Hernia discal: factores de riesgo de esta patología que afecta a la columna vertebral

Para lograr movimientos como agacharse o estirarse, la columna del ser humano está compuesta por vértebras separadas por discos que cumplen la función de amortiguarla, dejando un espacio entre éstas.

Como ejemplifica el neurocirujano de Mayo Clinic, Dr. Mohamad Bydon, “la columna es una pila de huesos conocidos como vértebras, y entre estos huesos hay pequeños discos de goma que actúan como cojines y tienen un centro o un núcleo blando similar a la gelatina que está revestido por un exterior gomoso más resistente”.

A veces, explica el profesional, “este disco de goma se puede rasgar y el interior blando se sale, dando como resultado una hernia discal, disco deslizado o también conocido como disco roto”.

Según un artículo publicado por el equipo del Centro de Columna de la Clínica Las Condes, “por pequeños traumatismos, esfuerzos o simplemente por el envejecimiento, los discos pueden romperse y su contenido herniarse hacia atrás o hacia los lados. Esto puede suceder en toda la columna, cervical, dorsal o lumbar”.

Sintomatología

“Muchas personas con hernia discal nunca experimentan síntomas y rara vez se requiere cirugía para solucionar el problema, pero es importante saber reconocerlos para lograr un tratamiento adecuado”, sostiene el Dr. Bydon.

• Dolor en brazos o piernas. Si la hernia de disco se encuentra en la región lumbar, además del dolor en esta zona, se sentirá en los glúteos, el muslo y la pantorrilla, incluso en parte del pie.
• Si la hernia de disco está en el cuello, se sentirá mayor dolor en el hombro y el brazo. Este dolor, descrito como agudo o ardiente, puede aparecer en el brazo o la pierna al toser, estornudar o al moverse en ciertas posiciones.
• Entumecimiento u hormigueo. Las personas que tienen una hernia discal suelen presentar estas molestias que se irradian en la parte del cuerpo a la que se conectan los nervios afectados.
• Debilidad. Los músculos a los que se conectan los nervios afectados tienden a debilitarse, provocando caídas o ver afectada la capacidad para levantar o sostener objetos.

Factores de riesgo

En la mayoría de los casos, una hernia discal ocurre debido al uso y desgaste, conocido como degeneración del disco por vejez, siendo más propenso a desgarrarse o romperse.

“Pero hay otros factores fuera de la edad, que pueden aumentar el riesgo de deslizar un disco”, detalla el neurocirujano de Mayo Clinic.

• El exceso de peso corporal causa estrés adicional en los discos de la región lumbar.
• Las personas con trabajos físicamente exigentes tienen un mayor riesgo de padecer problemas de espalda. Los movimientos repetitivos que implican levantar, halar o empujar objetos, inclinarse de costado o girar el cuerpo también pueden aumentar el riesgo de sufrir una hernia de disco.
• La genética, es decir, algunas personas heredan la predisposición a tener una hernia de disco.
• Se cree que fumar disminuye el suministro de oxígeno a los discos y hace que se deterioren más rápidamente.
• Estar sentado manejando un vehículo durante largos períodos, sumado a la vibración del motor puede ejercer presión sobre la columna vertebral.
• Sedentarismo.

Diagnóstico y tratamiento

Los expertos del Centro de Columna de la CLC, indican que “el diagnostico siempre será clínico e incluye un examen físico completo, poniendo énfasis en territorios neurológicos, debiendo ser complementado con una resonancia magnética, que permite ver estructuras neurales dentro del canal raquídeo”.

El tratamiento se inicia con analgésicos antiinflamatorios, reposo relativo y kinesiología de rehabilitación. En caso de que el dolor vaya en aumento o si produce impotencia funcional o falta de fuerza de una extremidad producto de dicha hernia, el paciente deberá someterse a un tratamiento quirúrgico.

Intervención quirúrgica

Se realizan diferentes tipos de procedimientos mediante técnicas de cirugía abierta y/o endoscópicas, en donde se aborda la columna a través de una incisión, mediante la cual se procederá a localizar la raíz nerviosa para posteriormente descomprimirla quirúrgicamente retirando el material discal y óseo que comprime dicha raíz.

Los especialistas advierten que las posibles complicaciones de la intervención quirúrgicas pueden ocurrir “si inicialmente el paciente sufre de falta de fuerza de un territorio ciático y no se procede a la descompresión mediante el acto quirúrgico, puede quedar una secuela de falta de fuerza a posterior”.

Fuentes: Clínica Las Condes y Mayo Clinic.

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