Investigadores del Walter and Eliza Hall Institute of Medical Research (Australia) han descubierto que el cáncer de pulmón y las células inmunitarias dependen de las mismas fuentes de energía de nuestro cuerpo para desarrollarse, lo que podría dar lugar a un replanteamiento fundamental de las opciones de tratamiento para algunos pacientes con cáncer de pulmón.
El estudio, publicado en la revista científica ‘Cell Metabolism’, evidenció que un método utilizado actualmente para tratar una forma agresiva de cáncer de pulmón en ensayos clínicos impide inadvertidamente que las células inmunitarias protejan al organismo contra la enfermedad.
Al trazar un mapa de las «huellas energéticas» implicadas, el estudio indicó que los tratamientos que pretenden suprimir el crecimiento del tumor y, al mismo tiempo, reforzar el sistema inmunitario, pueden ser contraproducentes.
Aunque el cáncer de pulmón representa sólo uno de cada diez diagnósticos de cáncer al año, sigue siendo la principal causa de muerte relacionada con el cáncer. El adenocarcinoma de pulmón es el subtipo más frecuente diagnosticado, y representa el 40 por ciento de todos los cánceres de pulmón.
La inmunoterapia es una forma emergente de tratamiento del cáncer que refuerza el sistema inmunitario para potenciar los linfocitos T (células inmunitarias fundamentales para la capacidad del organismo de combatir el cáncer) y se utiliza actualmente para tratar a muchos pacientes con adenocarcinoma de pulmón.
Los tumores suelen depender de una fuente de energía conocida como glutamato para crecer y sobrevivir. Se han desarrollado fármacos conocidos como inhibidores de la glutaminasa para suprimir el crecimiento de los tumores cancerígenos impidiendo que el glutamato libere su energía.
Una terapia combinada, actualmente en fase de ensayo clínico, incluye un inhibidor de la glutaminasa y la inmunoterapia, en un enfoque que los investigadores esperaban que proporcionara un doble beneficio, al bloquear el crecimiento del tumor y sobrealimentar las células T.
Sin embargo, este nuevo estudio replantea fundamentalmente si este tratamiento combinado es beneficioso. Las pruebas del inhibidor de la glutaminasa en modelos preclínicos dieron resultados sorprendentes.
«Descubrimos que el fármaco no sólo bloqueaba la actividad del tumor, sino también la de las células T, que son fundamentales en la lucha del organismo para eliminar estos tumores. La inmunoterapia funciona potenciando la actividad de las células T. Nuestros hallazgos demuestran que el inhibidor de la glutaminasa contrarresta los beneficios de la inmunoterapia, ya que el fármaco impide que las células T funcionen y protejan al organismo», destacó una de las líderes del trabajo, Sarah Best.
Los investigadores afirman que los hallazgos son fundamentales, dado que los pacientes de los ensayos clínicos están recibiendo actualmente este tratamiento combinado de inmunoterapia e inhibición de la glutaminasa.
«Estas células inmunitarias dependen del glutamato y de la actividad de la glutaminasa para prosperar tanto como las células cancerosas, y nuestra investigación ha demostrado que esta vía metabólica es esencial para la actividad antitumoral de las células T», concluyó Best.