Un amplio estudio publicado en la revista The Lancet concluyó que las personas jóvenes, de entre 15 y 39 años, tienen mayores riesgos para su salud si beben alcohol que los mayores de 40 que no presenten condiciones de salud subyacentes, quienes podrían tener algunos beneficios en un consumo moderado.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y los expertos coinciden en que no existe un nivel de consumo saludable: no tomar alcohol es la mejor forma de evitar futuros problemas de salud.
Ahora, una nueva investigación es la primera en informar sobre el riesgo de alcohol de acuerdo con la región geográfica, la edad, el sexo y año de cada informe analizado, y fue llevado a cabo por el Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud (IHME) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington.
El trabajo analizó 30 años de datos de personas de 15 a 95 años de edad de 204 países y territorios recopilados por el Estudio de Carga Global de Enfermedades, Lesiones y Factores de Riesgo del Instituto, que rastrea la muerte prematura y la discapacidad de más de 300 enfermedades.
Los investigadores evaluaron que 1.340 millones de personas en todo el mundo consumieron cantidades dañinas de alcohol en 2020 y que algo más del 59% de esas personas tenían entre 15 y 39 años y más de dos tercios eran hombres.
Los científicos sugirieron que las recomendaciones globales de consumo de alcohol deben basarse en la edad y la ubicación, con las pautas más estrictas dirigidas a los hombres de entre 15 y 39 años, que corren el mayor riesgo de consumo nocivo de alcohol en todo el mundo.
Para este grupo de edad, beber alcohol no brinda ningún beneficio para la salud y, por el contrario, representa muchos riesgos, ya que el 60% de las lesiones relacionadas con la bebida ocurren entre personas de este grupo de edad, incluidos accidentes automovilísticos, suicidios y homicidios.
La investigación también indicó que los adultos de 40 años o más sin condiciones de salud subyacentes pueden ver algunos beneficios del consumo de alcohol en cantidades pequeñas, calculadas entre una y dos bebidas estándar por día, incluido un riesgo reducido de enfermedad cardiovascular, accidente cerebrovascular y diabetes.
”Nuestro mensaje es simple: los jóvenes no deben beber, pero las personas mayores pueden beneficiarse de beber pequeñas cantidades. Si bien puede no ser realista pensar que los adultos jóvenes se abstendrán de beber, creemos que es importante comunicar la evidencia más reciente para que todos puedan tomar decisiones informadas sobre su salud”, dijo la autora principal, doctora Emmanuela Gakidou, profesora de Ciencias de la Métrica de la Salud en el IHME de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington.
La experta agregó que, “cuando observa el impacto acumulativo en la salud, particularmente entre los adultos mayores, muestra que una pequeña cantidad en realidad es mejor para usted que no beber. Por todas las demás causas, es perjudicial en todos los niveles de consumo”.
El escaso beneficio señalado para la salud cardiovascular, accidente cerebrovascular y diabetes, no se encontró para otras afecciones tales como la tuberculosis, la hipertensión, la fibrilación auricular, la enfermedad hepática, la epilepsia, la pancreatitis y muchos tipos de cáncer.
Gakidou recordó que “las pautas sobre el alcohol, tanto las globales como las nacionales, por lo general han enfatizado la diferencia entre el nivel de consumo de los hombres en comparación con las mujeres”, pero “lo que sugiere nuestro trabajo es que las pautas globales, las pautas nacionales y las pautas locales serían más efectivas si enfatizan la edad en lugar del sexo”, recomendó.
De acuerdo con el informe, una “bebida estándar” sería equivalente a 10 gramos de alcohol puro, que podría ser un vaso pequeño de vino tinto de 100 mililitros, una lata o botella estándar de 355 mililitros de cerveza de 3,5% de alcohol o un trago de licor de 30 mililitros, con una graduación alcohólica de 40%.
Colin Angus, investigador principal del Grupo de Investigación de Alcohol de Sheffield en la Universidad del Reino Unido, quien no participó del estudio, dijo en un comunicado que las estadísticas muestran que hay “más de 14 veces más muertes atribuibles al alcohol en el Reino Unido entre personas de 70 a 74 años que entre 20 y 24 años”. Se trata de datos que “contradicen la afirmación de este nuevo estudio de que debemos centrarnos en el consumo de alcohol de los grupos de edad más jóvenes”, dijo.
Para este grupo de edad, beber alcohol no brinda ningún beneficio para la salud y, por el contrario, representa muchos riesgos, ya que el 60% de las lesiones relacionadas con la bebida ocurren entre personas de este grupo de edad, incluidos accidentes automovilísticos, suicidios y homicidios.
