Transmisor del Mal de Chagas podría ampliar su presencia hasta el Biobío debido al cambio climático

El Mal de Chagas es una enfermedad que se contrae por la picadura de la vinchuca, insecto presente en la zona central y norte de nuestro país, aunque una investigación de la Universidad de Chile plantea que puede extenderse hasta la región del Biobío por el sur, debido al cambio climático.

En nuestro país existen cuatro especies de vinchucas. Una de ellas es una especie doméstica, que está asociada a las casas o al peridomicilio y está controlada, pero que de vez en cuando genera algunos focos de contagio del Mal de Chagas. Las otras tres especies, todas del género Mepraia, son silvestres .

La académica de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, Carezza Botto, lideró una investigación que arrojó que en 2006 se detectó que la vinchuca doméstica comenzó a invadir el ambiente silvestre, probablemente debido a las campañas para erradicarlas de las casas, lo que agrega una nueva variable al ciclo de transmisión en el ecosistema.

Pero es otra nueva variable la que genera mayor incertidumbre: el cambio climático.

Actualmente, la vinchuca está distribuida en zonas áridas, semiáridas y mediterráneas de Chile, desde la región de Arica y Parinacota, por el norte, hasta la Región de O’Higgins, en la zona central.

El cambio climático, la disminución de precipitaciones y el avance de la desertificación hacia latitudes más australes ofrecen un escenario cada vez más propicio para la expansión de la vinchuca hacia el sur. Así lo comprobó otro estudio dirigido por la profesora Botto, publicado en la revista científica Parasites & Vectors.

“Vimos cómo iba a modificarse la distribución geográfica de dos especies de vinchucas silvestres chilenas con el cambio climático, Mepraia gajardoi y Mepraia spinolai. Modelamos con cuatro escenarios de cambio climático, que incluyen desde el más pesimista al menos pesimista. En ellos, vimos que la Mepraia spinolai, que es la vinchuca más abundante en Chile en el ambiente silvestre, se puede extender fácilmente hasta la Región del Maule o norte de la Región del Biobío», explica la académica.

De esta manera, dado que estas especies podrían modificar su rango geográfico potencial, el artículo concluye que “las medidas preventivas para evitar la transmisión vectorial accidental humana por vectores silvestres de T. cruzi se vuelven críticas considerando la incertidumbre de las futuras áreas aptas proyectadas en este estudio”.

Enfermedad subdiagnosticada

Actualmente, se estima que entre 100 mil a 150 mil personas en Chile están infectadas con el Mal de Chagas, la gran mayoría sin saberlo, y unas 800 viven en zona de riesgo. Estas cifras significan que la prevalencia de la enfermedad en la población chilena es en torno a 1,2%.

Pese a que Carezza Botto señala como “muy poco probable que alguna vez tengamos una pandemia de este protozoo, ya que el mecanismo de transmisión es muy elaborado”, sí advierte que el Mal de Chagas está muy subdiagnosticado en el país y también en el resto del mundo.

A nivel global, se estima que esta enfermedad afecta a entre 6 y 7 millones de personas, con un número atribuido de muertes de aproximadamente 10 mil por año.

La principal causa de su bajo diagnóstico es su condición de enfermedad silenciosa, con ausencia de síntomas evidentes hasta que el daño ya es mayor.

“Una característica de este protozoo es que es muy bueno evadiendo el sistema inmune. Cuando entra al torrente sanguíneo, viaja y coloniza principalmente dos tipos de órganos, el corazón y el tracto digestivo, específicamente el esófago y también el colon. Ahí se empieza a multiplicar dentro de los órganos, y se provocan los megasíndromes”, describe.

Sus principales efectos

Así se dan procesos inflamatorios que normalmente no son tratados a tiempo. “Cuando, por ejemplo, se empiezan a presentar arritmias, síntoma que indica que el corazón es el afectado, el daño es generalmente irreversible, solo se pueden tomar medidas paliativas. En el esófago produce problemas para tragar, porque te altera la musculatura y dificulta la capacidad de este de apretar. Y cuando es en el colon provoca hinchazón, dolor y problemas de estreñimiento, ya que se pierde la capacidad de mover lo que está dentro del tubo digestivo. En este caso, puede haber tratamiento quirúrgico”, plantea.

