Del 2 al 5 de octubre se efectuará la VIII Jornada Internacional de Trauma Psíquico, organizada por la Asociación Chilena de Estrés Traumático (ACET) y patrocinado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
Con el objetivo de llegar a un mayor público interesado en conocer y formarse en esta temática, el doctor Rodrigo Gillibrand, presidente de la ACET, organiza junto con un sólido comité científico liderado por el doctor Nicolás Rodríguez, el encuentro que se realizará en el Campus Peñalolén de la Universidad Adolfo Ibañez.
El programa del evento incluye una serie de actividades y talleres dictados por especialistas en el tema, como las doctoras Bethany Brand y Debra Kaysen, reconocidas investigadores internacionales en el abordaje del trauma psíquico.
Se desarrollarán simposios sobre psicoterapias basadas en la evidencia para el TEPT, investigaciones nacionales para el tratamiento del estrés traumático, y estrategias terapéuticas culturalmente competentes, entre otros.
Además, se presentarán nuevos tratamientos para el estrés traumático, se discutirán las emociones del trauma y se abordarán las intervenciones en trauma infantil y juvenil. También se explorará la co-ocurrencia de trastornos relacionados al estrés traumático junto a otros trastornos mentales, y se destacará el rol del psicoterapeuta en el tratamiento del trauma.
“El trauma complejo es una cuestión de profunda importancia que requiere atención y acción continuas. Gracias al trabajo incansable de muchos profesionales y organizaciones como la ACET, estamos avanzando hacia un futuro en el que las personas afectadas por esta situación puedan recibir el apoyo y el tratamiento que necesitan para sanar y prosperar”, comenta el Dr. Gillibrand.
Trauma complejo
El trauma complejo se refiere a la exposición prolongada y repetitiva a eventos potencialmente traumáticos, generalmente de naturaleza interpersonal, como abuso físico, emocional o sexual, negligencia y violencia doméstica, que generalmente ocurren en la infancia.
A diferencia del trauma simple, que suele ser un evento aislado como un accidente o un desastre natural, el trauma complejo tiene un impacto profundo y duradero en el desarrollo psicológico y emocional de una persona.
“Es una sombra persistente que acompaña a muchas personas a lo largo de sus vidas y tiene importantes repercusiones en la psicopatología y los trastornos psiquiátricos”, comenta el doctor Rodrigo Gillibrand, académico del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental Oriente de la Universidad de Chile.
“Este tipo de trauma afecta la capacidad de un individuo para regular sus emociones, formar relaciones saludables y mantener una autoestima positiva. En muchos casos, los individuos que han experimentado trauma complejo muestran síntomas más severos y persistentes en comparación con aquellos que han sufrido un trauma único”, agrega el académico, quien además es presidente de la Asociación Chilena de Estrés Traumático (ACET).
Las repercusiones del trauma complejo son variadas. Pueden incluir la aparición y desarrollo de trastornos de ansiedad, depresión y Trastornos de Estrés Postraumático (TEPT), así como sus variantes más severas, como son los trastornos de Estrés Postraumático Complejo (TEPTc), los Disociativos y los de la Personalidad, especialmente el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP).
“La investigación ha mostrado que alrededor del 80% de las personas que presentan un Trastorno Límite de la Personalidad han experimentado algún tipo de evento potencialmente traumático en la infancia. Además, aquellos que presentan un trauma complejo tienen un mayor riesgo de desarrollar problemas de adicción y comportamientos autodestructivos”, puntualiza el doctor Gillibrand.
Necesidad de intervención
Estudios internacionales indican que entre el 30% y el 50% de la población ha experimentado algún tipo de trauma en la infancia, y en una pequeña parte de los casos, llegan a desarrollar traumas complejos. En términos de psicopatología, se estima que el 50% de los adultos con Trastornos de Estrés Postraumático Complejo han sufrido abusos prolongados durante su niñez. Además, un 90% de las personas con trastornos disociativos reportan antecedentes de trauma infantil severo.
“Estos números son alarmantes y subrayan la necesidad de una intervención temprana y efectiva. En Chile, aunque no hay estadísticas exactas, se estima que las cifras son comparables a las internacionales, lo que indica una alta prevalencia de trauma infantil y sus repercusiones a largo plazo”, menciona el profesional.
Fuente: Universidad de Chile.