Aumentar la actividad física de cualquier intensidad es beneficiosa para la salud del corazón

Aumentar la actividad física de cualquier intensidad es beneficioso para la salud, pero dos nuevas investigaciones publicadas en el ‘European Heart Journal’ muestran que hay una mayor reducción del riesgo de enfermedad cardiovascular cuando la mayor parte de esa actividad es de intensidad al menos moderada.

Los dos estudios, dirigidos por investigadores del Centro de Investigación Biomédica de Leicester del Instituto Nacional de Investigación Sanitaria y Asistencial (NIHR) y de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, analizaron los datos de actividad física medidos con un acelerómetro en la muñeca de más de 88.000 participantes del Biobanco del Reino Unido.

El volumen de actividad física se define como la intensidad de la actividad multiplicada por el tiempo, pero hasta hace poco no estaba claro si el volumen total de actividad física es lo más importante para la salud, o si una actividad más vigorosa confiere beneficios adicionales.

El doctor Paddy Dempsey, investigador de la Universidad de Leicester y de la Unidad de Epidemiología del Consejo de Investigación Médica (MRC) de la Universidad de Cambridge, y primer autor del trabajo, señaló que «la mayoría de los estudios a gran escala realizados hasta la fecha han utilizado cuestionarios para determinar los niveles de actividad física de los participantes, pero la intensidad y la duración de la actividad física son difíciles de recordar con exactitud, especialmente cuando se trata de actividades cotidianas de baja intensidad, como lavar el coche u ordenar la ropa».

«Sin registros precisos de la duración y la intensidad de la actividad física, no ha sido posible separar la contribución de la actividad física más vigorosa de la del volumen de actividad física general. Los dispositivos portátiles nos ayudaron a detectar y registrar con precisión la intensidad y la duración del movimiento de 90.000 participantes individuales del Biobanco del Reino Unido, y recientemente hemos publicado un análisis de los datos de los dispositivos portátiles que demuestra que la actividad de intensidad moderada y vigorosa proporciona una mayor reducción del riesgo general de muerte prematura”, comentó Dempsey.

Así, la actividad física más vigorosa también puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, por encima del beneficio observado en la cantidad total de actividad física, ya que estimula al cuerpo a adaptarse al mayor esfuerzo requerido. «Esto es lo que nos propusimos investigar en esta investigación», afirmó.

Concretamente, en el primer estudio los autores investigaron la asociación entre el volumen y la intensidad de la actividad física y la incidencia de enfermedades cardiovasculares en 88.412 adultos de mediana edad libres de enfermedades cardiovasculares en Gran Bretaña.

Estos individuos llevaron un rastreador de actividad de grado de investigación en su muñeca dominante durante una semana mientras participaban en el estudio del Biobanco del Reino Unido.

A continuación, se registró el número de episodios cardiovasculares, incluida la cardiopatía isquémica o la enfermedad cerebrovascular, entre los participantes en el estudio durante un periodo medio de seguimiento de 6,8 años.

Los autores descubrieron que el volumen total de actividad física estaba fuertemente asociado a una disminución del riesgo de enfermedad cardiovascular, y también demostraron que obtener una mayor parte del volumen total de actividad física de intensidad moderada a vigorosa se asociaba a una mayor reducción del riesgo cardiovascular.

Las tasas de enfermedades cardiovasculares eran un 14% más bajas cuando la actividad física de moderada a vigorosa representaba el 20% en lugar del 10% del gasto energético total de la actividad física, incluso en aquellos que, por lo demás, tenían niveles bajos de actividad. Esto equivale a convertir un paseo diario de 14 minutos en una caminata rápida de 7 minutos.

En general, las tasas más bajas de enfermedades cardiovasculares se observaron entre los participantes del Biobanco del Reino Unido que realizaban mayores niveles generales de actividad física y una mayor proporción de actividad física de moderada a vigorosa.

Sin embargo, resulta interesante que cuando el volumen global de actividad física aumentó pero la proporción de actividad moderada a vigorosa se mantuvo igual, los autores observaron poco efecto en la tasa de enfermedades cardiovasculares.

Por ejemplo, cuando los niveles generales de actividad física se duplicaron, no hubo ningún efecto significativo en las tasas de enfermedades cardiovasculares cuando la proporción de actividad moderada a vigorosa se mantuvo en el 10%, pero la tasa de enfermedades cardiovasculares se redujo en un 23% y un 40% cuando la proporción de actividad física moderada a vigorosa aumentó en un 20% y un 40% respectivamente.

El profesor Tom Yates, catedrático de actividad física, comportamiento sedentario y salud de la Universidad de Leicester, y autor principal del trabajo, destaca que este análisis de los datos del Biobanco del Reino Unido confirma que el aumento de la cantidad total de actividad física puede reducir el riesgo de sufrir un ataque al corazón o un ictus, «pero también descubrimos que lograr la misma cantidad total de actividad física mediante una actividad de mayor intensidad tiene un beneficio adicional sustancial», añadió.

«Nuestros hallazgos apoyan los mensajes sencillos de cambio de comportamiento de que «cada movimiento cuenta» para animar a la gente a aumentar su actividad física total y, si es posible, hacerlo incorporando actividades de intensidad más moderada. Según el experto, esto podría ser tan simple como “convertir un paseo tranquilo en una caminata rápida, pero una variedad de enfoques debería animar y ayudar a los individuos a encontrar lo que sea más práctico o agradable para ellos».

El segundo estudio, realizado por el  doctor Matthew N. Ahmadi, de la Universidad de Sydney (Australia) en colaboración con el doctor Dempsey y publicado en la misma revista, revela que rachas de dos minutos de actividad vigorosa de un total de 15 minutos a la semana también se asocian con un menor riesgo de muerte.

«Los resultados indican que la acumulación de actividad vigorosa en breves rachas a lo largo de la semana puede ayudarnos a vivir más tiempo”, aseguró el autor del estudio.

Dado que la falta de tiempo es la barrera más comúnmente reportada para la actividad física regular, el acumular pequeñas cantidades esporádicamente durante el día puede ser una opción particularmente atractiva para las personas ocupadas, comentó el investigador.

Este estudio reveló que el riesgo de cinco resultados adversos se redujo a medida que aumentaba el volumen y la frecuencia de la actividad vigorosa, con beneficios observados incluso con pequeñas cantidades. Por ejemplo, los participantes sin actividad vigorosa tenían un riesgo del 4% de morir en cinco años. El riesgo se redujo a la mitad, al 2%, con menos de 10 minutos de actividad vigorosa semanal, y cayó al 1% con 60 minutos o más.

En comparación con sólo dos minutos de actividad vigorosa a la semana, 15 minutos se asociaron con un 18% menos de riesgo de muerte y un 15% menos de probabilidad de enfermedad cardiovascular, mientras que 12 minutos se asociaron con un 17% menos de riesgo de cáncer. Se observaron más beneficios con mayores cantidades de actividad vigorosa. Por ejemplo, unos 53 minutos a la semana se asociaron con un 36% menos de riesgo de muerte por cualquier causa.

En cuanto a la frecuencia, acumular sesiones cortas (hasta dos minutos) de actividad vigorosa una media de cuatro veces al día se asoció a un riesgo de muerte un 27% menor. Pero los beneficios para la salud se observaron con frecuencias aún más bajas: 10 sesiones cortas a la semana se asociaron con un 16% y un 17% menos de riesgo de enfermedad cardiovascular y cáncer, respectivamente.

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