La evidencia respecto a que los medicamentos opioides alivian el dolor de la migraña es baja e insuficiente, descubre un gran metanálisis de Mayo Clinic, publicado recientemente en JAMA. No obstante, algunas terapias más novedosas, junto con los tratamientos ya establecidos para la migraña, mostraron una relación entre moderada y fuerte con el alivio del dolor.
El metanálisis combinó los resultados de varios estudios científicos, incluidas 15 revisiones sistemáticas y 115 ensayos clínicos aleatorios en 28 803 pacientes. Pese a que la reacción de muchos pacientes fue diferente, los investigadores comentan que el estudio ofrece un buen punto de partida para que pacientes y proveedores de atención médica conversen acerca del tratamiento.
“La elección de un tratamiento para los ataques de migraña requiere un método personalizado para cada paciente. Convivir con migrañas es difícil y hasta debilitante para millones de personas en todo el mundo”, dice la autora principal del trabajo, la Dra. Juliana VanderPluym, neuróloga de Mayo Clinic.
La migraña provoca un dolor de cabeza palpitante o una sensación de pulsaciones que normalmente ocurre en un solo lado de la cabeza y suele presentarse con náusea, vómito y sensibilidad extrema a la luz y el sonido. Cuando no se trata la migraña, generalmente dura entre 4 y 72 horas. Según la Fundación para Investigación sobre Migrañas, aproximadamente el 12 por ciento de la población mundial sufre migrañas, incluido el 18 por ciento de las mujeres estadounidenses.
El estudio descubrió que los medicamentos triptanes, los AINE (antiinflamatorios no esteroideos, como aspirina, diclofenac, ibuprofeno y ketorolac) y una combinación de ambos aportan la mayor base de evidencia para alivio a las dos horas, así como un día después de la aparición de los síntomas. La evidencia de dos tratamientos más nuevos que recientemente obtuvieron la autorización de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), el ubrogepant y el rimegepant, es entre moderada y fuerte, además de causar efectos secundarios leves. Otra nueva terapia, el lasmiditán, también cuenta con fuerte evidencia, pero hubo una relación con riesgo significativo para eventos adversos.
Entre los dispositivos, la estimulación externa del nervio vago (en la parte lateral del cuello) y la neuromodulación eléctrica a distancia (sobre el brazo) mostraron evidencia moderada, mientras que la estimulación externa del nervio trigémino (sobre las cejas) y de la estimulación magnética transcraneana (sobre la parte posterior de la cabeza) aportaron un poco menos de evidencia.
Un editorial que acompaña al estudio publicado en JAMA lo alabó porque brinda “la posibilidad de pensar de forma nueva respecto al tratamiento de la migraña” y observó que “el mensaje claro de esta revisión es que los medicamentos opioides no son adecuados como terapia aguda contra la migraña”.
“Dada la evidencia respecto a la eficacia de muchos otros tipos de medicamentos, la ausencia de pruebas sobre la eficacia de los medicamentos opioides como tratamiento agudo contra la migraña y la evidencia abrumadora sobre lo nocivo que es consumirlos con frecuencia, queda claro que para tratar la migraña, los medicamentos opioides deben administrarse de forma esporádica, o no hacerlo en absoluto”, continúa diciendo el editorial.
Los medicamentos opioides se vieron involucrados en más del 70 por ciento de las muertes debidas a sobredosis durante el 2019, según informan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Aunque la tendencia parecía nivelarse o disminuir antes de la pandemia de la COVID-19, los datos preliminares de los CDC muestran que posiblemente fue en el año 2020 cuando se registró más muertes por sobredosis en los Estados Unidos.
“Reducir al mínimo el consumo de medicamentos opioides, siempre que sea necesario, es de vital importancia para la salud pública. Nuestro estudio muestra que existen muchas alternativas al tratamiento con fármacos opioides y funcionan mejor, además de generalmente causar menos efectos secundarios adversos”, comenta el Dr. Zhen Wang, investigador del Centro Robert D. y Patricia E. Kern para la Ciencia de Brindar Atención Médica en Mayo Clinic.
La Dra. VanderPluym informa que hace consultoría para Teva y que recibe un subsidio para investigación de parte de Amgen. El Dr. Halker Singh informa que hace consultoría para Teva e Impel. No hay más revelaciones por hacer.
El estudio se financió gracias a la Agencia para Investigación sobre la Atención Médica y la Calidad, perteneciente al Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos. El estudio también contó con el apoyo del Centro Robert D. y Patricia E. Kern para la Ciencia de Brindar Atención Médica en Mayo Clinic. El centro busca descubrir nuevas maneras de mejorar la salud, de transformar esos descubrimientos en tratamientos, procesos y procedimientos accionables y basados en evidencias, así como de aplicar esos nuevos conocimientos para mejorar la atención médica de los pacientes en todas partes.