Pese a la alta prevalencia de problemas a la visión entre los chilenos, los resultados de la encuesta Cadem indican que el 42% no ha visitado al oftalmólogo en el último año, a pesar de que lo recomendado es, al menos, un chequeo anual.
La visión es una experiencia más compleja que ver o no ver bien, y puede influir de forma muy diversa en el desarrollo y calidad de vida de las personas. Lo cierto es que quienes pierden la visión, pueden experimentar graves dificultades en el ámbito laboral y familiar, debiendo depender de otros para desarrollar sus actividades básicas de la vida cotidiana.
La visión se desarrolla en la infancia desde el nacimiento hasta aproximadamente los 15 y 18 años, pero el período más importante es entre el nacimiento hasta que cumplen 6 años, donde se desarrolla completamente la visión. A partir de esa edad, se acaba el desarrollo de las capacidades visuales.
“La importancia de los chequeos anuales es que permite detectar cambios en los defectos refractivos como la miopía y el astigmatismo, también permite saber de forma temprana patologías como glaucoma y catarata, las cuales no presentan síntomas agudos” señala el Dr. Luis Montes, médico general y oftalmólogo de Clínica Los Leones.
Según el último reporte del Ministerio de Salud, hay 3.400 atenciones oftalmológicas incluidas en el plan AUGE (como cataratas, estrabismo y vicios refractivos) en lista de espera. En promedio, los pacientes del sistema público deben esperar 65 días para conseguir atención, mientras que aquellas consultas oftalmológicas no incluidas, hay 302 mil atenciones pendientes.
En este contexto, una de las primeras causas de ceguera en edad laboral alcanzando un 36% de la población es la retinopatía, mientras que el glaucoma y la degeneración macular relacionada con la edad, no cuentan con garantía GES, lo que se traduce en que el financiamiento no está asegurado para el diagnóstico ni el tratamiento.
El especialista de Clínica Los Leones –recinto médico que cuenta con Fonasa en oftalmología adulto e infantil- recomienda estar pendiente de las señales para controlar una posible enfermedad visual a tiempo. “Algunos de los primeros signos pueden ser ojos doloridos y llorosos, dolor de cabeza, visión borrosa o doble, mayor sensibilidad a la luz, dificultad para concentrarse y sensación de no poder mantener los ojos abiertos”.
En este contexto, señala que se deben hacer chequeos regulares entre uno a dos años y consultar con oftalmología ante cualquier cambio en la visión. “Por otra parte es importante utilizar filtros de luz azul en lentes o usar aplicaciones que reducen esta luz en las pantallas, también es necesario hacer pausa cada 1 o 2 horas, con un tiempo de 5 minutos para descansar la vista”, finaliza el Dr. Luis Montes.