Las personas que contraen la COVID-19 suelen experimentar problemas de memoria, atención y concentración, incluso después de recuperarse de la enfermedad inicial. Un nuevo estudio de la Universidad de Waterloo (Bélgica) ha demostrado que, además, tienen un número «significativamente mayor» de fallos cognitivos en el trabajo.
«La COVID-19 va a ser una parte continua de la vida, al menos en un futuro previsible. Ahora es habitual que la gente se contagie de COVID-19, se recupere y vuelva a trabajar. Sin embargo, en nuestro estudio, las personas que habían contraído COVID-19 informaron de más dificultades en el trabajo», comentó James Beck, responsable de la investigación, que se ha publicado en la revista científica ‘Scientific Reports’.
Los investigadores recogieron datos de una muestra de 94 adultos que trabajaban a tiempo completo y que habían contraído o no la COVID-19 al menos un mes antes del estudio. Ambos grupos se emparejaron en cuanto a características demográficas clave.
«En relación con el grupo que nunca había tenido COVID-19, el grupo que había contraído COVID-19 informó de más fallos cognitivos en el trabajo, que se definen como problemas de memoria, atención y acción», apuntó Beck.
Un segundo hallazgo del trabajo es que los fallos cognitivos se asociaron con una disminución de la autoevaluación del rendimiento laboral, así como con un aumento de las intenciones de abandonar voluntariamente el trabajo actual.
«Estos resultados pueden tener importantes implicaciones para los directivos y las organizaciones en general. Las personas que se reincorporan al trabajo después de contraer la COVID-19 pueden tener dificultades para volver a su nivel de rendimiento anterior a la misma, y puede ser necesario realizar adaptaciones. Estas adaptaciones podrían incluir la reducción de la carga de trabajo, la ampliación de los plazos o la provisión de acuerdos de trabajo flexibles», concluyó Beck.