A comienzos de la década de 1970, la región de Karelia del Norte, en Finlandia, comenzó un ambicioso proyecto que buscaba mejorar el envejecimiento de la comunidad mediante el cambio de las costumbres alimentarias, promover la salud preventiva, el cuidado y la actividad física. El resultado del North Karelia Project los llevó a ser reconocidos mundialmente por disminuir las enfermedades crónicas, los costos de salud y la dependencia.
Con esa trayectoria, una visita de integrantes la Universidad de North Karelia a Chile en 2018 abrió las puertas al desarrollo de un proyecto igualmente ambicioso que, de la Universidad de Chile, ya se encuentra en ejecución en la comuna de Curaco de Vélez, ubicada dentro de la Isla Grande de Chiloé en la Región de los Lagos.
«Hemos logrado promover la idea de que este proyecto es necesario para el país y que debe tener aplicabilidad en las políticas públicas», explica el doctor del Hospital Clínico de la Universidad de Chile (HCUCh) y director del proyecto, Luis Berr.
Se trata de un plan piloto que busca dar a conocer cuánto puede mejorar la calidad del envejecimiento cuando se aborda de forma comunitaria y transdisciplinaria. El objetivo de la iniciativa, que comenzó en octubre de 2021, es demostrar la posibilidad de un cambio cultural que aborde de forma integral el envejecimiento en un país que vive un período de transición demográfica avanzada.
Proyecto multidisciplinario
El proyecto tiene la particularidad de reunir a una amplia variedad de actores públicos y privados: la U. de North Karelia y la U. de Chile, a través del HCUCh, el Senama, la Comisión del Adulto Mayor del Senado, la Mutual de Seguridad a través de Inversiones La Construcción (ILC), la Cámara Chilena de la Construcción, la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), Salmones Antártica, Sodimac, Corbion, Saesa y Riolab, entre otras.
Representantes de estas organizaciones llegaron el miércoles 28 de diciembre hasta la Casa Central para presentarle a la rectora Rosa Devés los avances del proyecto.
«Hemos diseñado un modelo en el que están involucrados todos los actores que tienen que ver con el envejecimiento activo: organizaciones sociales, la municipalidad, el sistema de salud, las empresas, los liceos, los profesores, entre otros. Hemos logrado un trabajo muy transversal y una aceptación muy importante de la comunidad, que está muy receptiva y muy involucrada, y que se está convirtiendo en un actor y no en un mero receptor. Eso lo estamos logrando a través de participación, de discusión de ideas y -sobre todo- de la formación de líderes de la mano de la universidad», contó el doctor Berr.
Avances
Entre los avances expuestos, se cuentan los alcanzados en términos de control de enfermedades crónicas no transmisibles, donde han trabajado para lograr el control de la presión arterial.
«Actualmente la gente se demora entre 10 y 15 años en saber que es hipertensa, en el intertanto las arterias se arruinan y solo el 25% de quienes tienen hipertensión se tratan adecuadamente. Nosotros queremos promover el concepto de que esto es controlable. Queremos tener al 100% de la población controlada y en tratamiento al 100% de quienes lo requieren», plantea el académico.
También han realizado estudios de alimentación en la comunidad de la mano del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), se ha fomentado la actividad física de la mano de la U. de Los Lagos y creando de una escuela de fútbol para niños, y se ha trabajado con arquitectos de la Casa de Bello para avanzar en la construcción de viviendas intergeneracionales.
«El próximo año empezaremos con temas de salud mental y con prevención del deterioro cognitivo. También queremos hacer algo más integral entre las dos universidades y generar un diplomado o un magíster, con el objetivo de entender cómo se avanza en este objetivo y cómo se puede crear un modelo que sea escalable y pueda convertirse en una política pública», explicó.
Un proyecto clave
En la reunión también participó el académico de la U. de Chile y presidente de la Sociedad Nacional de Geriatría y Gerontología, Rafael Jara.
«Lo que está ocurriendo es muy importante y los resultados que está empezando a presentar son realmente llamativos y tienen que tomarse en consideración. Es un muy buen proyecto piloto que debiera expandirse al resto del país», observó.
A su juicio, la iniciativa «recoge la experiencia finlandesa, pero trabaja muy bien con los elementos propios de Chile» y «tiene la virtud de tomar diferentes elementos y ponerlos en práctica».
«Tenemos más de 3 millones de personas mayores y están amenazados de tener no solo enfermedades, sino además circunstancias sociales que pueden contribuir a su deterioro. Una población mayor deteriorada implica mayor cantidad de enfermedades, de gasto, de sufrimiento personal y familiar. Por eso, hay que hacer un trabajo muy activo para que la población, a lo largo de todo el ciclo vital, aprenda a vivir con salud y a envejecer en muy buenas condiciones», añadió.
Desde la Casa de Bello, la vicerrectora de Extensión y Comunicaciones, Pilar Barba, destacó la envergadura y el alcance de este proyecto.
«Es deber de la Universidad de Chile buscar formas de responder a los desafíos que el país enfrenta, y el envejecimiento activo y saludable es una prioridad principal. Esta iniciativa demuestra que la colaboración y la transdisciplina son los enfoques correctos para lograr resultados que puedan ser notorios, permanentes y escalables a todo el resto del país», dijo.
Fuente: Universidad de Chile.