Las molestas várices: ¿cuál es la importancia de un tratamiento oportuno?

Las várices son una dilatación, tortuosidad y elongación permanente y progresiva de las venas, las que se dan principalmente en las extremidades inferiores.

“Es una enfermedad que tiene una carga genética importante, cuando se tienen antecedentes maternos y paternos de várices, tienen un 80% de probabilidad de heredarlas, y una alta prevalencia en mujeres, la que puede llegar hasta el 40%”, comenta el Dr. Felipe Corvalán, jefe del programa de Cirugía Vascular y Endovascular de Clínica Santa María.

También con el desarrollo de la vida moderna, las personas han caído en un mayor número de hábitos nocivos que aumentan el riesgo de desarrollar várices. El cirujano vascular de Clínica Dávila, Dr. Juan Pablo Fuenzalida, destaca el sedentarismo y la obesidad como factores que podrían incidir en su aparición.

Por otra parte, aquellas personas que por su actividad laboral deben pasar mucho tiempo de pie también son más propensas a tener várices. “Es muy común ver cómo afectan a profesoras, enfermeras, vendedoras, guardias de seguridad, personas que tienen que estar en un mismo lugar durante muchas horas”, agrega el especialista.

Varicotrombosis

Las consultas por esta patología se concentran principalmente en épocas de primavera y verano y las causas van desde aspectos cosméticos hasta pesadez en las piernas, sobre todo por las tardes, edemas y, en estadios más avanzados, cambios de coloración en la piel e incluso úlceras.

La edad más frecuente de aparición de las várices es entre los 40 y 50 años. “El riesgo de no atenderlas a tiempo es que se pueden producir cambios permanentes en la piel o una varicotrombosis, lo cual requiere un manejo más complejo”, advierte el cirujano vascular y endovascular de Clínica Santa María.

La varicotrombosis es una patología que consiste en la formación de un trombo (coágulo) en el interior de una vena varicosa, obstruyendo su flujo venoso parcial o completamente. Se suele presentar en extremidades inferiores, especialmente cuando hay várices de gran tamaño.

Ésta tiene dos síntomas principales, que deben hacer sospechar el diagnóstico:

• Dolor, siendo lo más característico en el trayecto de la vena varicosa comprometida.
• Cambio de coloración de la piel en el trayecto venoso (eritema).

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico es clínico y se complementa con una ecodoppler, para hacer un mapeo de las extremidades y detectar cuáles son las venas más comprometidas.

Los especialistas explican que hay diversos manejos según lo comprometidas que estén las venas:

• Usar de medias de elastocompresión.
• Mantener un estilo de vida saludable.
• Tener un peso adecuado.
• Utilizar inyecciones de sustancias esclerosantes o láser transdérmico para permite borrar arañas vasculares superficiales.
• Cirugía venosa.

Es importante destacar que no todos los pacientes que tienen várices requieren tratamiento quirúrgico. Al respecto, el doctor Juan Pablo Fuenzalida señala: “Muchas personas solamente necesitan un tratamiento conservador, que consiste en la corrección de sus factores de riesgo y el uso de medias o de medicamentos”.

Innovaciones para la cirugía de várices

En los últimos años, uno de los avances es el uso de la endoablación, procedimiento que consiste en sellar las venas con diferentes agentes, sin necesidad de extirparlas o tirarlas, como se realizaba en los procedimientos tradicionales.

“Esta terapia permite que los pacientes se hagan procedimientos ambulatorios, es decir, de corta estadía clínica. Estas intervenciones se asocian a menor dolor y un resultado cosmético mejor. Todos los pacientes que se intervienen son controlados una semana y un mes después, para complementar su tratamiento”, finaliza el doctor Corvalán.

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