Investigación sugiere que deportistas con enfermedades cardíacas genéticas pueden volver a competir sin peligro

Los deportistas de alto rendimiento con enfermedades cardíacas genéticas a menudo son descalificados para participar en deportes de competición debido al riesgo observado de tener un paro cardíaco súbito.

Investigadores de Mayo Clinic estudiaron durante 20 años a los atletas que se trataron en dicha institución llegando a concluir que, si la afección se ha evaluado y tratado de manera adecuada, es factible que puedan volver a sus actividades de forma segura, incluso con un desfibrilador cardioversor implantable (DCI).

«Aunque el riesgo de que se produzca un evento cardíaco desencadenado por la enfermedad no es nulo, los datos de nuestro estudio revelan que los atletas con DCI pueden participar con seguridad en deportes de alta intensidad con un riesgo mínimo de que se dañe el dispositivo durante la competición o de que se produzcan otros eventos adversos», afirma el Dr. Michael Ackerman, cardiólogo genético de Mayo Clinic y autor principal del artículo.

Sin embargo, enfatiza el médico, «antes de que esto suceda, el atleta debe someterse a una evaluación clínica completa con un conocimiento profundo de los riesgos potenciales y a un plan de tratamiento bien entendido y respetado».

Metodología del estudio

La investigación se realizó a 125 atletas con enfermedades cardíacas genéticas, en su mayoría síndrome de QT largo o miocardiopatía hipertrófica, que habían recibido previamente un DCI, tratados entre julio de 2000 y julio de 2020.

En total, 23 deportistas notificaron 42 casos de fibrilación ventricular (un ritmo cardíaco potencialmente mortal) interrumpida por un DCI durante un período de seguimiento de tres años y medio.

Los deportistas con un DCI tuvieron más probabilidades de experimentar un evento cardíaco crítico que aquellos cuyo programa de tratamiento no requería uno, lo que demuestra que los pacientes de riesgo adecuados recibieron el dispositivo.

Según la publicación, lo más relevante es que no se produjeron muertes asociadas al deporte ni se notificaron daños en el DCI relacionados con la actividad física.

Perjuicio emocional

Según el Dr. Ackerman, los atletas con enfermedades cardíacas genéticas, con o sin DCI, eran descalificados en la mayoría de los deportes de competición, lo que “ha perjudicado sustancialmente la vida de cientos, si no miles, de atletas de todo el mundo, emocional y psicológicamente».

«Hemos desplazado los objetivos tradicionales de la simple prevención de la muerte súbita asociada a una enfermedad cardíaca genética a la posibilidad de que nuestros pacientes, ya sean deportistas o no, prosperen a pesar de su diagnóstico», destaca el profesional.

Fuente: Mayo Clinic.

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