Tras la celebración del 50° período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos sobre gestión de la higiene menstrual, derechos humanos e igualdad de género, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió que la menstruación sea reconocida “como un problema de salud, no un problema de higiene”.
La organización lamentó que la salud menstrual no haya formado parte de la agenda de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, ni en la Declaración del Milenio, ni tampoco esté incluida en las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para los objetivos de salud, igualdad de género o agua y saneamiento.
El organismo de Naciones Unidas solicitó tres acciones concretas:
1. Reconocer y enmarcar la menstruación como un problema de salud, no un problema de higiene, un problema de salud con dimensiones físicas, psicológicas y sociales, y que debe abordarse en la perspectiva de un curso de vida, desde antes de la menarquia hasta después de la menopausia.
2. Reconocer que la salud menstrual significa que las mujeres y niñas y otras personas que menstrúan, tengan acceso a información y educación al respecto; a los productos menstruales que necesitan; instalaciones de agua, saneamiento y eliminación; a la atención competente y empática cuando sea necesario; vivir, estudiar y trabajar en un entorno en el que la menstruación se vea como algo positivo y saludable, no como algo de lo que avergonzarse; y participar plenamente en el trabajo y las actividades sociales.
3. La OMS reconoce que varios sectores tienen funciones igualmente importantes que desempeñar en la promoción y salvaguardia de la salud menstrual y se compromete a intensificar sus esfuerzos para alentar a los encargados de formular políticas y los administradores de programas de salud a colaborar con estos sectores para promover los derechos de las mujeres, las niñas y otras personas que menstrúan. y satisfacer sus necesidades integrales de salud menstrual, especialmente en contextos humanitarios.
La OMS también se compromete a romper el silencio y el estigma asociados con la menstruación y hacer que las escuelas, los centros de salud y otros lugares de trabajo (incluidos los lugares de trabajo de la OMS) respondan a la menstruación.
El organismo instó a los gobiernos a “hacer mucho más” para avanzar en esta nueva mirada sobre la menstruación.
“Los gobiernos están comenzando a actuar, pero necesitan hacer mucho más. Algunos gobiernos han eliminado los impuestos sobre los productos menstruales, otros se han centrado en los desafíos que enfrentan las adolescentes en edad escolar para obtener productos menstruales, y otros han puesto en marcha estrategias para proporcionar productos menstruales a poblaciones en circunstancias difíciles, por ejemplo, aquellas que no tienen hogar o las que están encarceladas”, señaló.
Normalizar y romper el silencio
Finalmente, la OMS llamó a “normalizar la menstruación y romper el silencio que la rodea”.
“Deberían hacer escuelas, lugares de trabajo e instituciones públicas que apoyen el manejo de la menstruación con comodidad y dignidad. Más importante aún, deberían normalizar la menstruación y romper el silencio que la rodea. Finalmente, en el contexto de lo que está sucediendo en Etiopía, Ucrania y otros lugares, los gobiernos deberían incluir una atención a la menstruación como parte de una respuesta más amplia de Salud Sexual y Reproductiva en aquellas personas desplazadas debido a la guerra o calamidades naturales”, indicó.