El sedentarismo y la mala alimentación están asociadas a un mayor riesgo de falla cardiaca

Investigadores de Estados Unidos realizaron un estudio que afirma que hay una relación directa entre el volumen de tejido adiposo en el corazón y los riesgos de tener una falla cardiaca. Lo relevante es que esta grasa no se encontraría sólo en personas con sobrepeso u obesidad, sino que estaría presente en personas delgadas, e incluso en deportistas de alto rendimiento.

El estudio publicado en el Journal of the American College of Cardiology, sostiene que la grasa pericárdica está asociada con un mayor riesgo de Insuficiencia Cardiaca, en particular Insuficiencia Cardiaca con fracción de eyección conservada en mujeres y hombres.

Al respecto, el cardiólogo e investigador del Núcleo Cardio MR, Gonzalo Martínez, explica que esta capa de grasa se aloja entre la pared externa cardiovascular y un tejido que cubre todo el músculo, llamado “pericardio”.

Su función es proteger el miocardio del roce que produce el continuo movimiento del corazón en el tórax. Además, esta capa actúa también como una fuente de energía para el miocardio, a través de los ácidos grasos que contiene. Su presencia es normal y saludable.

El Dr. Marcelo Andía, director alterno del Núcleo Cardio MR, indica que “los seres humanos almacenamos grasa en dos lugares distintos de nuestro cuerpo: los depósitos subcutáneos, que suele ser considerada metabólicamente inactiva; y la grasa visceral o intraabdominal, que es considerada metabólicamente activa, pro-inflamatoria y muy asociada con enfermedades cardiacas”.

Los expertos sostienen que la cantidad de grasa visceral está asociada a un mayor riesgo de padecer enfermedades como la aterosclerosis o infartos al corazón. Sin embargo, el tejido adiposo alojado en el corazón no es de la misma naturaleza que la presente en la cavidad abdominal.

Pese a ello, el Dr. Martínez, también académico de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica, sostiene que “se ha visto que este tejido adiposo tiene una capacidad de inflamación”. Es decir, pareciera ser que puede activar ciertas respuestas inadecuadas en las arterias coronarias, que son las responsables de los infartos.

“La grasa pericárdica existe en todos los individuos, pero puede variar en su magnitud”, complementa Martínez. Antes se describía una enfermedad llamada ‘Adiposis Cordis’, la cual está vinculada a una gran cantidad de grasa en las paredes del corazón, relacionándose a pacientes con obesidad mórbida. Sin embargo, este fenómeno se está asociando más al grado de inflamación que puede tener esta capa adiposa, y no a la condición física de la persona.

Con esto, el riesgo está en la capacidad de inflamación del tejido adiposo pericardial, pudiendo generar problemas en las arterias coronarias. Esta se relaciona con la cantidad de grasa visceral que pueda estar alojada en la cavidad abdominal del individuo. Sin embargo, esto no es exclusivo de la gente con sobrepeso u obesidad.

“No debemos engañarnos, pues hay personas que parecen delgadas, pero pueden tener grandes volúmenes de grasa visceral o intraabdominal que no se nota a la vista. Y, por el contrario, personas con evidente sobrepeso, como los luchadores de sumo japoneses, por ejemplo, donde el predominio es de la grasa subcutánea.

Los expertos sostienen que el riesgo de inflamación del del tejido adiposo pericardial está asociado al sedentarismo o malos hábitos alimenticios, independiente del peso de la persona. Estas tienden a un mayor riesgo de acumular grasa al interior del abdomen.

Esto, según detallan los investigadores, es particularmente más frecuente en hombres y en mujeres después de la menopausia. Los riesgos de insuficiencia cardiaca aumentan en estos casos, que podría desencadenar una falla provocada de manera silenciosa en quienes se vean sanos por fuera, y no lo sean por dentro.

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