Personas mayores y salud mental: el 39,8% presenta depresión

En el mes del adulto mayor, un aspecto fundamental de abordar es su salud mental. Según el Dr. Roberto Sunkel, psiquiatra Jefe del Servicio de Psicogeriatría del Instituto Nacional de Geriatría y especialista en Psicogerontología y Académico del Departamento de Salud Oriente de la U. de Chile, uno de los principales problemas de la salud mental en personas mayores es la depresión.

Además, destaca que existe un subdiagnóstico de esta patología porque muchas veces las personas suelen asociar sus síntomas como parte de la vejez, quitándole la importancia que realmente tiene a esta patología.

A juicio del psiquiatra, uno de los aspectos graves de la depresión en este grupo etario es el suicidio, ya que las tasas son sorprendentemente elevadas: en personas mayores de 60 años alcanza 12,45 por cada 100.000 habitantes, es decir, 360 adultos mayores en Chile se quitan la vida cada año.

“Lo que nos debe mover como agentes de la salud es que cerca del 90% de las personas que consuman un suicidio tienen algún tipo de trastorno de salud mental, principalmente depresión, lo que refuerza la importancia de poder sospecharla, detectarla y tratarla a tiempo y de manera adecuada”, enfatiza el especialista.

Depresión en personas mayores

Según el Dr. Sunkel, la depresión en las personas mayores puede presentar ciertas características particulares.

“Por ejemplo, muchas veces no se presenta con el ánimo depresivo, sino que con predominio de anhedonia, es decir, dificultad en la capacidad de disfrutar de aquellas cosas que solían agradarles. Aparece el aislamiento social, que incluye el restarse de actividades familiares, presencia de síntomas físicos, tales como molestias musculares”, ejemplifica.

“A veces, estos síntomas son predominantes, por lo que se solía denominar depresión enmascarada. Suelen presentar también alteraciones en el apetito y en el sueño, quejas cognitivas, es decir, falta de concentración y de memoria. Otro signo preocupante es el abandono progresivo del cuidado personal, dejar de comer y/o tomar agua y deserción de tratamientos médicos. Esto último se considera como un suicidio pasivo”, argumenta.

Posibles causas

El psiquiatra señala que la depresión tendría un origen que es más bien multifactorial, los cuales podrían dividirse en:

• Antecedentes de trastornos psiquiátricos previos (haber tenido depresiones anteriormente).
• Antecedentes psiquiátricos actuales: por ejemplo, que un paciente tenga un trastorno por uso de sustancias.
• Presencia de enfermedades médicas y neurológicas.
• Pérdida de funcionalidad (mayores grados de requerimiento de asistencia).
• Uso de ciertos medicamentos que pudiesen causar síntomas depresivos.
• Psicológicos: rasgos de personalidad, estrategias de afrontamiento de problemas.
• Sociales: desconexión social.

Soledad como factor de riesgo

El Dr. Sunkel afirma que la soledad es un factor de riesgo siempre y cuando la persona lo resienta. “Uno puede estar solo, sin necesidad de sentirlo o, al contrario, estar rodeado de gente y tener dicha percepción”, señala.

El psiquiatra hace una distinción entre aislamiento social y soledad. “El primero se entiende como la falta objetiva de interacciones con otras personas, mientras que la soledad es el sentimiento subjetivo de la ausencia de una red social”, aclara.

“Por otra parte, la depresión cambia la percepción y la forma en que podemos ver tanto la realidad externa como interna. Por lo tanto, la sensación de soledad puede aparecer en el contexto de un cuadro depresivo, es decir, como un síntoma, sin que necesariamente esté asociado a una reducción de la red social”, agrega.

El especialista comenta que la desconexión social en sí es un factor de riesgo para el desarrollo de trastornos de salud mental por múltiples motivos:

• Falta de redes que permitan promover actividades sociales. “El hecho de participar con pares facilita el poder verse reflejado en otros y, por lo tanto, comprender procesos de cambios propios producto del envejecimiento. Participar de grupos o comunidades permite la construcción de sentido a través de proyectos y revisión de metas”, asegura.
• Las personas con mayor aislamiento social tienen más índices de trastornos de salud mental, especialmente depresión; tasas más altas de mortalidad general, problemas en la compensación de patologías crónicas y mala adherencia a los tratamientos. “Esto por el efecto que tiene la observación de pares”, destaca.
• El aislamiento social aumenta el riesgo de la sensación de soledad y, por lo tanto, de depresión.
• Según un estudio de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (Nasem) casi una cuarta parte de los adultos de 65 años o más están socialmente aislados.
• El aislamiento se asoció a un aumento de casi el 50 % del riesgo de demencia.
• Las relaciones sociales escasas (caracterizadas por el aislamiento social o la soledad) se asociaron a un aumento del 29% del riesgo de enfermedad cardiaca y a un incremento del 32% del riesgo de accidente cerebrovascular.
• La soledad en los pacientes con insuficiencia cardiaca se asoció a un riesgo de muerte casi 4 veces mayor, a un aumento del 68% del riesgo de hospitalización y a un aumento del 57% del riesgo de visitas a la sala de emergencias.

Uso de sustancias

Uno de los factores en la salud mental de las personas mayores que no ha sido muy considerada, son los trastornos por el consumo de sustancias, principalmente alcohol y mal uso o automedicación de ciertos medicamentos, tales como benzodiazepinas, inductores del sueño y opiáceos.

“Un estudio realizado por el Senda y Senama el 2021 -es el primero realizado sobre consumo de sustancias en mayores- muestra que un 42,6% de las personas mayores entrevistadas habrían bebido alcohol el último mes, y de éstas el 58,1% se habrían embriagado. Surgen en este estudio otros datos como el consumo de marihuana en un 2,4%, cocaína (2%), LSD (0,7%, pasta base (0,7%) y éxtasis (0,6%)”, afirma.

Cómo ayudar a un adulto mayor

• Escuchar, sin juzgar.
• Validar lo que la persona está sintiendo.
• Acompañar.
• Orientar para que busque ayuda profesional.
• Luego de que la persona mayor pide ayuda es importante seguir acompañándola. Si es necesario, alertar a otras personas cercanas que puedan colaborar en estas mismas acciones.
• Ofrecer ayuda con las gestiones necesarias para ser atendido en su red de salud.
• Ofrecer ayuda en temas prácticos que puedan alivianar la vida cotidiana.
• Mantener contacto frecuente personal o telefónicamente.

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