Dentro de las medidas de autocuidado para esta pandemia se ha promovido fuertemente el lavado de manos, distanciamiento físico y el uso de mascarillas. La función de esta última es evitar que los aerosoles que generamos al hablar, respirar o estornudar se propaguen en el ambiente, así, en caso de estar infectados, evitamos que otros se contraigan el virus; esto es conocido como control de fuente.
Sin embargo, una interrogante que ha surgido es qué tipos de mascarillas son efectivas: ¿las mascarillas N95, quirúrgica, de tela o de polaina? Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) recomiendan que el público general utilice mascarillas de tela y reservar las N95 para el personal sanitario. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que tanto los proveedores de atención médica como cualquier persona que tenga o que pueda tener Covid-19, o que esté cuidando a alguien que tiene o quizás tenga el virus, o que califique como persona de riesgo usen mascarillas médicas.
Laura (Layla) H. Kwong, profesora de Ciencias de la Salud Ambiental, Universidad de California, Berkeley, participó recientemente de un ensayo controlado aleatorio más grande hasta la fecha que prueba la efectividad del uso de mascarillas. Si bien, sus resultados aún no son revisados por pares, ha sido reconocido por la comunidad médica.
“Lo que encontramos proporciona evidencia estándar de oro que confirma investigaciones previas: el uso de mascarillas, particularmente mascarillas quirúrgicas, previene el Covid-19”, resalta la investigadora.
Estudios previos
En abril de 2020, los investigadores demostraron que las personas infectadas con un coronavirus, pero no con el Sars-CoV-2, exhalaban menos ARN del coronavirus en el aire a su alrededor si usaban mascarillas.
Otro estudio observacional publicado a fines de 2020 analizó la demografía, las pruebas, los encierros y el uso de este recurso de protección en 196 países. Los investigadores encontraron que después de controlar otros factores, los países con normas culturales o políticas que apoyaban el uso de mascarillas vieron un aumento semanal de la mortalidad por coronavirus per cápita del 16% durante los brotes, en comparación con un aumento semanal del 62% en los países sin normas de uso.
“Los estudios de laboratorio, observacionales y de modelado han respaldado constantemente el valor de muchos tipos de mascarillas. Pero estos enfoques no son tan sólidos como los ensayos controlados aleatorios a gran escala entre el público en general, que comparan grupos después de que la intervención se implementó en algunos grupos seleccionados al azar y no en los grupos de comparación”, indica la experta.
Resultados del estudio
Desde noviembre de 2020 hasta abril de 2021, la Dra. Kwong junto con sus colegas Jason Abaluck, Ahmed Mushfiq Mobarak, Stephen P. Luby, Ashley Styczynski, en estrecha colaboración con socios del gobierno de Bangladesh y la investigación sin fines de lucro Innovations for Poverty Action, llevaron a cabo un estudio aleatorizado a gran escala, un ensayo controlado sobre enmascaramiento en Bangladesh. “Nuestros objetivos eran aprender las mejores formas de aumentar el uso de mascarillas sin un mandato, comprender el efecto del uso de mascarillas en Covid-19 y comparar las mascarillas de tela y las quirúrgicas”, resalta.
El estudio involucró a 341,126 adultos en 600 aldeas en las zonas rurales de Bangladesh. En 300 aldeas no se promocionó el uso de mascarillas, dejando al libre albedrío su utilización. En 200 aldeas se promovió el uso de mascarillas quirúrgicas y en 100 aldeas promocionaron mascarillas tela, probando varias estrategias de divulgación diferentes en cada grupo.
“En el transcurso de ocho semanas, nuestro equipo distribuyó mascarillas gratis a cada adulto en los grupos en sus hogares, brindó información sobre los riesgos de Covid-19 y el valor de usarlas. También trabajamos con líderes comunitarios y religiosos para modelar y promover su uso y contratamos personal para caminar por la aldea y pedir educadamente a las personas que no llevaban una que se la pusieran”, describe la investigadora. El personal vestido de civil registró si las personas las usaban correctamente sobre la boca y la nariz, incorrecta o simplemente no las usaban.
Para el análisis, pasada cinco a nueves semanas, se recopiló información sobre los síntomas Covid-19 en adultos. En los casos en que las personas informaron algún síntoma Covid, se analizó una muestra de sangre en busca de evidencia de infección.
Los resultados evidenciaron que el uso de la mascarilla aumentó un 42%en el grupo que recibió mascarillas y solo un 13% en el grupo que no recibió el implemento. “Curiosamente, el distanciamiento físico también aumentó en un 5% en los pueblos donde promocionamos mascarillas”, resalta Kwong.
“En las 300 aldeas donde distribuimos cualquier tipo de mascarilla, vimos una reducción del 9% en Covid-19 en comparación con las aldeas donde no promocionamos su uso. Debido al pequeño número de aldeas donde promocionamos de tela, no pudimos decir si estas o las quirúrgicas eran mejores para reducir el Covid-19”, apunta.
Sin embargo, el estudio sí logró constatar que en las aldeas donde se distribuyó mascarillas quirúrgicas, el Covid-19 se redujo en un 12%. En esas aldeas, el Covid-19 se redujo en un 35% para las personas de 60 años o más y en un 23% para las personas de 50 a 60 años. Al observar los síntomas similares al Covid-19, los investigadores encontraron que tanto las mascarillas quirúrgicas como las de tela dieron como resultado una reducción del 12%.
“Antes de este estudio, había una falta de evidencia estándar de oro sobre la efectividad de las mascarillas para reducir el Covid-19 en la vida diaria. Nuestro estudio proporciona pruebas sólidas del mundo real de que las mascarillas quirúrgicas reducen el Covid-19, en particular para los adultos mayores que enfrentan tasas más altas de muerte y discapacidad si se infectan”, afirma la científica.
“Los formuladores de políticas y los funcionarios de salud pública ahora tienen evidencia de laboratorios, modelos, observaciones y ensayos del mundo real que respaldan el uso de mascarillas para reducir las enfermedades respiratorias, incluido el Covid-19. Dado que Covid-19 se puede transmitir fácilmente de persona a persona, si más personas usan mascarillas, los beneficios aumentan”, aclara la experta.