La vigilancia de aguas residuales se ha convertido desde 2020 en un método de salud pública cada vez más usado para rastrear enfermedades infecciosas, reveló la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en una publicación.
“Dado que las pruebas genéticas de patógenos pueden excretarse en las heces, los científicos utilizan el método para monitorear el SARS-CoV-2 y sus variantes, y han ampliado su uso para descubrir la presencia de otros virus, como el de la poliomielitis en diferentes comunidades”, dice el texto.
Según la OPS, este tipo análisis se remonta a un brote de cólera ocurrido en Londres en 1854, cuando el médico Jon Snow (padre de la epidemiología), trazó los casos de cólera en un mapa y los relacionó con una bomba de agua contaminada.
La notabilidad de este hecho radica en que, cuando las autoridades tomaron en cuenta esta revelación, retiraron la manivela de la bomba de agua provocando una disminución drástica en las muertes y casos de cólera.
Caso de poliomielitis
Otro caso expuesto en el artículo, es el de un adulto de 20 años no vacunado que en julio de 2022 fue diagnosticado con poliomielitis paralítica en un pueblo ubicado al norte de Nueva York en Estados Unidos.
«La comunidad médica trató de entender cómo una persona que no había viajado fuera de los Estados Unidos podía contraer polio, así que en este caso se buscó intencionalmente la polio en las aguas residuales donde vivía esta persona», explicó la doctora Gloria Rey, experta en polio y asesora regional de la OPS.
La cepa de polio que adquirió este paciente estaba relacionada con el virus debilitado contenido en la vacuna antipoliomielítica oral (OPV por sus siglas en inglés). Al conocer esto, las autoridades alertaron acerca de los bajos índices de vacunación antipoliomielítica en la zona, por lo que decidieron realizar una rápida campaña de inmunización para evitar un brote de proporciones nacionales.
Brotes futuros
El uso de la vigilancia de las aguas residuales, destaca la OPS, “está ayudando a las autoridades sanitarias a orientar las intervenciones y a prepararse para diversos brotes futuros. El método también se utiliza para detectar virus como el enterovirus, la hepatitis A y, más recientemente, el mpox, así como bacterias como E. coli y el cólera”.
Para la doctora Emilia Cain, consultora sobre inmunizaciones de la organización, “la información contenida en las aguas residuales está ayudando a las autoridades sanitarias a comprender dónde hay enfermedades, identificar zonas de riesgo, detectar brotes precozmente, vigilar la evolución de un patógeno y actuar como sistema de alerta temprana para las comunidades vulnerables»,
Oportunidad de desarrollo
Aunque la vigilancia de las aguas residuales en Estados Unidos y Canadá aumentó exponencialmente durante la pandemia, el resto de la Región de las Américas sigue rezagada en el uso de este método.
«Existen retos obvios, incluidos los costos restrictivos y la logística compleja. Por el momento la vigilancia de las aguas residuales se lleva a cabo en la mayoría de los países en función de sus necesidades por instituciones más pequeñas”, indicó la doctora Rey.
La especialista enfatizó que “el aumento de la atención sobre esta técnica, representa una oportunidad para la región en el desarrollo de la epidemiología basada en las aguas residuales”.
Mejorar la vigilancia
En enero de 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó la mejora de la vigilancia de las aguas residuales humanas como una de las recomendaciones para mejorar la notificación de los datos de vigilancia del SARS-CoV-2 con el fin de detectar, evaluar y controlar las variantes emergentes y comprender mejor la carga del Covid-19 en todas las regiones.
«Los datos recogidos mediante el análisis de las aguas residuales están mejorando la preparación de los sistemas de salud y, en última instancia, se utilizan para apoyar la toma de decisiones en materia de salud pública, con lo que se están salvando vidas», concluyó la doctora Rey.