Por esta razón, la profesora Botto enfatiza la importancia de hacerse la prueba de Chagas si uno cree haber sido picado alguna vez por este insecto.

“Si lo detectan antes de entrar a la fase crónica, cuando ya uno está mal, puedes recibir tratamiento, y el tratamiento se supone que lo tiene que proveer el Ministerio Salud, es decir, es gratis”, indica.

Añade que, junto con el de la hepatitis y el VIH, es obligatorio para quienes donan sangre que ésta pase por un proceso de tamizaje para evitar contagios por esta vía. Precisa también que esto rige para todo el territorio nacional, independiente de si se realiza en una zona no endémica, como podría ser -por ejemplo- Punta Arenas, debido a la intensa migración interna en el país.

Patógeno activo

Este tipo de insecto nativo de América transmite el protozoo Trypanosoma cruzi al torrente sanguíneo a través de las deposiciones que deja en la zona donde pica.

En Chile los contagios fueron contenidos a través de campañas de fumigación en los hogares donde el Chagas es endémico. Sin embargo, la académica de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile afirma que el patógeno sigue estando presente entre nosotros y que los contagios también se estarían dando en entornos silvestres.

La investigadora, quien estudia desde hace más de 20 años al parásito Trypanosoma cruzi, plantea que la presencia de este protozoo en el país se ha comprobado en una amplia variedad de mamíferos, como roedores, murciélagos, vacas, burros, caballos, cabras, ovejas, llamas, vicuñas, conejos, perros, gatos, zorros e incluso en un pequeño marsupial endémico de Chile conocido como yaca.

Parte importante de estos hallazgos fueron descritos por la profesora Botto y sus colaboradores en un artículo publicado en la revista Pathogens.

Nuevas formas de transmisión

Pese a que cerca del 85% de los contagios del Mal de Chagas ocurren de forma vectorial, a través de la picadura y posterior ingreso del protozoo al torrente sanguíneo al rascarnos y llevar las deposiciones del insecto a la herida y mucosas, se han registrado también casos de transmisión oral del patógeno, específicamente por el consumo de alimentos contaminados con heces del vector o con el vector mismo.

“En Venezuela y Brasil, en los últimos años, se ha descrito transmisión oral, por ejemplo, a través de la ingesta de jugos hechos con frutas en las que habitan colonias de vinchucas y que no han sido debidamente lavadas. En estos casos se ha visto, además, que uno entra rápidamente a la primera fase de Chagas, que es la fase aguda”, afirma la bióloga.

Esta forma de transmisión se ha comprobado en zonas tropicales, no aún en Chile. Sin embargo, en algunas partes se ha hecho popular el consumo de las hojas del chagual, también conocido como puya, una planta suculenta que es posible encontrar desde Coquimbo hasta la Región de O’Higgins.

El gran problema es que este vegetal también es uno de los hogares predilectos de las vinchucas silvestres. “Entonces, si la gente no tiene el conocimiento de que las vinchucas viven ahí, que podrían estar infectadas, y si hay mala higiene en la manera que se lavan sus partes verdes para hacer ensalada, podría haber algún tipo de transmisión oral. No se puede descartar”, advierte.

Migración

Otra variable de preocupación frente a esta patología es la globalización y la intensificación de los procesos migratorios, fenómeno que ha transformado al Mal de Chagas en una de las principales enfermedades infecciosas exportadas por América al resto del mundo.

Si bien en Chile es relativamente común la realización del examen para detectar contagios entre los dadores de sangre, esta práctica no es universal. Lo mismo ocurre también con la donación de órganos.
“América ha exportado el Chagas a varios países en otros continentes. La donación de sangre y órganos son las vías de transmisión principal en los países que registran casos de infección, pero donde la enfermedad no es endémica”, señala.

Parte del equipo detrás de estos hallazgos lo integran también los investigadores Raúl Araya, Antonella Bacigalupo, Paola Correa, Nicol Quiroga, Esteban San Juan, Andrea Yáñez y el profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Aldo Solari.

Fuente: Universidad de Chile.

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