El trastorno bipolar es una enfermedad mental que causa cambios extremos en el estado de ánimo de una persona, pasando por momentos en que aumenta la euforia y energía (manía) y otros en donde disminuye la actividad y vitalidad (depresión).
Para Rocío Mayol, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Alberto Hurtado, estos episodios “pueden afectar la salud, la productividad y las relaciones personales, e incidir en la cognición y el sueño”.
“En algunos casos se produce una mezcla entre los síntomas del polo maníaco y el depresivo, lo que se conoce como episodios mixtos. Algunas personas con cuadros más severos pueden presentar síntomas psicóticos, como pérdida del juicio de realidad y alucinaciones”, explica la profesional en una columna de opinión publicada por El Mostrador.
Factores de riesgo
La académica afirma que la mayoría de las personas con trastorno bipolar no presenta síntomas entre los episodios y prácticamente pueden hacer una vida normal con un tratamiento adecuado, que incluye medicamentos estabilizadores del ánimo.
Con el objetivo de atajar eficazmente las fases agudas y prevenir las reincidencias, el proceso debe ser acompañado con apoyo psicosocial y psicoeducativo como elementos centrales.
Para la especialista, los factores que pueden aumentar el riesgo de padecer trastorno bipolar o que pueden actuar como desencadenantes del primer episodio son:
• Tener un pariente consanguíneo (como padre o hermano) con trastorno bipolar. En personas con trastorno bipolar el riesgo de tener un hijo con la enfermedad es alrededor de 10%.
• Exposición a abuso físico, psicológico o sexual durante la infancia o adolescencia.
• Periodos de mucho estrés, como la muerte de un ser querido u otras experiencias traumáticas.
• Crecer en ambientes carentes de redes de apoyo.
Consumo de drogas
Otro factor que menciona Rocío Mayol, es el consumo de sustancias como alcohol, cocaína y cannabis.
“En estos casos, y para personas con diagnóstico de Trastorno Afectivo Bipolar (TAB), se ha visto que la prevalencia del riesgo de suicidio es mayor”, alerta.
Junto a lo anterior, se estima que existe una mayor probabilidad de sufrir episodios mixtos y más probabilidades de requerir hospitalizaciones a lo largo del curso evolutivo de la enfermedad.
“La comorbilidad con el abuso de sustancias es una de las principales variables que se ha relacionado con una mayor gravedad de los episodios maníacos. Se ha observado que existe un peor funcionamiento global y un estatus ocupacional más bajo, además de peor adherencia al tratamiento”, revela la experta.
Síntomas poco claros
La psicóloga clínica, magíster en Ciencias Biológicas, aclara que el trastorno bipolar no es lo mismo que una persona “cambiante”, ya que quien sufre esta enfermedad, “oscila entre dos extremos afectivos (euforia y depresión)”.
En Chile hay una prevalencia de aproximadamente 2,2% dentro de la población. El cuadro puede empezar tanto en la infancia como en la vida adulta, pero el peak de incidencia ocurre entre los 15 y 25 años, con una edad promedio diagnóstica de 21 años.
Los síntomas bipolares se suelen confundir comúnmente con déficit atencional, depresión, ansiedad, trastorno límite de la personalidad o borderline y, en sus manifestaciones más graves, con esquizofrenia.
“Esto se debe a que los primeros síntomas de este trastorno son inusualmente variados. Solo con el tiempo se hace claro el patrón de alternancia entre estados de ánimo altos y bajos. Por eso es importante buscar ayuda especializada, no asistir a cualquier terapeuta o psiquiatra, y considerar que sin tratamiento los episodios bipolares generalmente duran de varias semanas a varios meses”, precisa Mayol.
Terapias conductuales
Una de las intervenciones terapéuticas más significativas en los últimos 10 años es la terapia dialéctico-conductual, en la que se ha observado una disminución de episodios maníacos y depresivos. La profesional plantea que, “ aquí se reconoce el estado de las emociones negativas y ayuda a reducir la sintomatología de ansiedad”.
La terapia cognitivo-conductual también ha demostrado tener efectos en la baja de la cantidad y duración de episodios depresivos, síntomas residuales o interepisódicos y posibles hospitalizaciones.
“De la misma manera tiene un impacto efectivo en el desempeño psicosocial. Por último, en estos diagnósticos, se sugiere que toda terapia involucre a la familia, con el objetivo de que todos en casa se impliquen y se reduzca el nivel de estrés en el hogar”, expone Mayol.
Beneficios garantizados
Para concluir, la académica de la Universidad Alberto Hurtado destaca que esta enfermedad posee Garantías Explícitas en Salud, que son un conjunto de beneficios garantizados por ley para las personas afiliadas a Fonasa e Isapres.
Las garantías exigibles son:
• Acceso: Derecho por ley de la prestación de salud.
• Oportunidad: Tiempos máximos de espera para el otorgamiento de las prestaciones.
• Protección financiera: La persona beneficiaria paga solo un porcentaje.
• Calidad: Otorgamiento de las prestaciones por un prestador acreditado o certificado.
Las personas que pueden acceder a estos beneficios son las mayores de 15 años con confirmación diagnóstica realizada por un especialista. “Esto último no es fácil, ya que el alto estigma que tiene la salud mental en Chile impide que las personas consulten a tiempo, alargando los periodos sin ayuda ni tratamiento”, concluye la psicóloga.