Se dice que el intestino es el “segundo cerebro” de los seres humanos, debido a que contiene más de 100 millones de neuronas que se comunican a través del Sistema Nervioso Entérico. En este lugar, la microbiota juega un rol fundamental en las funciones neurológicas, digestivas, metabólicas e inmunitarias.
El académico de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Talca, José Luis Pino Villalón, explicó que “la microbiota es el cúmulo de microorganismos que viven en el cuerpo, tales como bacterias, virus, levaduras, hongos, entre otros; también es conocida como flora intestinal”.
Estos minúsculos organismos, que comienzan a generarse durante el parto a través del contacto del bebé con la microbiota vaginal de la madre, ayudan al cuerpo a procesar la fibra en el colón y a descomponer los carbohidratos, proteínas y azúcares en nutrientes útiles, entre otras funciones.
“Además, tiene la labor de barrera intestinal, ya que, contiene bacterias que generan componentes que atacan a otras que son patógenas para el cuerpo humano, defendiéndonos de compuestos que podrían ocasionarnos enfermedades”, especificó el doctor en Nutrición y Alimentos.
Añadió que tiene una relación estrecha con todos los sistemas orgánicos del cuerpo humano y que incluso hay estudios que han demostrado que mejora la capacidad cognitiva.
“Una microbiota equilibrada se ha relacionado con efectos positivos en la diabetes, hipertensión, disminución de factores relacionados a depresión y mejora de la comunicación con otras personas. Tiene una inmensidad de relación con la fisiología y la psicología del ser humano”, planteó.
¿Cómo mejorarla?
El nutricionista de la UTalca explicó que las bacterias que se encuentran en la microbiota se alimentan de lo que consumimos, por lo tanto, “aquellos componentes nutricionales que resistan la digestión van a llegar al intestino, y la microbiota las va a fermentar, generando efectos beneficiosos”.
Para mantenerla equilibrada, Pino recomendó aumentar el consumo de fibra dietética, la que se encuentra en frutas, verduras, cereales enteros y legumbres.
“La otra vía para estimular la microbiota intestinal es con los probióticos, que son bacterias vivas que cuando se ingieren tienen un efecto beneficioso en las personas”, detalló.
Éstos están presentes de manera natural en alimentos fermentados tales como el kefir, chucrut, kombucha y miso.
Además, el nutricionista aconsejó evitar el exceso de alimentos altos en grasas saturadas y en carbohidratos simples, “ya que van a ser rápidamente digeridos y absorbidos por el cuerpo humano y no van a llevar ningún tipo de sustrato a la microbiota intestinal, lo que va a generar un desequilibrio en ésta”.