En nuestro país, el cáncer de riñón es el sexto más frecuente, transformándose en uno de los tumores sólidos más comunes. Es una enfermedad que afectado generalmente a hombres en su quinta y sexta década de vida, aun cuando en los últimos años se observa un aumento en el número de pacientes jóvenes y de mujeres.
El Dr. Jorge Díaz, jefe de Urología Oncológica de la Fundación Arturo López Pérez (FALP), explica que “no están claramente establecidas las razones, pero uno podría pensar que se relacionan en cierta forma con las condiciones de vida actuales, con la alimentación y con el tabaquismo, porque es algo que también se ha visto en otro tipo de tumores”.
Los principales factores de riesgo en el cáncer renal son la obesidad, el consumo de tabaco, la hipertensión arterial, antecedentes familiares de la enfermedad y, en algunos casos, síndromes hereditarios.
“Una de las recomendaciones para las personas es mantener un peso adecuado, evitar la obesidad y seguir un régimen de alimentación saludable. Si son fumadores, que dejen de fumar, y si son hipertensos, que mantengan un buen control de su presión arterial”, aconseja el médico.
La detección temprana es crucial
A menudo, este cáncer no presenta síntomas en sus primeras etapas, lo que dificulta su diagnóstico precoz. Algunas señales, como el dolor lumbar, sangre en la orina (hematuria) o una masa palpable en el abdomen, aparecen cuando la patología se encuentra en etapas avanzadas.
“Antiguamente los tumores del riñón se manifestaban por grandes masas en la zona, por dolor y por hematuria, pero con el desarrollo de las imágenes, y con el acceso a ellas, la mayoría de los tumores renales hoy son un hallazgo incidental y, afortunadamente, se detectan en fases tempranas”, dice el especialista.
Ello ha permitido también que se encuentren lesiones mucho más pequeñas y localizadas, que “permiten realizar tratamientos curativos en un porcentaje mucho ma?s importante de pacientes”, agrega.
Si bien no hay un examen de rutina indicado para la detección precoz del cáncer de riñón, el Dr. Díaz señala que las personas a partir de los 40 años con factores de riesgo elevados deberían considerar la realización de una ecografía.
“Es poco invasiva, no tiene un costo muy elevado, y eventualmente permite diagnosticar o sospechar una lesión renal que se puede confirmar luego con un escáner o una resonancia magnética, por ejemplo, o sirve para determinar quiénes deberían estudiarse en forma más profunda”, precisa el Dr. Díaz.
Tratamiento quirúrgico
La cirugía es el principal tratamiento, y se realiza con la intención de curar al paciente. Solo en estadios más avanzados suelen utilizarse la radioterapia, la quimioterapia y la inmunoterapia.
“Hoy se practica una cirugía más bien conservadora, principalmente en los casos de diagnósticos precoces. Es decir, se extirpa solamente una parte del riñón, porque la idea es tratar de conservar el máximo de tejido posible y no tener que quitar el riñón completo o afectar la función renal”, comenta el especialista.
En el abordaje quirúrgico priman las técnicas menos invasivas, como la cirugía laparoscópica y la robótica.
“Los problemas que tiene la cirugía robótica, en Chile y en el mundo, son el acceso y el costo. Nosotros hemos logrado desarrollar modelos de atención mediante la estandarización de procedimientos y la optimización de recursos, lo que ha posibilitado que seamos hoy el centro con mayor volumen de cirugía renal robótica en el país”, plantea el Dr. Díaz.
“Esto nos ha permitido dar solución por esta vía a muchos pacientes de las listas de espera del sistema público, con una menor tasa de complicaciones, un mejor resultado funcional y un regreso a sus actividades mucho más rápido que con otro tipo de cirugía”, concluye.
Fuente: FALP.