En la continua evolución de la medicina personalizada, un nuevo estudio de Yale ha encontrado evidencia que apoya el valor de una herramienta que mide la presencia de moléculas derivadas del cáncer en la sangre de pacientes con cáncer de pulmón años después de su tratamiento.
Esta herramienta es un tipo de detector de enfermedad molecular residual (ERM) que se utiliza después de que los pacientes hayan completado su tratamiento primario para monitorear su estado oncológico. Los investigadores afirman que podría orientar la intervención clínica, incluyendo la decisión de reiniciar o intensificar el tratamiento.
«La detección de la ERM es el futuro, ya que nos permite monitorear a los pacientes en tiempo real», afirmó el Dr. Roy Herbst, primer autor del estudio, subdirector del Centro Oncológico de Yale y jefe de oncología médica y hematología de la Facultad de Medicina de Yale, agregando que «los datos son contundentes y nos entusiasma que nuestro enfoque pueda incorporarse en futuros estudios».
Los hallazgos del estudio, publicados en Nature Medicine, se basaron en pacientes del ensayo clínico ADAURA de la terapia dirigida osimertinib para pacientes con cáncer de pulmón de células no pequeñas (CPCNP) con mutaciones activadas por el factor de crecimiento epidérmico (EGFR).
Los resultados del ensayo ADAURA mostraron un beneficio significativo en la supervivencia libre de enfermedad con osimertinib, en comparación con placebo, lo que lo convierte en el estándar de tratamiento recomendado para pacientes hasta tres años después de la cirugía.
«Sabemos que los pacientes se beneficiaron del osimertinib en el ensayo ADAURA, pero queremos saber si se curan o si su cáncer regresará», dijo Herbst, quien también es decano adjunto de investigación traslacional en la Facultad de Medicina de Yale.
La detección de la EMR es un enfoque más personalizado para pacientes con mutaciones del EGFR en el contexto adyuvante [después de completar el tratamiento primario], y ahora comprendemos en qué momento los pacientes comienzan a beneficiarse y cómo podemos orientar su terapia con mayor precisión.
Como se indica en la discusión del estudio, si la EMR resulta válida para fines clínicos, podría mejorar los resultados al identificar a pacientes de alto riesgo que podrían beneficiarse de intensificar o reiniciar el tratamiento. A la inversa, la EMR también podría identificar a pacientes con bajo riesgo de recurrencia, posiblemente evitándoles la necesidad de tratamiento adicional y las consiguientes toxicidades farmacológicas.