El Síndrome de Yentl fue descrito por primera vez en 1991 en la revista The New England Journal of Medicine. La cardióloga Bernadine Healy fue quien acuñó este término para explicar el sesgo de género respecto al diagnóstico, tratamiento e investigación de las enfermedades cardiovasculares en mujeres.
El término de “Yentl” viene de la película homónima protagonizada y dirigida por Barbra Streisand, quien interpreta a una mujer judía que se disfraza de hombre para ingresar a la universidad a estudiar medicina. La doctora Healy, quien también fue la primera mujer directora de los Institutos de Salud de Estados Unidos, consideró apropiado vincular esta problemática de salud con la narración ficticia de 1983, calzando la discriminación de la mujer para acceder a estudiar medicina con la discriminación que sufren al momento de presentar signos de enfermedades cardiacas.
Observó que en el centro médico donde se desempeñaba las mujeres eran diagnosticadas con enfermedades vasculares en un número menor que los hombres. Además, que estas ingresaban al hospital con menor frecuencia, recibían menos intervenciones quirúrgicas y estaban poco representadas en los ensayos clínicos que testeaban fármacos para estas enfermedades.
Esto llevó a que la cardióloga pusiera en la palestra el sesgo de género que hay en la medicina a la hora de diagnosticar y tratar a las mujeres por enfermedades relacionadas con el corazón. “Ella puso como ejemplo el caso de esta mujer que era minimizada por hombres con lo que les pasaba a las mujeres cuando tenían, por ejemplo, un infarto al miocardio”, explica la Dra. Mónica Acevedo, cardióloga y docente de la Pontifica Universidad Católica de Chile y socia activa de la Sociedad Chilena de Cardiología (Sochicar).
“Los infartos al miocardio generalmente presentan síntomas diferentes entre hombres y mujeres”, comenta la Dra. Acevedo, quien además resalta que los signos de las mujeres suelen ser minimizados en la atención médica. “La semejanza con la película es que, si las mujeres se hicieran pasar por hombres, quizá estaríamos diagnosticando a muchas más mujeres con enfermedad coronaria”, sentencia.
Entonces la visibilzación de esta problemática de salud surge a principios de los 90.
Sí. Desde ese entonces empezó a surgir este concepto de que las mujeres no eran atendidas cuando tenían dolor precordial porque se creía que la enfermedad coronaria era solamente de hombres. Con la publicación de la doctora Healy en la revista del New England surge una voz. En 1997 la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) realizó una encuesta de conciencia de enfermedad en las mujeres. En él se da cuenta que solo un 20% de las mujeres decían que la principal enfermedad de la cual iba a morir era la cardiovascular.
¿Qué acciones se han tomado para generar conciencia sobre las enfermedades cardiacas y su impacto en la salud de las mujeres?
En ese mismo año, dentro del seno del a American Heart Association, se inició la campaña “Go Red For Women”, “Vístete de rojo por la mujer”, en español. Todos usamos prendas rojas para concientizar a las mujeres de que la principal enfermedad que la va a matar es la enfermedad cardiovascular.
La campaña sigue vigente hasta el día de hoy, a la cual se han sumado organizaciones como la World Heart Federation y distintas comunidades científicas, dentro de las cuales también está la Sociedad Chilena de Cardiología (Sochicar). Con ella tratamos de promover el conocimiento de la enfermedad cardiovascular en la mujer.
¿Cómo están los índices de enfermedad cardiovascular en las mujeres chilena?, ¿En el país también se presenta esta tendencia de desconocimiento?
En Chile todavía existe una muy baja conciencia sobre la enfermedad cardiovascular en la mujer. En las últimas casuísticas que tenemos, en términos generales, no pasa de un 15% la conciencia de que la principal causa de muerte em la mujer es la enfermedad cardiovascular. Las chilenas creen que la principal causa de muerte en el género son los cánceres en general y el cáncer de mamá en particular.
¿Por qué existe esta baja conciencia, a nivel mundial, sobre la letalidad y prevalencia de las enfermedades cardiovasculares en mujeres?
Porque la enfermedad cardiovascular en la mujer se manifiesta de manera distinta que en el hombre. En general, el infarto al miocardio en el hombre se presenta como un dolor al pecho y sudoración profusa. Sin embargo, en la mujer tiene distintas formas de manifestarse, mucho más polimorfa en su presentación: puede ser un dolor en la mandíbula, un dolor en el cuello, un dolor en el dorso, un dolor en el epigastrio (que es la primera parte de la guatita), puede asociarse solamente a cansancio, náuseas o a vómitos. Esto hace que sea mucho más difícil diagnosticar un infarto al miocardio en la mujer que en el hombre.
Por mucho tiempo se pensó que la mujer no tenía infartos, que era mucho menos prevalente que en el hombre. En sí, en los hombres es más prevalente, pero en la mujer es mucho más letal. ¿Qué significa esto?, que si yo tengo a tu papá y a tu mamá acostados en una misma una cama y los dos están con infarto al corazón, tu mamá tiene el doble del riesgo de morir por el infarto que tu papá.
Respecto a los estudios sobre esta enfermedad, ¿cómo se vinculan con que las mujeres sean en menor proporción diagnosticadas?
Son muchos los factores, pero, en primer lugar, las investigaciones desarrolladas para comprender las enfermedades cardiovasculares y la búsqueda de tratamientos no suelen haber mujeres. Es decir, las investigaciones se centran en los hombres, por ello recién en los años 90 la doctora Healy vislumbró que las mujeres presentan sintomatología de enfermedades al corazón diferentes a los hombres. Así, La falta de información limita el potencial para el desarrollo de estrategias sexo-específicas en CVD.
Al haber poca evidencia, no se trataba esa problemática de sesgo en las escuelas de medicina, trabajo que en la Universidad Católica sí estamos realizando. Por consiguiente, los médicos estaban menos preparados para vincular algunos síntomas de las mujeres con enfermedades coronarias. Esto provoca que la derivación no sea temprana y que no se apliquen los exámenes correspondiente para verificar si es un problema cardiaco o no.
Por último, está el desconocimiento de las mujeres sobre sus propias enfermedades. Como te mencioné anteriormente, las mujeres no perciben las enfermedades cardiacas como una de las principales enfermedades que les afecta. El no tener conocimiento de ello o de sus síntomas, hace que las propias mujeres pasen por alto que pueden estar viviendo un infarto. En 2016, solo un 9,3% consideraba que un ataque al corazón era uno de los principales problemas de salud que padecían las mujeres. En primer lugar, se considera el cáncer y cáncer de mama con un 38,8%.
Para terminar, me gustaría que ahondara un poco sobre la acción de la revista Lancet y su número especial sobre mujeres y enfermedades cardiovasculares.
En 2021, la revista científica The Lancet emitió un número especial donde reunió a científicas de todo el mundo para abordar el sesgo de género en las enfermedades cardiacas. Yo fui convocada por mis pares para representar al grupo latinoamericano en esta comisión especial que buscaba sensibilizar a la comunidad científica sobre esta problemática de salud.
Se hizo un llamado para que de aquí al año 2030 disminuya la morbimortalidad de la enfermedad cardiovascular en las mujeres. Se llamó a tener más pesquisa, a estar más atentos en el diagnóstico, a que haya más estudios que incluyan a mujeres. Actualmente las mujeres representan un 30% versus un 70% de hombres, de manera que se llama a que este grupo sea considerado en los estudios y a que se publiquen más estudios sobre esto.