“El elefante en la habitación con este estudio es la interpretación del riesgo basada en los resultados de la enfermedad cardiovascular, particularmente en las personas mayores”, consideró el doctor Tony Rao, investigador clínico visitante en el Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King’s College Londres, quien tampoco formó parte del trabajo.
“Sabemos que los supuestos beneficios para la salud del alcohol en el corazón y la circulación se equilibran con el mayor riesgo de otras afecciones como el cáncer, la enfermedad hepática y los trastornos mentales como la depresión y la demencia”, destacó Rao, en un comunicado.
Un estudio conocido en marzo pasado de especialistas de las Universidades de Wisconsin, Suiza y Pensilvania, publicado en la revista Nature Communications, analizó el consumo de alcohol, incluso en niveles que la mayoría consideraría moderados (unas cuantas cervezas o copas de vino a la semana).
Para abordar esto, examinaron las asociaciones entre la ingesta de alcohol y la estructura cerebral utilizando datos de imágenes multimodales de 36.678 adultos generalmente sanos de mediana edad y mayores del Biobanco del Reino Unido, controlando numerosos factores de confusión potenciales. De acuerdo con la evidencia científica anterior, encontraron asociaciones negativas entre la ingesta de alcohol y la macroestructura y microestructura del cerebro.
El alcohol es un factor de riesgo para más de 200 trastornos de salud y está vinculado al 40% de las muertes por enfermedades hepáticas. Expertos reunidos en el Congreso Internacional del Hígado, celebrado en Londres, Reino Unido, a fines de junio, alertaron sobre la importancia de reducir la ingesta de alcohol y tomar medidas para moderar el consumo. Una investigación llevada adelante por la Asociación Europea de Estudios del Hígado y la revista científica The Lancet señaló que Europa sufre la mayor tasa de consumo de alcohol del mundo. En el continente, mueren unas 290.000 personas al año por enfermedades hepáticas y al menos el 40% de esos fallecimientos están relacionados con el consumo de alcohol.
Los resultados develados por una investigación, publicada a comienzos de este año en la revista Hepatology, arrojaron que un aumento de un año en el consumo de alcohol durante la pandemia provocará 8.000 muertes adicionales por enfermedad hepática relacionada con el alcohol. Los investigadores también proyectaron 18.700 casos de insuficiencia hepática y 1.000 casos de cáncer de hígado para 2040.
“La pandemia de COVID-19 ha tenido muchas consecuencias no deseadas con un impacto desconocido a largo plazo. Nuestro estudio de modelado proporciona un marco para cuantificar el impacto a largo plazo del aumento del consumo de alcohol asociado con COVID-19 e iniciar conversaciones para posibles intervenciones”, aseguró en un comunicado de prensa el doctor Turgay Ayer, coautor del estudio que proyectó tasas de enfermedad hepática y muertes asociadas con el aumento del consumo de alcohol durante la pandemia.
Los investigadores simularon las tendencias de la enfermedad hepática y las trayectorias de bebida en todos los adultos de los Estados Unidos mediante el uso de datos recopilados de una encuesta nacional de adultos sobre sus hábitos de bebida, que mostró que el consumo excesivo de alcohol aumentó en un 21% durante la pandemia de COVID-19. Los autores compararon estos resultados con un escenario contrafactual en el que no hay cambios en los patrones de consumo de alcohol y no se produce COVID-19, según el estudio. Así, descubrieron que un aumento sostenido en el consumo de alcohol durante más de un año podría resultar en una mortalidad adicional del 19 al 35%.
Las mujeres son especialmente sensibles a los efectos del alcohol, según el Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo (NIAA). Los estudios muestran que las mujeres que beben una copa al día aumentan su riesgo de cáncer de mama entre un 5% y un 9% en comparación con las que se abstienen.
Por otra parte, para los mayores de 65 años, cualquier aumento en el consumo de alcohol es preocupante porque muchos “usan medicamentos que pueden interactuar con el alcohol, tienen problemas de salud que pueden empeorar” si beben. Además, consumir bebidas alcohólicas los puede volver “más susceptibles a caídas y otras lesiones accidentales”, dijo la NIAA.
Finalmente, Gakidou explicó que, respecto del anterior informe del IHME, publicado en 2016, “lo que hemos hecho en este nuevo estudio es un análisis más detallado y matizado de 21 regiones diferentes del mundo”.
“Lo que hemos podido hacer ahora es desglosarlo: ¿Para quién es dañino el alcohol? ¿Para quién es beneficioso el alcohol? Es por eso que el mensaje parece diferente, pero en realidad es consistente con lo que dijimos antes. Si me preguntas, ‘¿El mensaje será diferente en 10 años?’ Tal vez. Es probable que surjan nuevas evidencias” y “eso puede cambiar nuestro pensamiento”, agregó.