarrolla el rol de cuidador en el país. Ellas son: Aspectos socioculturales del cuidado y perspectiva del curso de la vida, cuidado formal e informal en personas mayores dependientes, cuidado versus acompañamiento en torno a la discapacidad intelectual y del desarrollo (DID) y tecnología y cuidado.
Todas estas buscan caracterizar aspectos sociales, económicos, de salud física y mental y entender las dificultas que este grupo enfrenta. Con ello, MICARE espera tener evidencia científica que respalde la creación de programas y políticas de acompañamiento y formación que faciliten las condiciones de cuidado para ambas partes.
“Sabemos que los cuidadores deben satisfacer mayores necesidades, tanto para ellos mismos como a quienes cuidan. Tienen menos recursos económicos puesto que muchas veces no trabajan, postergan el trabajo o mantienen trabajos informales con la precariedad que esta trae, por lo tanto, no solo tienen menos recursos en dinero, sino que también tienen menos recursos en tiempos”, acota la Dra. Araya.
Experiencia clínica
Una cualidad que comparten los investigadores de MICARE es que todos conocen, desde la experiencia clínica, los problemas y desafíos que enfrentas los cuidadores y las personas mayores dependientes y personas con discapacidad. “Las consultas más habituales eran cómo cuidar de mejor forma a su mayor”, ejemplifica la Dra. Araya.
Por ello para el instituto es importante hacer un vínculo entre la ciencia y el conocimiento que tienen los cuidadores, las personas mayores y las personas discapacitadas, es decir, generar un “un enlace bidireccional que muchas veces no se ve que es la ciencia. Si tengo a un cuidador bien capacitado, tengo también un mejor cuidado y eso repercute en los indicadores no solo de bienestar emocional, sino que también en los indicadores de salud de los adultos mayores y personas con discapacidad”.
El trabajo de MICARE está comenzando y tienen muchos desafíos por delante. La intención del equipo es que el resultado de sus investigaciones sirva a las distintas entidades estatales para generar políticas públicas y programas que atiendan las necesidades de los grupos estudiados.
“Uno de los grandes desafíos que tiene el instituto es instaurar un sistema de cuidados general en Chile que va más allá de la persona mayor y de la persona con discapacidad. Necesitamos un soporte desde la política pública, desde el Estado, que pueda garantizar los cuidados a lo largo del ciclo de la vida, destaca la Dra. Araya.