Un proyecto Fondecyt de Iniciación a cargo de la profesora Karla Bascuñán, académica del Departamento de Nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, tiene como objetivo modular los procesos inflamatorios, a nivel intestinal y sistémico, de pacientes celíacos mediante la suplementación con ácidos grasos EPA y DHA.
La iniciativa reclutará a 40 adultos que tengan diagnóstico reciente de esta enfermedad mediante biopsia y no hayan iniciado dieta libre de gluten.
“Lo que sabemos actualmente de la enfermedad celíaca es que es para toda la vida y que no tiene cura, y el único tratamiento es realizar una dieta estricta libre de gluten”, explica Karla Bascuñán, quien dirige este proyecto que busca modular la inflamación en pacientes celíacos suministrando Omega 3.
Efectos del gluten
El gluten es una proteína que se encuentra en la semilla de muchos cereales, como el trigo, la cebada, el centeno y algunas variedades de avena, así como sus híbridos y derivados, presentes en alimentos comunes como pan, pastas y masas dulces y saladas.
Los celíacos no pueden digerir esta proteína por completo, por lo que se generan fragmentos ricos en prolaminas, que activan el sistema inmunológico y desencadenan una reacción adversa caracterizada por la inflamación y daño a nivel intestinal.
Sus síntomas digestivos pueden incluir distensión o hinchazón y dolor abdominal, diarrea crónica, estreñimiento, gases, intolerancia a la lactosa debido a daños en el intestino delgado, náuseas o vómito, siendo también descritas manifestaciones extraintestinales.
A través del proyecto “Modulation of blood and small intestinal inflammatory processes and fecal microbiota in celiac disease associated with the intake of n-3 polyunsaturated fatty acids” (“Modulación de los procesos inflamatorios sanguíneos, del intestino delgado y de la microbiota fecal en la enfermedad celíaca asociada a la ingesta de ácidos grasos poliinsaturados n-3”) la profesora Bascuñán apunta a averiguar si “el fenómeno inflamatorio en la enfermedad celíaca puede modularse a través de la suplementación con ácidos grasos Omega 3, evaluando su acción tanto a nivel local, en el intestino delgado, como a nivel sistémico”.
La académica explica que “la sintomatología es lo primero que desaparece cuando los pacientes inician una dieta libre de gluten. En poco tiempo mejoran los indicadores sanguíneos (serología), que son básicamente los anticuerpos para el complejo gluten-transglutaminasa, y luego mejora la histología, que es la que más demora”.
“Mi proyecto apunta a evaluar al efecto que podría tener el enriquecimiento con ácidos grasos Omega 3 a nivel de las membranas celulares, pero principalmente de las células del sistema inmune, y evaluar si es posible lograr que el proceso inflamatorio disminuya más rápido, mejorando así el curso clínico de la enfermedad”.
El equipo liderado por la profesora Bascuñán -junto con el doctor Rodrigo Valenzuela, del Laboratorio de Cromatografía del Departamento de Nutrición, y la doctora Magdalena Araya, del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile-, reunirá a 40 pacientes adultos que tengan diagnóstico reciente de enfermedad celíaca mediante biopsia y que no hayan iniciado dieta libre de gluten.
“Los reclutaremos mediante tres vías: a través de gastroenterólogos que colaboran con nuestro proyecto y cuyos pacientes tienen sintomatología sugerente de enfermedad celíaca; también contamos con endoscopistas que identificarán pacientes recientemente diagnosticados y, por último, haciendo un llamado masivo a voluntarios que tengan el diagnóstico reciente de esta patología”, señala.
Mejorar la absorción de alimentos
La académica explica que el epitelio intestinal está encargado principalmente de la absorción de muchos nutrientes, y que esté en buenas condiciones permite una nutrición óptima.
“Al contrario, si la inflamación persiste, aún en grados bajos, no es saludable porque impide esa absorción. Por lo tanto, estoy apostando a que la respuesta inmune que subyace a la enfermedad celíaca, mediante la intervención con este componente alimentario que son los ácidos grasos Omega 3, va a disminuir de forma más evidente y rápida que solamente con la dieta libre de gluten”, plantea.
La especialista remarca que los beneficios de consumir Omega 3 están bien probados, pues al hacerlo estos ácidos grasos ocupan sus lugares en las membranas de las células y la comunicación que tiene esa célula tiende a ser de tipo antiinflamatorio.
“Si uno cumple con sus requerimientos mediante una alimentación equilibrada, que -por ejemplo- incluya pescados grasos, como el salmón y el atún, que contienen EPA y DHA, es lo ideal”, finaliza.
Fuente: Universidad de Chile.