Investigadores del Instituto Garvan de Investigación Médica han descubierto cómo el cáncer de páncreas secuestra un «interruptor» metabólico crucial para facilitar su propagación, revelando una posible nueva estrategia de tratamiento para esta enfermedad altamente agresiva.
El estudio, publicado en Science Advances, identificó la molécula neuropéptido Y (NPY) como un impulsor clave de la metástasis del cáncer de páncreas, el proceso por el cual el cáncer se propaga a otros órganos.
«El NPY es una molécula de señalización conocida por su función en la regulación del metabolismo, el apetito y la saciedad. Descubrimos que el NPY es significativamente mayor en las células de cáncer de páncreas que en el tejido sano», afirmó el Dr. David Herrmann, autor principal del estudio y líder del grupo en Garvan.
Al bloquear la función del NPY en modelos murinos, descubrimos que podíamos reducir sustancialmente la propagación del cáncer de páncreas al hígado, el sitio de metástasis más común en pacientes. Estos hallazgos preliminares revelan que esta molécula es un objetivo prometedor para futuras investigaciones en el cáncer de páncreas.
Cómo frenar el cáncer de páncreas
El cáncer de páncreas es uno de los tipos de cáncer más mortales, con una tasa de supervivencia promedio a cinco años de tan solo el 13 %. Más del 80 % de los pacientes son diagnosticados en una etapa avanzada, cuando la cirugía ya no es una opción. Dado que la metástasis es un factor importante en la mortalidad de la enfermedad, es crucial desarrollar tratamientos que puedan prevenir su propagación.
«Nuestra investigación muestra que el cáncer de páncreas secuestra una molécula conocida por regular procesos fisiológicos, como la ingesta de alimentos y el equilibrio energético, y la utiliza para promover su propia propagación», afirmó la primera autora, la Dra. Cecilia Chambers, quien completó el estudio como investigadora de doctorado en Garvan.
«Al bloquear esta molécula, podríamos ralentizar el movimiento de las células del cáncer pancreático y el crecimiento metastásico en el hígado, limitando así la propagación del cáncer», destacó.
Este estudio representa la primera vez que se investiga el papel del NPY en la metástasis del cáncer de páncreas, basándose en investigaciones anteriores que vincularon la molécula con la progresión del cáncer de mama, próstata y neuroblastoma.
Sorprendentemente, además del efecto antimetastásico observado, el bloqueo del NPY también ayudó a reducir la pérdida de masa muscular y grasa (caquexia) que suele acompañar a la progresión del cáncer. Este beneficio adicional para mantener la masa muscular y grasa podría ser crucial para que los pacientes toleren la quimioterapia y otros tratamientos, afirma el Dr. David Herrmann, autor principal del estudio y líder del grupo en Garvan.
Nuevas vías para el tratamiento personalizado
Estos hallazgos podrían allanar el camino para tratamientos más específicos, explica el profesor Paul Timpson, jefe del Laboratorio de Invasión y Metástasis de Garvan.
«Encontramos niveles particularmente altos de NPY en cánceres de páncreas altamente agresivos y metastásicos. Esto sugiere que bloquear el NPY podría ser un tratamiento personalizado eficaz para este subgrupo de pacientes, así como para quienes experimentan una pérdida de peso severa debido al cáncer», afirmó.
Tras sus prometedores hallazgos, los investigadores desarrollaron un anticuerpo diseñado para neutralizar el efecto del NPY en el cáncer, que ahora están probando en modelos de ratones y en tejidos donados por pacientes con cáncer de páncreas.
Avanzando hacia los ensayos clínicos
Si bien el estudio proporciona evidencia preliminar de que inhibir el NPY puede reducir la propagación del cáncer y reducir la pérdida de peso, el equipo de investigación ahora está trabajando para optimizar cómo esta estrategia podría combinarse con los tratamientos existentes.
«Uno de nuestros próximos pasos es perfeccionar cómo utilizamos este enfoque en combinación con la quimioterapia», destacó el Dr. Herrmann.
Cada vez hay más evidencia de que el momento oportuno es crucial; por lo tanto, es importante determinar si la inhibición de NPY es más efectiva cuando se introduce antes o después de la quimioterapia. Comprender esto será clave para traducir nuestros hallazgos en ensayos clínicos y, en última instancia, para mejorar los resultados de esta enfermedad.