Según el Observatorio de Cáncer Globocan de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el de mama es la primera causa de muerte por cáncer en Chile y su incidencia supera el 37% cada 100 mil habitantes, mientras que la mortalidad alcanza el 10% por cada 100 mil mujeres, principalmente en las regiones de Valparaíso y Atacama.
Sólo en 2020 fallecieron 1.674 mujeres a causa de esta patología y se espera que, debido a la pandemia, esta cifra aumente considerablemente hacia 2040.
En opinión de la Dra. Francisca Arnello, médico radiólogo de mama e integrante de la Agrupación de Médicos de la Clínica Indisa (AMCI), “en general, el cáncer de mama iba a la baja hasta el 2019, no obstante la pandemia afectó su detección en etapas tempranas”.
“Desconocemos el verdadero impacto que tuvo este periodo en el cáncer de mama y seguramente las cifras reales de aquello se observarán en 2023 y 2024. En este par de años no solo se retardó el diagnóstico y tratamiento, sino también se suspendieron en gran parte los diagnósticos y tratamientos, priorizando las condiciones sanitarias de emergencia”, manifiesta.
En cuanto a su ubicación en el ránking mundial de cánceres, el de mama fue el más alto en 2020, seguido por colorrectal, pulmonar, cervicouterino y de estómago. En 70 de 112 países, el cáncer de mama es actualmente la principal causa de muerte.
Frente a este escenario, en que se están diagnosticando cánceres en etapas más avanzadas y por ende, con mayor riesgo de mortalidad, la Dra. Arnello estima que “al año 2040 se estima que la muerte por cáncer de mama supere los 2.600 casos anuales, resabios de la pandemia que seguramente se asocian a que las mujeres disminuyeron sus ingresos en la pandemia y estuvieron al cuidado del hogar y sus familias”.
Conciencia
La Dra. Francisca Arnello valora que existe una mayor conciencia y difusión acerca de la responsabilidad en los cuidados preventivos del cáncer de mama, y además una robusta caja de prestaciones para resolver el diagnóstico y tratamiento, e incluso la cirugía reconstructiva mediante implante y colgajo, pero este esfuerzo debe ir más allá del mes de octubre.
“Este cáncer precozmente no presenta síntomas y por ello lo más importante es la realización de una mamografía una vez al año a partir de los 40 y complementariamente la ecotomografía mamaria, y la pesquisa más temprana en casos de mujeres con antecedentes familiares directos de cáncer de mama”, señala.
Existe una red de centros oncológicos en varias ciudades del país y la iniciativa busca ampliar la cobertura en el territorio, para dar acceso equitativo a todas las chilenas.
El plan nacional de salud incluye un examen preventivo entre los 50 y 59 años, además de tres mamografías en ese plazo; y entre los 59 y 69 años, se suman otras posibilidades con programa de imágenes diagnósticas en atención primaria que amplia el grupo etario. Se trata de dos programas oncológicos que forman parte de las prestaciones universales de salud.
En este punto, Arnello explica la necesidad no solo de aumentar la dotación de especialistas en todo el territorio, sino también la de entrenar de mejor modo a los especialistas que reportan este tipo de imágenes, ya que de dichos informes muchas veces depende la derivación y el tratamiento oportuno de las pacientes.
Conductas para disminuir el riesgo
En opinión de la especialista, el cáncer de mama no es prevenible. Pese a ello, sí existen conductas que favorecen el riesgo de desarrollar cáncer de mama y otros, como es el sobrepeso y la obesidad, el consumo de alcohol y tabaco, el sedentarismo, el consumo prolongado de anticonceptivos orales; mientras que otros aspectos no son controlables como es la edad de la menarquia (primera menstruación) y la menopausia (término de la menstruación), embarazo en edad avanzada, tiempo de lactancia y el aumento en la esperanza de vida.
Hasta un 30% de los casos de cáncer se pueden evitar si se modifican aquellas conductas de riesgo.
El diagnóstico precoz del cáncer de mama permite una sobrevida de aproximadamente el 95%.