¿Qué es y cómo tratar la hiperplasia prostática benigna?

La glándula prostática tiene la forma y tamaño de una nuez y está ubicada bajo la vejiga del hombre. Por su interior pasa la orina desde la vejiga hacia la uretra y su función es producir parte del líquido seminal.

A partir de los 40 años y por estimulación de la testosterona, la próstata puede desarrollar un crecimiento benigno, fenómeno llamado hiperplasia prostática benigna. Al menos un tercio de los hombres, desde los 50 años en adelante, presentará síntomas que dificultan al paso de la orina.

Algunos de éstos son:

• Flujo urinario débil
• Goteo
• Dificultad para iniciar la micción
• Necesidad de orinar frecuentemente y/o con urgencia
• Orinar varias veces por noche
• Retención completa de orina

Cuándo es necesario tratar la hiperplasia prostática

El Dr. Iván Sáez, urólogo de la Clínica Universidad de los Andes, explica que “cuando la obstrucción es mayor, puede ocasionar complicaciones como la retención urinaria completa, que debe ser drenada con una sonda a través de la uretra. También pueden formarse cálculos en la vejiga o predisponer al desarrollo de infección urinaria”.

En tanto, cuando los síntomas son importantes, las opciones de tratamiento son:

Fármacos que ayudan a reducir la obstrucción a la salida de la vejiga y disminuyen discretamente el tamaño prostático.

Cirugía: si los medicamentos no alivian lo suficiente, o el paciente presenta complicaciones debido al crecimiento prostático (retención urinaria, cálculos en la vejiga, infección urinaria), se debe extirpar el tejido que provoca la obstrucción.

Existen varias alternativas quirúrgicas para tratar el crecimiento prostático. La técnica escogida dependerá del tamaño prostático; la presencia de complicaciones -como cálculos en la vejiga-, y las características del paciente, como presencia de otras enfermedades, uso de medicamentos anticoagulantes, entre otros. Así, se debe analizar caso a caso.

Al respecto, cuando la glándula es de tamaño pequeño o mediano (menor de 80 cc), las alternativas endoscópicas son las indicadas. Estas permiten eliminar el tejido prostático mediante resección con instrumental eléctrico o vaporización con láser. Estas intervenciones tienen bajo riesgo de sangrado e infección, y una rápida recuperación, ya que no requieren incisión en la piel.

“Sin embargo, si se trata de una próstata grande (mayor de 80 cc), lo ideal es practicar una cirugía de enucleación prostática. Este procedimiento se puede realizar de manera abierta mediante una incisión en la parte baja del abdomen, con muy buenos resultados a largo plazo, pero con riesgo moderado de sangrado e infección y una estadía hospitalaria de entre cinco y siete días”, explica el Dr. Sáez.

“En los últimos años, se ha implementado la misma enucleación prostática, pero por vía endoscópica -generalmente con láser- que logra el mismo resultado que la vía abierta, pero evitando la incisión en la piel y acortando habitualmente la estadía hospitalaria a menos de 48 horas”, agrega el Dr. Sáez.

Fuente: Clínica Universidad Los Andes.

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