La menor luminosidad, ya sea por la época del año o por la ubicación geográfica, se han relacionado con lo que se conoce como trastorno afectivo estacional, cuadro principalmente de episodios depresivos intensos.
La característica más habitual es que se presenta recurrentemente en algún momento del año, usualmente las estaciones frías y de menos luz, es decir, otoño e invierno. Mucho menos frecuentes son algunos casos relacionados a la primavera o al verano.
El Dr. Claudio Fullerton, psiquiatra de la Clínica Universidad de los Andes, señala que la menor luminosidad podría vincularse a una falla en la regulación cronobiológica, es decir, aquella que se establece a través de los ritmos biológicos del cuerpo. Esto tendría impacto sobre algunas hormonas, como el cortisol y el sistema de orexina, generando entonces sintomatologías de tipo depresivo.
En Chile, no hay datos, pero de acuerdo a algunos estudios a nivel mundial, se afirma que se da en el 1 a 10% de la población.
Su prevalencia está relacionada con la cantidad de luz a la que están expuestas las personas y esta luz varía por la estación y también por la ubicación geográfica del lugar en donde habitan. Entonces, es más usual en zonas que están cercanas a los polos e, inversamente, menos común hacia el trópico.
Características del trastorno afectivo estacional
Para confirmar el diagnóstico, lo más importante es constatar la presencia recurrente de estos episodios depresivos en una época, sobre todo en otoño o invierno.
“Debe darse año a año. Incluso, las personas saben que se van a sentir mal”, plantea el Dr Fullerton, quien agrega que el cuadro es grave, con sintomatología intensa, no son las variaciones simples que se puede tener a veces en cuanto al estado anímico cuando hay algún día con menos luz.
Más del 50% de los pacientes presentan síntomas importantes que se los conoce como de tipo depresivo atípico:
• Mayor somnolencia
• Aumento de apetito con una mayor apetencia por carbohidratos
• Incremento del peso
• Baja importante de la energía, incluso puede haber dificultad para moverse
• Disminución de la actividad social
“Si estos síntomas están interfiriendo con la vida, entonces es necesario acudir a un especialista, principalmente debido a los riesgos que pudiera conllevar. Una depresión puede afectar profundamente lo familiar, laboral, afectivo o social, pero además puede alterar el autocuidado y, en casos severos, llevar incluso a la persona a hacerse daño a sí misma, incluyendo intentos de suicidio. Por lo tanto, es importante siempre tener un cuidado en estos casos”, aclara el psiquiatra.
Tratamiento y prevención
En la actualidad, el tratamiento del trastorno afectivo estacional se ha basado en el uso de medicamentos antidepresivos, como sertralina, fluoxetina y bupropión. “Todo esto se lo ha considerado medianamente efectivo, no totalmente efectivo, como suele ocurrir con los tratamientos para la depresión”, explica el Dr. Fullerton.
También se ha utilizado la luminoterapia, que es el uso de luz brillante a través de lámparas que se han confeccionado específicamente para este trastorno. Pueden utilizarse principalmente en las mañanas por minutos o una hora, momento en que la persona se puede sentar a leer o hacer alguna otra actividad junto a la lámpara para que su luz active los ciclos cronobiológicos del cuerpo. Asimismo, se ha estado ensayando la terapia cognitivo-conductual, un tipo de psicoterapia.
Sobre la prevención del trastorno afectivo estacional, no se ha comprobado aún que el uso, por ejemplo, de melatonina, gomelatina o el mismo bupropión sea útil para evitar el cuadro.
“Es muy importante estar muy alerta a lo que va ocurriendo si uno tiene estos cambios año a año y consultar, no es algo que se debiera dejar pasar”, concluye el especialista.
Fuente: Clínica Universidad de los Andes.