La incontinencia urinaria o fuga involuntaria de orina es una condición con la que viven miles de personas en todo el mundo y que padecen mayoritariamente mujeres, con una prevalencia del 45%, según un estudio realizado a mujeres chilenas mayores de 30 años y publicado por la revista médica Medwave.
Esta pérdida del control de la vejiga puede deberse a una serie de factores que van desde toser o estornudar, hasta tener la necesidad repentina de ir al baño en cualquier momento y lugar.
Además, a largo plazo, tiene un impacto en el bienestar emocional de las personas que sufren de esta afección ya que, al causarles vergüenza, lo viven en silencio.
Y si bien es una situación bastante frecuente, casi la mitad de las mujeres no usa nada que las ayude a manejar esta condición, tal como lo indica el estudio de AC Global Consumer Journey Map en Chile.
La incontinencia urinaria tiene diversos grados de intensidad:
• Leve, cuando los escapes de orina ocurren en bajas cantidades.
• Moderada, cuando la pérdida se produce con más frecuencia, llegando a mojar las prendas de ropa interior.
• Intensa, cuando no hay control de esfínter.
“Sabemos que esta condición afecta la calidad de vida de las mujeres de diferentes formas y sigue siendo un tema tabú, por lo que es fundamental abordarlo y consultar con un especialista”, cuenta Andrea Valdés, brand manager de Cuidado Femenino y del Adulto.
Existen productos que están diseñados especialmente para las distintas necesidades, como toallas higiénicas 2 en 1, enfocada en la menstruación y también en los escapes de orina; y toallas y protectores con tecnología para control de olores y antibacterial.
Entendiendo que se trata de una afección de la que poco se habla, existen diversas acciones para educar a la población sobre esta materia, entre ellas, un blog destinado a responder dudas relacionadas con la incontinencia.
Opciones de tratamiento
Según el portal de la Clínica Alemana, existen cambios que las pacientes pueden hacer para disminuir los síntomas, como realizar actividad física, modificar la ingesta de líquido (cantidad y tipo como la supresión de la cafeína en el caso de urgencia miccional) y de alimentos, controlar el peso, dejar de fumar, entre otras.
Terapia conductual: Requiere cierto grado de entrenamiento o supervisión por parte del equipo médico, ya que incluye el entrenamiento vesical con micciones programadas, cuyo objetivo es que la persona vaya adquiriendo de forma graduada mayor control sobre su función miccional. Esto permite controlar la urgencia y reducir la incontinencia urinaria. Además, también tiene como objetivo aumentar la autoconfianza en la función vesical.
Kinesiterapia de piso pélvico: La reeducación de piso pélvico incluye el entrenamiento muscular utilizado para incrementar la fuerza, resistencia y coordinación de esta zona. Así, aumenta la presión de cierre uretral y estabiliza la uretra. Para lograr dichos objetivos, existen distintas herramientas terapéuticas utilizadas por kinesiólogos formados en el área, como biofeedback, estimulación eléctrica, conos vaginales (poseen distintos pesos y el entrenamiento es progresivo), entre otras.
Tratamiento farmacológico: Existen medicamentos que se utilizan particularmente en los casos de incontinencia de orina de urgencia. Estos pertenecen a la familia de los antimuscarínicos.
Tratamiento quirúrgico: Generalmente es la opción final dentro de la vía de manejo de la incontinencia urinaria. Se realiza cuando el manejo conservador o farmacológico no han entregado los resultados esperados. El objetivo es lograr la continencia de las pacientes, usualmente permitiéndoles almacenar la orina de manera normal, evitando el escape al realizar esfuerzos. Hay una amplia gama de mecanismos disponibles para lograr este objetivo.