El envejecimiento de la población traerá consigo enormes desafíos sanitarios, sociales y económicos en las próximas décadas. A medida que las personas viven más, evitar el deterioro físico y la fragilidad que acompañan a la edad se ha convertido en un santo grial, y se prevé que las intervenciones eficaces generen importantes beneficios sociales y económicos.
En un descubrimiento publicado en Nature, un equipo de científicos de la Facultad de Medicina Duke-NUS de Singapur puede haber encontrado una clave para retrasar el envejecimiento.
El equipo demostró en modelos preclínicos que la proteína interleucina-11 (IL-11) promueve activamente el envejecimiento, y que administrar una terapia anti-IL-11 no sólo contrarresta los efectos nocivos del envejecimiento sino que también aumenta la expectativa de vida.
Su descubrimiento tiene el potencial de desempeñar un papel importante en los esfuerzos de los países para ayudar a su población a vivir más años con buena salud.
Dos características clave
En estudios preclínicos, el equipo descubrió que, con la edad, los órganos expresaban niveles crecientes de la proteína IL-11, lo que a su vez promovía la acumulación de grasa en el hígado y el abdomen y reducía la masa y la fuerza muscular, dos condiciones características del envejecimiento humano.
Según los investigadores, estos resultados son los primeros en el mundo que demuestran que la IL-11 es un factor principal en el envejecimiento.
Después de establecer el papel de la IL-11 en el envejecimiento, el equipo demostró que al aplicar una terapia anti-IL-11 en el mismo modelo preclínico el metabolismo mejoraba, pasando de generar grasa blanca a generar grasa marrón beneficiosa. La grasa marrón descompone las moléculas de azúcar y grasa en sangre para ayudar a mantener la temperatura corporal y quemar calorías.
Los investigadores también observaron en su estudio una mejora de la función muscular y una mejor salud en general, así como un aumento de la esperanza de vida de hasta un 25% en ambos géneros.
A diferencia de otros medicamentos que inhiben vías específicas implicadas en el envejecimiento, como la metformina y la rapamicina, la terapia anti-IL-11 bloquea múltiples mecanismos de señalización importantes que se vuelven disfuncionales, ofreciendo protección contra la multimorbilidad por enfermedades cardiometabólicas, la pérdida de masa muscular y fuerza relacionada con la edad, así como la fragilidad.
Descubrimiento transformador
Además de estos cambios observables externamente, la terapia anti-IL-11 también redujo la tasa de acortamiento de los telómeros y preservó la salud de las mitocondrias y su capacidad para generar energía.
“Nuestro objetivo es que algún día la terapia anti-IL-11 se utilice lo más ampliamente posible, para que las personas de todo el mundo puedan llevar una vida más sana durante más tiempo. Sin embargo, esto no es fácil ya que las vías de aprobación de los medicamentos para tratar el envejecimiento no están bien definidas y recaudar fondos para realizar ensayos clínicos en esta área es un gran desafío”, planteó el autor principal, el Dr. Stuart Cook, profesor de Medicina Cardiovascular de la Fundación Tanoto en el Centro Médico Académico SingHealth Duke-NUS.
“Este descubrimiento podría ser transformador, permitiendo a los adultos mayores prolongar un envejecimiento saludable, reduciendo la fragilidad y el riesgo de caídas y mejorando la salud cardiometabólica”, resaltó el profesor Thomas Coffman, decano de Duke-NUS.