Cambio climático y salud pública: una prioridad mundial… ¿Y nacional?

Yasna Palmeiro, integrante de The Lancet Countdown Latinoamérica y asesora del Centro de Comunicación de las Ciencias de la Universidad Autónoma de Chile, comparte el siguiente artículo de opinión sobre los efectos del calentamiento global en la salud de las personas.

“Sin duda, el cambio climático está afectando la forma en que vivimos, incluyendo nuestra salud física y mental. Esto ha sido reconocido en la 77° Asamblea Mundial de Salud, realizada en Ginebra a fines de mayo, donde los estados miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aprobaron el Decimocuarto Programa General de Trabajo, el cual guía el plan estratégico de la OMS para el periodo 2025-2028 y que, por primera vez en la historia, incluye un objetivo relacionado a cambio climático y salud.

La resolución reconoce que el cambio climático es una amenaza para la salud pública y de las personas, y su aprobación implica que los estados miembros, incluyendo Chile, se comprometen a fortalecer la estructura sanitaria global ante los desafíos asociados al cambio climático.

En este sentido, Chile -a través del Ministerio de Salud- asume una gran responsabilidad, que viene aparejada con importantes desafíos adicionales a las actuales problemáticas de acceso, equidad y financiamiento”.

El sistema debe fortalecerse

“Considerando las actuales políticas internacionales en cambio climático, la temperatura global aumentaría en 2.5°C hacia el 2100 en comparación a niveles preindustriales. Esto implica que nuestro sistema de salud tiene que fortalecerse para responder a las necesidades de la población ante un clima cambiante, incluyendo capacidades de prevención y respuesta antes, durante y después de un evento meteorológico extremo como precipitaciones intensas y olas de calor.

Pero, a la misma vez, nuestro sistema de salud genera cantidades significativas de basura, contaminación y gases de efecto invernadero, lo que alimenta el problema inicial, por lo que el giro es a que nuestros sistemas de salud sean sostenibles y bajos en carbono.

Obviamente, esto requiere de recursos económicos y técnicos que permitan una correcta transición, pero también voluntad política y estrategias de largo plazo, que incluyan una mirada intersectorial.

Estos desafíos sin duda son muy complejos, pero al final nos recuerdan que la salud de las personas y las vías de desarrollo para un futuro próspero son el resultado de las decisiones políticas que se tomen hoy… ¿El problema? Estamos contra el reloj”.

Fuente: Universidad Autónoma de Chile.

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