El tratamiento con linfocitos T con receptor quimérico para el antígeno (CAR-T, por sus siglas en inglés) es una de las terapias más prometedoras para el tratamiento de ciertos tipos de cáncer de sangre, ya que modifica el sistema inmunitario de la persona afectada.
Se trata de una técnica en que al paciente se le extraen las células T y se modifican genéticamente para que produzcan receptores quiméricos para el antígeno, que se reintroducen en el torrente sanguíneo, donde se dirigen a las células cancerosas y las destruyen.
El Dr. Javier Zelada, hematólogo del Centro de Cáncer de la Clínica Universidad de Los Andes, analizó con Cienciaysalud.cl el estado de este tratamiento en Chile, y destacó que tanto la capacidad profesional como técnica permiten pensar en una eventual implementación a futuro.
“Chile está avanzando para contar con la terapia CAR-T. Si nos comparamos con lo que teníamos hace dos años, estamos en un nivel intermedio, más cerca de llegar a la meta, y ya vemos la puerta a la que queremos llegar. Entonces, si nos ponemos de acuerdo y entre todos avanzamos, va a ser más fácil abrir esa puerta”, manifestó.
Esta terapia está aprobada para tres patologías: linfoma no Hodgkin de células B, leucemia linfoblástica aguda B y mieloma múltiple, y su desarrollo es importante en Estados Unidos y algunos países de Europa, mientras que Brasil presenta avances en la región.
En el caso de Chile, existe investigación básica en la Universidad de Los Andes con el proyecto Impact, desarrollado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), que tiene un alcance de 10 años y busca avanzar en este tipo de terapias.
El Dr. Zelada remarcó que “estamos más cerca del CAR-T en Chile y tenemos que concretarlo rápido, porque nuestros pacientes lo están pidiendo. Hay muchas personas que uno manda a hacer esta terapia a España o Estados Unidos en centros de estudios clínicos y no llegan, porque se complican en el camino”.
Tres pilares
El hematólogo completó una especialización en Pamplona, España, durante los últimos tres meses, donde pudo interactuar con pacientes que están recibiendo CAR-T y experimentar los beneficios y también las complicaciones propias de quienes sufren algún cáncer de sangre.
“Me tocó ver harto paciente que anduvo bien y harto paciente que anduvo un poco más complejo, al punto que eventualmente una persona puede morir. Aquellos pacientes que tenían alteraciones específicas en sus exámenes previo a un CAR-T podrían presentar complicaciones relevantes en forma posterior, entonces los colegas tenían todo un protocolo de manejo preventivo para estos problemas”, expresó.
Con esa experiencia, el Dr. Zelada planteó que hay tres pilares que Chile debe reforzar en su camino hacia la implementación de esta técnica.
“Lo primero es ver bien la parte de la manufactura. Cuando creas CAR-T o nuevos medicamentos y los empiezas a ocupar tienes que demostrar que éstos funcionan, entonces cuando partes con la manufactura de CAR-T tienes que ir a estudios clínicos fase 1”, señaló.
“Otro punto importante es que debemos tener a los equipos médicos y distintos profesionales de la salud formados para manejos de CAR-T, dado que hay complicaciones médicas. Todos tenemos claro que van a ocurrir y no se pueden evitar, dada la complejidad de los pacientes que se tratan”, agregó.
“Lo otro son los centros donde esto se puede colocar o administrar. Porque una cosa es la producción, y ya cuando se está en fase 1 o fase 2 y se demuestra que el medicamento es seguro y se puede crear en Chile, debemos tener centros clínicos acreditados para su uso”, indicó.
Capacidad técnica
Esta terapia consiste en que al paciente, a través de un procedimiento de leucoaféresis, se le extraen glóbulos blancos desde la sangre. Las células se llevan a un laboratorio donde se manipulan genéticamente, a través de un vector usualmente viral, que trae la secuencia genética diseñada para expresar la proteína CAR, que una vez expresada en los linfocitos T es capaz de reconocer al tumor y matarlo.
El Dr. Zelada señaló que “en Chile está la capacidad técnica” para desarrollarla. “Tanto en el grupo Impact como en otras partes tenemos la posibilidad de partir armando CAR-T desde el punto de vista técnico. A medida que esto avanza necesitaremos el respaldo del Instituto de Salud Pública (ISP) porque la regulación todavía no está aprobada para su uso en el país, tanto del punto de vista de manufactura y de medicamento, como del punto de vista de la acreditación de los centros que quieran utilizarlo en pacientes”.
En este escenario, el especialista manifestó que “es importante que avancemos como grupo de trabajo, todos hacia el mismo lado, y quizás de esa forma el ISP sienta una visión más uniforme para aprobar esta terapia”.
Respecto de cuándo se podría contar con esta técnica, el hematólogo proyectó avances relevantes en el mediano plazo. “Yo espero que ojalá antes de cuatro años estemos con nuestro primer paciente CAR-T tratado en Chile”, expresó.